Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


El valor de una marca

14/09/2022

Cualquier noticia que afecte a la realeza británica tiene una repercusión especial y referirse a ella es sinónimo de hablar de Gran Bretaña. Y es que, entre los muchos atractivos turísticos que atesora Reino Unido, que consiguió captar la atención de los más de 39 millones que visitaron el país en 2019 (cifras más estables) y gastaron aproximadamente 2.700 millones de euros, también se encuentran la monarquía y su patrimonio. Isabel II no se ha convertido solamente en la reina más longeva del país, sino que también ha conseguido defender y representar de forma loable el valor de la marca Windsor.
La monarca, fallecida el pasado 8 de septiembre a los 96 años, de los que 70 ocupó el trono, entre sus enseñanzas consiguió que la institución pública británica tuviera una dosis importante de marketing. Es un hecho demostrado que el Palacio de Buckingham ha cultivado de manera deliberada su prestigiosa marca, una estrategia para eludir en todo momento tomar partido o forjar opinión en ningún debate de actualidad. A lo largo de su vida, la reina se ha sentido obligada, al igual que su familia, a demostrar un comportamiento coherente con su papel histórico y, sobre todo, a ser la monarca de todos los británicos en su trato con el público. Bien es cierto que también tuvo que gestionar escándalos como el de su hijo Andrés y algún desmán de sus nietos, pero siempre supo guiar la monarquía de manera firme, evitando ser víctima de las influencias. Han sido infinidad las personalidades que se han hecho eco de su muerte, pero llama poderosamente la atención las condolencias que ha recibido de los sectores más industriales y tecnológicos, sirva como ejemplo la de Jeff Bezos (Amazon), que en su cuenta de Twitter ha expresado «No se me ocurre nadie que personifique mejor el deber. Mi más sentido pésame a todos los británicos que hoy lloran su fallecimiento». Pareciera más que hubiera fallecido un CEO de una empresa que cotiza en el Daw Jones que un personaje de la realeza. Pero es lo que tiene el valor de una marca mundial que ahora le toca preservar al rey Carlos III.