Mentiras y más mentiras sobre la 'pasta' europea

Carlos Dávila
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Sánchez disfraza su derrota en las elecciones de Madrid con embustes para disolver la impresión de que empieza a tener sus días contados en la Presidencia

El socialista insiste en que la UE ha aprobado el plan enviado a Bruselas, una nueva falsedad. - Foto: EUROPA PRESS/E. Parra. POOL Eu

Pedro Sánchez, en persona, se ha llevado un varapalo de los que hacen época en Madrid y ha contraatacado, por sí o por alguno de sus monaguillos, poniendo en circulación cuatro especie igualmente tóxicas. La primera, dirigida a los presuntamente suyos, esta: «Me solidarizo -ha dicho el felón- con mis compañeros socialistas de Madrid», lo que es tanto como sugerir, de forma oblicua y torticera, que tanto el pobre Gabilondo, como el sectario actual secretario de Deportes, José Manuel Franco, han sido los culpables de la hecatombe. Tal parece que estos dos inanes políticos hubieran sido los jefes de la campaña del PSOE. Y no: uno fue poco más que el empleado de un karaoke que transmitía las consignas de Moncloa, y el otro, el hombre, un diablo (lo es políticamente) que no ha tocado balón contra Ayuso. La segunda especie es una chulería de las que acostumbra a exhibir Sánchez: «Volveremos a ganar dentro de dos años». Lo asegura para el uso doméstico de un partido que se ha quedado a ¡41 escaños del PP! Algunos socialistas -se sabe de buena tinta- han reaccionado así: «Pero, ¡de qué va este hombre!». Y es que tampoco entre sus correligionarios goza ya de crédito alguno.

La tercera y cuarta especie son aún más venenosas. Con una de ellas, la generalización de las vacunas, trata de convertirse en el gran hacedor de la inmunización en rebaño: «Yo -viene a decir a los espantados españoles- os compro las dosis, os la administro, os salvo y, eso sí, todo eso me lo tendréis que agradecer». Lo cierto es que, si bien es probable que para agosto un enorme porcentaje de la población española haya recibido sus pinchazos, no lo es menos que ahora mismo la gran apuesta del Gobierno en este terreno, la vacuna de AstraZeneca, no se está administrando, duerme en mil neveras, mientras los pacientes que recibieron la primera dosis se indignan horrorizados porque no saben qué va a ser de ellos. Es más, en algunos círculos científicos empieza a dudarse de que los viales que ahora duermen el sueño de los justos en los frigoríficos, puedan servir como antídotos en un próximo futuro: «Llevan guardadas un mes y no sabemos si serán útiles cuando empecemos a utilizarlas», afirma un virólogo que sabe exactamente de que está hablando.

Pero en el asunto en que Sánchez se comporta como lo que es, un mentiroso compulsivo, patológico, es en la cuarta especie en la que se está refugiando para decolorar o disfrazar su patética derrota en Madrid: los fondos europeos. Llegado a este punto, quiero transcribir literalmente la información que nos llega desde el Parlamento Europeo. Dicen los eurodiputados: «De aquí al mes de agosto no llegará un solo euro a España. Todos los Estados miembro de la Unión Europea tienen que ratificar el crédito de 750.000 millones de euros que se ha pedido precisamente para engrasar todas las economías. Pero, al día de hoy, ¿qué sucede? Pues que los parlamentos de ocho países, Finlandia, Austria, Rumanía, Polonia, Países Bajos, Hungría, Irlanda y Estonia, no lo hecho. Algunos, con especiales características, por ejemplo Holanda, que ni siquiera tiene Gobierno establecido y que va a tardar mucho tiempo en enero. Otros dos Estados, Hungría y Polonia andan a rabotazos contra Bruselas y no es imposible que nieguen la ratificación». 

Los informantes europeos continúan: «El crédito, además, hay que devolverlo; la Comisión se jacta, y es verdad, de cumplir con sus compromisos, en eso tampoco se parece nada a España. El problema es cómo se las va a arreglar Bruselas para reparar, cuando llegue la hora, el dinero que se ha pedido. Pues bien, a este respecto, no existe más que una fórmula: la creación de impuestos comunitarios a los que algunos estados, así, de entrada, se niegan. En esta situación, y con referencia a España, ¿cuándo podremos empezar a recibir estos dineros? Pues nunca antes de agosto y ¿a cuánto ascenderá el porcentaje de euros que nos puede llegar? Pues la respuesta es sencilla porque así está regulado: en el último semestre de este 2021 podremos contar con un primer anticipo del 16 por ciento de los 70.000 millones solicitados, es decir, con poco más de 11.000 millones».

 Y añaden los eurodiputados: «Aquí, en Bruselas, en la capital comunitaria, se pone incluso en solfa este adelanto. ¿Por qué? Pues porque la caída del Producto Interior Bruto es mucho menor de lo esperado en bastantes países, no desde luego en España. Por eso sucede -y es perfectamente constatable- que estos Estados estén perdiendo el interés por los fondos, o sea, que empiezan a decir que ya se pueden manejar por ellos solos, sin que aparezca Bruselas a salvarles el cuerpo». Y terminan así: «Nuestro país está adelgazando en fuerza, prestigio y credibilidad a marchas forzadas: Draghi, en Italia con un Gobierno de concertación, se ha hecho el amo de la situación y ahora mismo es el rey de Europa. En Portugal, la vida se recompone a pasos agigantados y sus gobernantes reciben grandes aplausos, hasta el punto de que su jefe del Gobierno es el favorito para mandar próximamente en Europa. Otro tanto sucede en Grecia, donde ya se han olvidado los experimentos comunistas de antaño. ¿Y España? Pues España es el patito feo del sur; si no fuera demasiado ofensivo acabaríamos afirmando que España, su Gobierno de extrema izquierda, es el Tonto de Europa». Y así estamos.

Conviene tener en cuenta este análisis porque por fuera de él, y desde las proclamaciones del propio Sánchez, todo son promesas en el aire que curiosamente ratifica su vicepresidenta Calviño. En este momento, nadie puede asegurar que el maná europeo vaya a regar nuestras enormes deficiencias, los agujeros que ha abierto un Ejecutivo embustero que se ocupa, no de arreglar los problemas, como están demostrando Italia o Portugal, sino de crearlos, avisando además a Europa de que se propone liquidar una reforma laboral que ha dado sustanciosos frutos en nuestra nación. En Bruselas no quieren oír hablar de eso, pero los comunistas del Gobierno monclovita lo desmienten y apuestan porque la Unión ya ha aprobado la reforma de la reforma. Enésima mentira. Mentiras y más mentiras para disolver la impresión generalizada en toda la nación de que este tipo atrevido, embustero, inane, empieza a tener sus días contados en la Presidencia del Gobierno en la que actúa como un auténtico okupa