Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Lecciones

05/12/2019

Ayer, día de Santa Bárbara, patrona de la minería, de la que sólo nos acordamos cuando truena, objeto de celebración en numerosas localidades de las que vivían del carbón con misas y homenajes a los mineros. Ahora, un año justo de la entrada en vigor de la famosa 2010/787/UE que sepultó el carbón para siempre, ayer justo 20 años del final del encierro más largo de la historia, cuando cinco trabajadores del Grupo María de Caboalles estuvieron bajo tierra desde el 30 de septiembre hasta el día de la patrona.
Ya no quedan mineros. Hace 30 años, 46.000. Y ese sabor agridulce de que todos hemos perdido. El acuerdo de octubre del 2018 para una transición justa sigue siendo un «desideratum». Cubillos, Páramos del Sil, la Robla, Velilla. Esta es una oportunidad excelente para acreditar que algo hemos aprendido en este proceso. 
Los últimos veinte o treinta años, en efecto, sirven para acreditar que si el resultado de la reconversión de la minería es el que vemos, el camino no es correcto. Y la alternativa energética que nuestra Comunidad puede capitanear, sin duda, es una ventana de oportunidad, un factor diferencial verde y ecológico en línea con la opinión dominante a cerca de las consecuencias del cambio climático y la reversión energética. Naturgy arrancó el martes La Robla porque necesitan kilowatios (que están caros) y hay que quemar el carbón almacenado. Pero es algo episódico.
Parece que Iberdrola tiene un plan para su térmica de Velilla que implica instalación de energía eólica, reasignación de los empleos de la vieja térmica y planes de crecimiento. De confirmarse, estaríamos ante oportunidades nuevas en espacios naturales de la potencia de los de la montaña palentina. Acuerdo, consenso, luces largas. Que Santa Bárbara nos ilumine para acordarnos de ella antes del trueno.