Las empresas del piñón están en una situación crítica

R.G.R
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Las plagas de procesionaria y chinche americana encadenan una nueva temporada sin piñas en la zona sureste de la provincia. La Asociación Forestal reclama un esfuerzo para realizar tratamientos

Las empresas del piñón están en una situación crítica

Cuatro año sin casi piñas en la provincia de Valladolid. El sector está disminuido y los pocos empresarios que todavía aguantan el tirón ven cómo suman pérdidas ante el efecto de la procesionaria y la plaga del chinche americana que han mermado en gran medida las posibilidades de negocio. La campaña acaba de terminar. Las piñas estaban vacías y el sector no tendrá más remedio que apretarse el cinturón ante negocios que agonizan. 

 El ciclo de los pinos para dar fruto se prolonga durante tres años y el golpe de gracia llegó en el mes de octubre, ya que ha sido el tercer año consecutivo con los pinares sin piñas. El efecto de la chinche americana continúa haciendo mella y los ‘pineros’ de la provincia ven con  resignación cómo sus negocios se hunden y sus ya maltrechas economías se tambalean. El sector está pasando por una crisis que no se recuerda y cada vez son menos las pymes y los autónomos que aguantan el tirón. 

Tanto los empresarios como la Asociación Forestal de Valladolid tienen claro que sin la ayuda de las administaciones en la elaboración de un plan para realizar tratamientos en las zonas de pinar de la provincia no será posible que el sector salga adelante. 

Los primero síntomas dentro de los pinares vallisoletanos de falta de piñones se detectaron a partir del año 2012.  Desde ese momento, los pinares han sufrido una constante pérdida de frutos hasta quedarse prácticamente en nada, tal y como ocurrió el año pasado y también sucederá en la presente campaña. «Es algo muy preocupante porque está acabando con el negocio de todo el sector debido a la falta de tratamiento de los montes públicos y privados», avanza Jesús Alberto del Río, de la Asociación Forestal.   

70.000 hectáreas de pinar. La provincia de Valladolid cuenta con unas 70.000 hectáreas de pinares y este año se ha podido trabajar solo en unas zonas muy focalizadas. «Al menos hemos podido trabajar porque pensábamos que ni siquiera íbamos a poder meter las máquinas», resaltan desde la asociación. ?

Del Río apunta que actualmente quedan en la provincia unas 40 empresas relacionadas con el sector del piñón y que muchos autónomos no han tenido más remedio que reconvertirse para para explotar la madera de los pinos ante la imposibilidad de continuar explotando los pinares. 

Muchos de ellos han tenido problemas económicos este año debido a la elevada mortandad de las piñas. «Se han comprado lotes pensando que se podía obtener un rendimiento y luego se ha descubierto que los piñones estaban muertos». 

Desde la Asociación Forestal no se muestran optimistas con respecto al futuro, ya que las administraciones no están llevando a cabo los tratamientos necesarios para que se puede combatir a la chinche americana. «Se está probando con un par de tratamientos, pero la verdad es que no fácil y aún se está en fase experimental. Están probando para que ese producto no se meta en el piñón». 

Por cada kilo de piñas un cuatro por ciento se convierte en piñones. «Es decir, 40 de cada 1.000 gramos son piñones». Sin embargo, este año ese porcentaje se verá notablemente reducido, ya que las estimación de la asociación oscilarán entre el uno por ciento. Así las cosas, un sector de referencia en Tierra de Pinares agoniza poco a poco sin remedio ante una plaga que está acabando con el negocio. 

Los productores que aún están trabajando en el sector no han tenido más remedio que hacer con un producto «más caro» y que en su mayor parte tiene una procedencia de Andalucía o de Portugal. «Este año no han tenido más remedio que pagar el piñón más caro porque cada vez hay menos». 

Esto también está afectando a los ayuntamientos y los propietarios privados, que otro año más han visto cómo las subastas para la explotación de los piñones  o han quedado desiertas o se han sacado adelante con unos precios muy bajos. «No hay piñas y por lo tanto tampoco hay negocio». 

El último eslabón de la cadena que se ve afectado por la falta de piñores son los obradores del muncipio de Pedrajas, que han dejado de usar piñores en su elaboraciones debido a su elevado precio. Lo han sustituido por otros frutos secos.