Las mascotas también tienen su cementerio

M. Rodríguez
-

En Villabrágima está abierta desde hace varios años la única necrópolis para animales domésticos que existe en la Comunidad

Un hombre recuerda a su mascota en el cementerio para animales de Villabrágima. - Foto: Jonathan Tajes

En Valladolid cada vez más personas tiene animales de compañía, incluso algunas estadísticas apuntan a que hay más perros que niños. Y en muchos casos estas mascotas se convierten en uno más de la familia. Por eso cuando fallecen o llega el momento de sacrificarlos se plantean el dilema de qué hacer con sus restos.

Hasta ahora la apuesta más habitual era recurrir a la cremación. Un servicio que se presta en el depósito canino del Ayuntamiento de Valladolid, aunque también existe oferta privada. Pero desde hace varios años los propietarios de estos animales pueden optar por darles sepultura en el primer cementerio para mascotas de la Comunidad, que está en Villabrágima. «Decidimos ponerlo en marcha porque aquí solo existía la opcion de la incineración y nos parecía importante poder enterrar las mascostas y tener un lugar para recordarlas», explica David Lago, promotor de la idea junto a Cristina, su mujer.  Él es auxiliar técnico veterinario y adiestrador canino, mientras que ella es peluquera canina y criadora.

Eso los motivó primero a poner en marcha y  gestionar la residencia canina y felina en el mismo municipio vallisoletano, además de dedicarse la cría de  razas como la de los Labrador Retriever y los Jack Russel Terrier. Y de esa experiencia nació la idea de poner en marcha el cementerio. «No hay nada parecido en Castilla y León, y hay muy poco también en España». Y viendo ese nicho decidieron ofrecer este servicio funerario para perros, gatos, mascotas pequeñas y caballos, pero no se pueden enterrar animales de granja.

Varias tumbas en el cementerio para mascotas de Villabrágima.
Varias tumbas en el cementerio para mascotas de Villabrágima. - Foto: Jonathan Tajes
El cementerio está en una parcela de 3.000 metros cuadrados, donde ya están enterradas 22 mascotas. Cada tumba tienen su lápida y su inscripción, pero además se ofrece la posibilidad del enterramiento colectivo, que es más económico. «Se nota el cambio de mentalidad y cada vez más se apuesta por enterrar los restos».