Comprensión, resignación e indignación

Óscar Fraile
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Los sectores afectados por el real decreto de ahorro energético se muestran divididos

Todos los comercios deberán tener una puerta con cierre automático. - Foto: J. Tajes

El real decreto de ahorro energético aprobado por el Gobierno se ha situado en el centro del debate político y social en los últimos días. Los afectados por esta medida en Valladolid muestran división de opiniones, desde los que son comprensivos por la escasez de suministro de gas hasta los que la rechazan frontalmente.

El propio alcalde, Óscar Puente, hizo referencia a ello esta semana y señaló que «la Unión Europea tiene que estar unida y dar una respuesta única». El Ayuntamiento está estudiando el alcance de este real decreto, pero el regidor ya ha anticipado que no cree que las fiestas vayan a quedar deslucidas por estas medidas. De cara a Navidad, Puente considera que la normativa no afecta a estos adornos. El Ayuntamiento trabaja en estos días en un estudio para determinar el coste que supone para las arcas municipales esta iluminación.

Uno de los motivos de esta polémica ha sido la declaración de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la que avanzó su negativa a asumir estas medidas. Algo que no sucederá, por ejemplo, en la Diputación de Valladolid. «Las leyes están para cumplirlas, no nos planteamos no aplicar algo que está en el BOE», señala el vicepresidente tercero, Agapito Hernández. Eso no significa que él esté de acuerdo. «Reconociendo la complejidad del problema, probablemente haya algunas medidas positivas, pero otras suenan un poco a ocurrencias y probablemente tendrán efectos limitados», opina. Hernández critica la unilateralidad del Gobierno al aplicarla, por no consultar con los afectados. «Parece que la pandemia nos ha dejado algunas secuelas, como optar por las prohibiciones en lugar de los incentivos», dice el representante de la Diputación, quien añade que «parece que estamos ante un nuevo confinamiento energético».

El comercio

Uno de los sectores más afectados por esta medida es el comercio, que tendrá que adaptar la temperatura, apagar los escaparates por la noche e instalar sistemas de cierre automático de puertas. El representante de la patronal Avadeco, Alejandro García, cree que son medidas «trasnochadas». «Son cosas que ya estamos haciendo los comerciantes por ahorro», dice. E hizo referencia a las palabras del alcalde en las que señaló que las luces del Ayuntamiento son LED. «No sé si la electricidad que gastan las luces de Navidad es diferente a la de nuestros escaparates», ironiza. Por eso Avadeco pide una excepción en Navidad para que los escapartes puedan estar encendidos hasta la misma hora que la iluminación de las calles.  Respecto a la climatización, cree que «van a pagar justos por pecadores». Es decir, los que tienen las puertas cerradas por los que las mantienen abiertas.

Desde la empresa BJS Automatismos de Valladolid, especializada en la instalación de puertas con cierre automático, señalan que, en las correderas, el precio más básico puede llegar a casi 4.000 euros más IVA, aunque «cada caso es un mundo». Bien es cierto que el real decreto especifica que se puede instalar «un sencillo brazo de cierre automático».

Otros negocios afectados serán los cines. Francisco Heras, responsable del Broadway, ve con buenos ojos la medida. «El ahorro siempre es bueno, estamos mal acostumbrados a temperaturas excesivamente bajas en sitios como el AVE o los centros comerciales», señala. Este cine suele poner la temperatura entre 20 y 24 grados en veranos, en función del número de espectadores de la sala.

Los hosteleros de la ciudad también rechazan la medida. La gerente de la asociación provincial, María José de la Calle, considera que tener la temperatura a 27 grados va contra el confort de los clientes. «La gente va a estos sitios a pasarlo bien, no a estar con bufanda en invierno y a 27 grados en verano», critica. También rechaza la medida de obligar a tener la puerta cerrada, porque esto es «una barrera psicológica» para que los clientes entren.