El bastón del alcalde y el brigadier Naneti

Jesús Anta
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Desde los años 90, los alcaldes de Valladolid portan un bastón del siglo XIX comprado a un coleccionista madrileño especializado en objetos militares, por un importe de 350.000 pesetas

El bastón del alcalde y el brigadier Naneti - Foto: Jonathan Tajes

Vení a la casa del concejo, y recibida la posesión de la vara haréis en la causa misma averiguaciones», le dijo el escribano a don Pedro Crespo, cuya hija Isabel había sido ultrajada por un militar de familia nobiliaria. Salió Crespo de la casa consistorial convertido en alcalde y le dice a Isabel: «Hija, ya tenéis el padre alcalde; él os guardará justicia». Y ni corto ni perezoso, Crespo mandó prender al militar y le ajustició dándole garrote. Así se las gastaban en el Siglo de Oro las autoridades, tal como escribió Calderón de la Barca en la famosa obra ‘El alcalde de Zamalea’.

La vara o bastón invistió a Pedro Crespo de una autoridad que le llevó a poder administrar justicia. Y hasta ahora, aunque no con esas ínfulas propias de siglos pasados.

En la actualidad, una vez que el alcalde o alcaldesa ha sido elegido, y jurado o prometido su cargo, recibe la vara que muestra al público como símbolo de poder. Un bastón que portará en los actos más solemnes en los que el alcalde muestra toda su autoridad.

Los bastones de alcalde son una representación del poder municipal. Se usan en muchos países tanto europeos como latinoamericanos. El origen de este símbolo se remonta a la Edad Media aunque hay antecedentes incluso prerromanos. Se fue consolidando como vara de la justicia pues en realidad los justicias o los alcaldes lo utilizaban  para medir. Es decir, para resolver conflictos por las lindes  o para medir superficies y construcciones, pues la vara era una unidad de medida cuya longitud variaba según ciudades y regiones. Viene esto de la España musulmana, y de la palabra ‘al kadí’: juez que resolvía los litigios entre los ciudadanos que habitaban en su territorio.

No obstante, el bastón también se utiliza por otras instituciones, como son el ejército y la judicatura.

Y como no puede ser menos, los alcaldes de Valladolid también exhiben el bastón en su toma de posesión y en cuantas solemnidades representan al Ayuntamiento. Hasta 1992, los alcaldes llevaban uno que ya estaba inventariado en la década de 1930. Pero desde los 90 portan uno que tiene tras de sí una curiosa historia.

Es una pieza del siglo XIX que compró el Ayuntamiento a un coleccionista madrileño especializado en objetos militares, por un importe de 350.000 pesetas.

Aquella compra no fue una decisión caprichosa de la corporación municipal, entonces presidida por el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, pues en realidad el bastón decimonónico lo había mandado hacer el Ayuntamiento para regalárselo a un destacado militar: el brigadier Francisco Javier Naneti. 

El brigadier sirvió en el Regimiento Provincial de Valladolid, ciudad donde enraizó y en la que era muy apreciado. Algunas crónicas de la época le describen como una persona simpática que no podía faltar en ninguna fiesta de la alta sociedad. También participó en las guerras carlistas y fue destacado militar en el levantamiento de 1868 que destronó a  la reina Isabel II (conocido como la Gloriosa) y que dio paso al llamado  Sexenio Democrático.

La fotografía que se muestra se corresponde con el retrato de Tomás Rodríguez Bolaños portando el bastón actual. Está colgado en la Casa Consistorial y fue pintado por el artista vallisoletano Félix Cano, cuya obra aborda principalmente la figuración humana en ambientes cotidianos.