Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


Solo debe quedar uno: Villanubla

17/09/2022

No seré yo quien defienda los quiméricos planteamientos de las organizaciones ecologistas. Por supuesto que no soy socio benefactor de ninguna, ni tan siquiera un mero simpatizante de muchas de sus tesis, pero he de admitir que lo de Greenpeace y los aeropuertos de Castilla y León está cargado de una doble lógica que tendría que conducir a ciertas autoridades hacia la única decisión coherente en estos convulsos tiempos de crisis económica, mesura energética, inflación y euríbor.
Solo debe queda un aeropuerto y, con las cifras en la mano, ese no puede ser otro que el de Valladolid. Villanubla es el único de los cuatro que supera la cifra mínima de 100.000 viajeros anuales que fija la Unión Europea como la cantidad necesaria para garantizar la viabilidad de un aeropuerto comercial, sin el sostén de las ayudas públicas, que es lo que pasa con los otros tres: en 2019 –último año 'normal' a la espera de los números con que se cierre este 2022–, León solo registró 66.000 viajeros, mientras que Salamanca y Burgos se quedaron en 18.000 cada uno.
Greenpeace ponía el acento en la cuenta de resultados económicos de las terminales de León y Burgos, recordando que aerolíneas como Air Nostrum solo mantienen sus vuelos en estos aeropuertos gracias a contundentes subvenciones públicas de consorcios para la promoción del turismo que no hacen más que sostener artificialmente conexiones que son absolutamente deficitarias.
La propia Junta de Castilla y León cortó el grifo a esta política de subvenciones por los malos resultados de cuatro aeropuertos que, para colmo, se sitúan en un radio de apenas 300 kilómetros.
Es que ni las cifras de viajeros de Villanubla fueron capaces de soportar los numerosos vuelos (nacionales e internacionales) que llegó a acumular Villanubla hace no tanto: Londres, Bruselas, Bérgamo, Düsseldorf, Barcelona, Sevilla...
La organización ecologista usaba también la lógica energética para censurar vuelos de corta distancia como los que hay en muchos de estos aeropuertos subvencionados. Y sin olvidar, claro, los de los jets privados o las aeronaves de los equipos de fútbol que, como el Real Madrid y el Atleti, han llegado a viajar a Valladolid en avión, cuando el AVE les trae en poco más  de una hora.