Chicote se vuelve a enfundar la chaquetilla

SPC
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El reconocido chef regresa el jueves a La Sexta con una nueva temporada de 'Pesadilla en la cocina' en la que intentará sacar a flote restaurantes que dejan mucho que desear

El cocinero ha visitado ya cerca de un centenar de negocios desde el estreno del programa. - Foto: Roberto Garver

Alberto Chicote ya afila sus cuchillos para poner de vuelta y media los restaurantes más polémicos. Las situaciones de tensión extrema y la lucha por el mando serán los mayores desafíos a los que tendrá que enfrentarse en La Sexta a partir del próximo jueves, a las 22,30 horas, en la octava temporada de Pesadilla en la cocina, cuando el formato cumple 10 años de historia y éxito.

Durante esta década de emisión, el espacio se ha convertido en uno de los grandes puntales del entretenimiento de la cadena de Atresmedia. En 2012, Chicote se enfundó por primera vez una de sus ya míticas chaquetillas y, desde entonces, el chef y su equipo han visitado casi un centenar de locales, a los que han ayudado e intentado salvar de las situaciones más extremas con consejos gastronómicos, empresariales y personales. Durante estos años, el presentador y cocinero ha tirado de perseverancia, paciencia y tenacidad para hacer frente a los obstáculos que se le han presentado. Y es que, Chicote no solo ha puesto su dilatada experiencia en manos de los protagonistas, también se ha abierto en canal en las situaciones más complicadas, mostrando su cercanía e implicación con cada caso.

Ahora, el chef vuelve a la carga con una nueva entrega en la que los espectadores podrán ser testigos de algunos de los escenarios más duros vividos hasta el momento, porque deberá lidiar con la nefasta organización en muchos de los restaurantes, con el terrible carácter de algunos hosteleros y con platos de dudosa calidad y fatídica ejecución, razón por la que sacará su lado más perseverante y por la que no cejará en el empeño de hacer hasta lo imposible por salvar a los fogones para los que Pesadilla en la cocina es su última oportunidad.

Tampoco faltará la ya habitual suciedad mugrienta con capas de grasa acumuladas desde hace semanas, acompañadas por todo tipo de bichos que campan a sus anchas por más de un local. Chicote hará acopio de buenas dosis de paciencia con dueños, camareros y cocineros hostiles, desorientados y desbordados por unas deudas que pueden llegar a hacer que sus negocios echen el cierre por siempre.

Además, en esta temporada, problemas sociales como el desempleo, la jubilación o el maltrato, entre otros, serán tan protagonistas como los propios empleados y mantendrán los sentimientos a flor de piel a lo largo de toda la edición.

Primera parada

 Cualquier tiempo pasado fue mejor. Esa es la máxima de José Antonio, un cocinero que conoció el éxito y los premios con su antiguo restaurante, Colosseum, pero que acude a Alberto Chicote acuciado por los problemas de su nuevo negocio: Il fogón della Toscana. 

Pesadilla en la cocina inaugura temporada viajando a la localidad de Viladecans (Barcelona), en la que se encuentra este local de cocina italiana regentado por una familia gitana. Un negocio que alardea de buena comida, pero cuya mala organización y pésimo servicio han hecho que acumule una deuda que podría obligarle a cerrar definitivamente sus puertas.

Capitaneado por José Antonio, un cocinero curtido cuyas pizzas eran famosas pero que ya no consiguen el mismo efecto entre los clientes, y su mujer Remedios, en Il fogón della Toscana reinan los gritos, vuelan los platos y las cuentas no salen. La carta está desactualizada, los electrodomésticos estropeados y hay escasez de materia prima, a lo que se le suma que los bichos están a la orden del día y, en ocasiones, a la vista de los comensales. 

José Antonio culpa a sus empleados y los tacha de poco profesionales, pero él mismo no cumple con sus tareas como dueño. Durante los servicios los clientes devuelven la comida y los empleados abandonan el local ante la frustración de unos dueños que no logran ponerse de acuerdo. Chicote intentará poner fin a una situación insostenible que puede hacer tambalear los cimientos tanto del local como de la familia.

Diez años de un éxito

A lo largo de sus 10 años de vida, Pesadilla en la cocina ha contado siempre con un gran seguimiento por parte de la audiencia, acumulando más de 37,2 millones de espectadores únicos en su historia. 

Una década en la que ha recorrido toda la geografía española, en un intenso viaje desde Madrid a Galicia, pasando por el archipiélago canario o la ciudad de Melilla, entre otras. En todas sus paradas, ya hayan sido pequeñas aldeas, pueblos pintorescos o grandes ciudades, el programa ha visitado restaurantes con todo tipo de ofertas gastronómicas, desde aquellos que ofrecían la comida típica de la región en la que se encontraban, tales como tabernas andaluzas, restaurantes extremeños o posadas gallegas, a los que se decantaban por una carta más internacional, con los locales de comida hindú o tailandesa, pasando por conceptos tan diversos, como un chiringuito en la playa, a una tetería o un food truck. Sin olvidarse de viajar fuera de las fronteras, con destinos como Miami, Hamburgo o Utrecht. 

El camino no ha sido fácil ni ha estado exento de dificultades. Pesadilla en la cocina trabaja con material sensible: el sustento de familias, los sentimientos de sus protagonistas, las frustraciones o las dudas. Eso conlleva una enorme responsabilidad, debido a que, en la mayor parte de las ocasiones, se trata de la última oportunidad de los restaurantes de seguir a flote. Un ahora o nunca en el que darlo todo. 

Poder ayudar a restaurantes que lo necesitan dándoles las herramientas necesarias ha sido siempre la finalidad principal del chef y del programa. A lo largo de los años, el componente humano ha ido ganando terreno y ha dejado ver a un Alberto Chicote completamente entregado y comprometido hasta la médula, no solo con los problemas económicos y gastronómicos de los restaurantes, sino también con las dificultades personales de los protagonistas.