Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Las cuentas del Rey

28/04/2022

D. Felipe decidió hace tiempo poner sus cuentas negro sobre blanco, y así se lo comunicó al gobierno y, más recientemente, al nuevo líder de la oposición. En un ejercicio de transparencia, ha hecho públicos sus ingresos, depósitos y acciones, y el valor de su patrimonio personal que incluye algunas joyas y obras de arte. Todo lo demás, incluidas sus residencias, son Patrimonio del Estado.

Este martes, por iniciativa del Rey, el Consejo de Ministros ha aprobado el Real Decreto que regula la estructura de la Casa del Rey. Recoge, entre otros artículos, el control y supervisión del Tribunal de Cuentas de todo lo relacionado con la Casa.

Un ejercicio de claridad que honra a D. Felipe y que tendría que hacer reflexionar al gobierno, que presume de transparencia pero que escamotea los datos cada vez que le piden detalles sobre sobre los gastos cargados a los presupuestos del Estado. Si los presidentes anteriores trataron de cumplir con lo que exige la ley, desde el momento en que tomó posesión de su cargo Pedro Sánchez ha hecho uso indiscriminado de fondos públicos y del patrimonio del Estado sin ofrecer ningún tipo de información. Alega Moncloa que son datos que se deben mantener secretos por razones de seguridad y para preservar la privacidad del presidente. Algo, seguridad y privacidad, que se garantizó a presidentes anteriores sin necesidad de hurtar a los ciudadanos la información a la que obliga la ley de Transparencia.

Conocemos prácticamente todo lo relacionado con la Familia Real, excepto el destino de las vacaciones privadas que se toman dos o tres veces del año. Que pagan de su bolsillo, aunque el Estado pone a su disposición el servicio de seguridad. Sin embargo, en esta etapa de gobierno de coalición hemos visto uso desmedido de residencias estatales por parte del presidente, familia y amigos, y el uso también de aviones oficiales para viajes personales que han generado gastos al Estado y que nunca antes habían utilizado miembros del gobierno para asuntos particulares. Felipe González hizo uso del yate Azor en sus primeras vacaciones presidenciales, y Alfonso Guerra utilizó inapropiadamente un falcon para acudir a una corrida de toros. Errores, ambos, que nunca repitieron. Su gobierno, socialista, asumió la transparencia, como hicieron sus sucesores. Felipe González, antes de abandonar Moncloa, hizo un inventario minucioso de los miles de regalos recibidos durante sus 14 años presidenciales … porque no los consideraba regalos personales.

Ese comportamiento se ha venido abajo con un gobierno de partidos que presumían de austeridad, de transparencia y de diferenciar lo público de lo privado.

El ejercicio que ha hecho el Rey Felipe debería ser un toque de atención sobre cómo se debe hacer uso del patrimonio de todos los españoles, pero Sánchez no tomará buena nota: alegando seguridad -más la necesitaban los presidentes que gobernaron en los años de plomo- utiliza los bienes patrimoniales como si fueran suyos … y además oculta su uso.