Valladolid reduce su consumo eléctrico un 7,1% por la pandemia

Óscar Fraile
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Los casi 2,6 millones de megavatios hora de 2019 pasaron a ser 2,4 millones el año pasado, sobre todo por la caída durante la pandemia de la actividad industrial, que gasta el doble que los hogares

Calle Santiago de Valladolid.

España ha pactado con la Unión Europea (UE) una reducción de al menos un siete por ciento de su consumo de gas dentro del plan que maneja Bruselas para hacer frente a un posible corte de suministro por parte de Rusia después del verano. Esta misma semana el Gobierno ha aprobado un plan de ahorro energético que contempla medidas que van en esta línea, desde limitar la temperatura del aire acondicionado a 27 grados y de la calefacción a 19, a prohibir a los comercios a dejar encendidos sus escaparates por la noche. Unas medidas que han generado cierta polémica y que buscan racionalizar el gasto en tiempos de escasez.

Lo cierto es que Valladolid en los dos últimos años ya ha empezado a caminar por esta senda en lo que respecta al consumo eléctrico. Según la información del portal de datos abiertos de la Junta de Castilla y León, la provincia consumió casi 2,6 millones de megavatios hora (MWh) en 2019, una cifra que se redujo el año pasado a 2,41 millones. Es decir, un 7,1 por ciento menos. Precisamente el mismo esfuerzo que pide ahora Bruselas a España con el gas.

Bien es cierto que este dato está condicionado por el considerable descenso de actividad durante la pandemia, y no por planes de ahorro o por la concienciación ciudadana. Un realidad que también reflejan los datos de la Junta. Por ejemplo, el sector industrial de Valladolid pasó de consumir 1,2 millones de MWh en 2019 a 1,09 el año pasado. Es una caída del 13,4 por ciento que se explica, por ejemplo, por las paradas de producción que han tenido que asumir algunas fábricas, entre ellas las del sector de la automoción por falta de semiconductores. Y, por ende, también la industria auxiliar. Cabe recordar que la producción industrial, según el INE, cayó casi un nueve por ciento en el primer año de pandemia.

En cambio, el sector residencial pasó de gastar 568.318 MWh en 2019 a 584.096 en 2020, una subida del 2,7 por ciento que tiene que ver con el hecho de que muchas familias pasaran mucho más tiempo en casa por el confinamiento. Con todo, el año pasado ese consumo volvió a caer hasta los 556.939 MWh.

En el caso del sector servicios, los datos también siguen una lógica respecto a lo vivido en los últimos años. En 2019 consumió 824.698 MWh, para bajar a los 730.500 en 2020, cuando muchos negocios de hostelería, entre otros, tuvieron que cerrar por las restricciones sanitarias. El año pasado, poco a poco, se fueron relajando estas medidas y, en consonancia el consumo aumentó hasta los 765.201 MWh. Los datos revelan que la industria de Valladolid consume el doble de electricidad que los hogares, y un 30 por ciento más que el sector servicios.

Otro factor que puede haber contribuido al descenso general de consumo de electricidad en estos dos años son los propios planes de ahorro de empresas y particulares por el desorbitado encarecimiento de las tarifas, que se han cuadruplicado desde antes de la pandemia.

El plan de ahorro

El plan de ahorro energético aprobado esta semana por el Gobierno contempla la limitación de las temperaturas en edificios de la Administración, comerciales o de concurrencia pública, entre los que se encuentran los dedicados a actividades culturales, centros de congresos, actividades recreativas, negocios de restauración, estaciones, aeropuertos, etcétera. En esta lista hay excepciones, como los centros de formación, los sanitarios, peluquerías, gimnasios, medios de transporte y lavanderías. En el caso de los hoteles, en las zonas comunes hay que respetar las limitaciones, pero las habitaciones son de regulación privada.

Estas medidas se empezarán a aplicar el 9 de agosto y serán obligatorias hasta noviembre del año que viene. Entre ellas está el apagado de los escaparates a partir de las 22.00 horas, así como la iluminación de los edificios públicos que a esa hora estén desocupados. En este sentido, la medida no es aplicable al alumbrado ornamental de monumentos.

Por otro lado, los edificios a los que se aplique la limitación de temperatura deberán tener carteles informativos en la entrada donde se informe de estas medidas de ahorro. Además, deberán tener termómetros en una zona visible para los usuarios. Por otro lado, todos estos edificios deberán contar con puertas de cierre automático, lo que podría suponer que algunos negocios tengan que hacer esta inversión en un momento de muchas estrecheces económicas. Este medida afecta a los que tengan acceso desde la calle y su aplicación comenzará en octubre de este año, así que las empresas tienen menos de dos meses para adaptarse.

Las multas por incumplir estas medidas podrán ir desde los 60.000 hasta los cien millones en función de la gravedad. Incumplir el plan de ahorro energético conllevará multas de entre 60.000 euros y 100 millones.