La factura psicológica de la covid dispara las bajas laborales

David Alonso
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El número de incapacidades por contingencias comunes se dispara un 10% hasta noviembre y supera con creces las cifras prepandemia, mientras que las profesionales casi se duplican

Imagen de recurso de una persona de baja. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Castilla y León ha vivido un notable repunte de las bajas laborales durante el pasado año, llegando a superar con creces los datos prepandemia. Casi 287.000 procesos de incapacidad temporal se iniciaron durante los once primeros meses del 2022, de las que 215.489 era por contingencias comunes –una alteración de la salud que no tiene condición de accidente de trabajo–, otras 52.386 eran de carácter profesional, y 20.438 correspondían a los autónomos, según los datos que maneja el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Por poner en contexto, durante todo el 2019, el número de bajas fue de 243.000, un veinte por ciento menos que en 2022. Y eso que los números del pasado ejercicio significan solo a los once primeros meses.

No obstante, existen notables diferencias entre los repuntes de bajas laborales en Castilla y León. Mientras que las del colectivo de los autónomos apenas han variado –de hecho han mermado un 0,5 por ciento–, en las contingencias comunes la variación respecto al 2019 es del trece por ciento, con 25.000 más este año. Es en las contingencias profesionales –accidente laboral y la enfermedad profesional– donde se ha producido una verdadera explosión de casos. Se ha pasado de los 32.251 de antes de la pandemia a más de 52.000 entre enero y noviembre de 2022. Diferencia que supera el sesenta por ciento, y que va en consonancia con las alertas enviadas por los sindicatos ante el repunte de accidentes laborales.

Una realidad numérica detrás de la que se esconden múltiples factores que están multiplicando las bajas laborales. «Estamos viviendo las consecuencias de la factura mental y laboral que la ha pandemia ha tenido en los trabajadores», resume el secretario de Acción Sindical y Negociación Colectiva de CCOO en la Comunidad, que cree que la «mala organización laboral» y la «mala evaluación psicosocial» por parte de las empresas están desembocando en estas cifras. Teoría que también suscribe la secretaría de Salud Laboral de la UGT regional, Mari Fé Muñiz, que añade como «las empresas no se han reforzado tras la pandemia y ahora los trabajadores son los que están pagando las consecuencias».

Resaca psicológica de la covid-19, recuperación total de la economía y vuelta de enfermedades estacionales que la mascarilla había aislado están, según ambos sindicalistas, detrás del repunte de incapacidades temporales. Variables que apuntan al colectivo sanitario, y no ocultan el «impacto» que está teniendo en las plantillas la cifra de incapacidades, en muchos casos por estrés o ansiedad tras tres largos años de lucha contra la covid-19. No obstante, el resto de sectores también están engordando sus datos: «Ahora hay mucha más gente trabajando, y muchas de las actividades económicas en Castilla y León son de un gran aspecto físico».

Fraile y Muñiz reconocen a este periódico que «son conscientes» del aumento de casos, e instan a la patronal a vigilar muy de cerca la salud mental de los trabajadores. Desde CCOO, Fernando Fraile introduce otra variable, relacionada con la atención sanitaria, y avisa que los problemas con la «atención deficitaria» están alargando las bajas. «Si un médico tarda en verte más tiempo, el alta tarda más tiempo en llegarte». «Estamos viendo muchas contingencias comunes que deberían ser profesionales porque están directamente relacionadas por no se reconocen como tal», denuncia por su parte la ugetista, que apuesta por esperar a que se conozcan los datos del año completo para tener una visión real de la dimensión del repunte de incapacidades temporales en Castilla y León.