El reto de acceder a la universidad pasados los 30

M.Rodríguez
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El programa municipal de aprendizaje a lo largo de la vida ofrece cursos de preparación para los adultos que no concluyeron los estudios obligatorios y ahora quieren matricularse en algún grado

080223JT_0157.JPG - Foto: Jonathan Tajes

María José, Elisa, Asunción, Nacho y Vidal decidieron volver a estudiar después de los 40. Todos tienen en común que en su momento, por diversos motivos, no pudieron concluir los estudios obligatorios para acceder a la Universidad. Pero la ilusión no desapareció y han aplicado la premisa de que nunca es tarde para cumplir el sueño de conseguir una titulación superior.

El sistema de acceso universitario español permite que los mayores de 45 años, que no puedan acreditar experiencia profesional, ni posean titulación académica, puedan hacer una prueba de acceso adaptada para matricularse en cualquier titulación. Un examen que requiere de una preparación previa para poner al día los conocimientos de los futuros universitarios.

Un reto que no es fácil y que ayudan a preparar desde el programa municipal de aprendizaje a lo largo de la vida. Los cinco han pasado por sus aulas y están encantados con la experiencia.

María José Gómez (59 años) preparó la prueba en 2018 y ese mismo año aprobó y se matriculó en Educación Social, donde se graduó en junio de 2022. Y ya está trabajando como educadora en el proyecto de Pajarillos Educada. Pero llegar a este punto ha sido complejo. María José tuvo que dejar sus estudios en 2º de BUP porque tuvo que ponerse a trabajar. Eso truncó su sueño de ir a la Universidad y de ser maestra: «Lo tenía muy claro», recalca. Y pasados los años, conoció el programa de preparación de acceso a la universidad de la Federación de Colectivos de Educación de Personas Adultas de Valladolid (Fecav) y decidió cumplir su sueño. «Volver a estudiar me gustó mucho. Pensé que me iba a costar más, pero como estaba tan ilusionada todo fue rodado, aunque hay que trabajar mucho», comenta. Eso sí, en el camino cambió de vocación y está encantada.

Asunción Ferreras (50 años) aprobó el acceso de mayores de 45 años el año pasado y se matriculó en Historia del Arte en la Uned para poder compatibilizarlo con el trabajo. Ella también dejó sus estudios en 2º de BUP, pero decidió retomar los estudios porque quería la titulación para poder opositar. «Llevaba 20 años sin tocar un libro, pero tenía mucha motivación y con mucho trabajo conseguí aprobar», recalca. 

Esa motivación y el esfuerzo personal de compatibilizar estudios, trabajo y familia es un nexo común entre todos. Nacho Múñoz (47 años) ha tenido que pedir este año un excedencia en su trabajo para poder afrontar el trabajo de fin de grado de Nutrición.  Él había estudiado la rama de electrónica de FP1, pero en 2018 decidió que quería estudiar Nutrición. Dicho y hecho porque aprobó el acceso y acaba de concluir el grado. «Estudié muchas horas, pero si peleas por algo que te gusta vas viendo la luz», asegura. 

El más veterano de todos es Vidal Múñoz (66 años), que se ha matriculado este año en el curso de acceso. Él explica que dejó de estudiar en 1976, cuando había cursado el Bachiller Superior, pero no pudo realizar la prueba de acceso a la Universidad. Ahora, que ya está jubilado, ha decidido volver a estudiar. «La motivación es distinta a la de mis compañeros, pero estoy encantando porque me gusta el método que aplican en las clases y el buen ambiente que hay te rejuvenece». .

Ese buen ambiente y los vínculos que se generan entre los alumnos es lo que destaca Isabel Andrade, profesora de comentario de texto, uno de los dos ejercicios de los que consta la prueba de acceso. El otro es el desarrollo de un tema general de actualidad, y un examen de lengua castellana.

Un poco más compleja es la prueba de acceso para mayores de 25 años, ya que en este caso se suma un examen de una lengua extranjera. Y es la que se está preparando Adrián Jiménez (30 años), el más joven del grupo.  Él dejó los estudios a los 17 años y solo pudo concluir el graduado. «Después hice una PCPI de soldadura y hostelería, pero ahora quiero aprobar el acceso para poder estudiar Filosofía», detalla. Ya lo intentó el año pasado, pero por problemas de salud no pudo, y este año está convencido de que lo logrará. «Me encanta el curso, y sobre todo el comentario de texto. Leo todos los días el periódico y eso también me hace estar informado y conocer distintas opiniones», recalca.

El sistema. Este curso se distribuye en 12 horas de clase semanales y cada día se imparte una asignatura de las cuatro que tienen que preparar. Y para adaptarse a las necesidades de los alumnos, condicionadas por los horarios laborales o familiares, ofrecen  clases presenciales y semipresenciales. Este año hay matriculados 17 alumnos en la primera opción y 28 en la segunda. «Hasta este año preparábamos el acceso de Geografía, Historia y Biología, pero este año ha bajado la demanda y solo se hace de Biología», detalla Andrade. Una opción que, apunta, están demandando mucho auxiliares de clínica para poder promocionar en Sacyl.

Tanto la profesora como la presidenta de Feacav, Elvira de Rosales, muestran su admiración por estas personas que dan el paso de volver a estudiar y animan a todos los que tengan la espina clavada a que lo intenten. Y apuntan que normalmente más del 65% de los que se examinan consiguen superar la prueba de acceso. Un mérito que no solo lleva a poder estudiar un grado universitarios sino que implica toda una prueba de superación personal.