Educación ha abierto ya el plazo de matriculación en los centros escolares con la mirada puesta en el próximo curso, un momento esperado por los padres que siempre buscan el mejor colegio o instituto para la educación de sus hijos. Aunque este proceso es algo más o menos habitual y rutinario, lo cierto es que este año hay dos novedades que permiten sacar algunas conclusiones sobre la tendencia que marca el sistema educativo en esta Comunidad. Una de estas novedades es la incorporación a la educación pública y gratuita de los niños y niñas de dos años, lo que supone un paso más hacia la universalización y el aprendizaje de los menores desde sus primeros años de vida, aunque ello conlleva problemas aún no resueltos e incoherencias que la administración debe pulir para un buen funcionamiento. Otro de los factores que habla por sí solo es el aumento de las plazas vacantes en un cinco por ciento, lo que significa claramente que cada curso hay menos escolares debido a la sostenida baja natalidad y a una paralización en la llegada de emigrantes, lo que incrementa el efecto de las aulas vacías y a medio plazo supone un grave problema.
La falta de alumnos no es un fenómeno nuevo, ya que se venía observando en la última década. Sin embargo, cada vez es más acuciante y está causando ya algunas ineficiencias en el sistema, sin que hasta ahora se hayan encontrado soluciones. En primer lugar, esta caída de escolares está provocando un goteo de cierres de escuelas rurales, como es el caso de Rodilana el próximo año, a pesar de que la Junta se empeña en mantener abiertos algunos centros con tres o cinco alumnos, lo que es totalmente contrario a la calidad de la enseñanza y no aporta soluciones al problema. Buenos centros educativos en las cabeceras de comarca, con suficientes recursos humanos y técnicos, buen equipamiento y un transporte casi a la carta sería mucho más ventajoso para la cohesión del sistema y ofrecería una enseñanza de mayor calidad a los niños y niñas que mantienen su residencia en el medio rural.
No obstante, esta falta de población escolar ya está afectando también de forma importante a los centros de las capitales de provincia, que están comenzando a movilizarse para atraer a los alumnos de su entorno en un esfuerzo por no quedarse vacíos, con las consecuencias que puede tener de reducir sus unidades y su profesorado. En esta batalla por mantener las aulas llenas se están involucrando todos y, a pesar de que hasta hace poco tiempo los colegios e institutos públicos no se movían para conseguir aumentar sus matriculaciones, ahora han adoptado una actitud proactiva y por ejemplo, como contamos hoy en nuestras páginas, la comunidad escolar del IES Arca Real se ha implicado en una original campaña para 'ligar' con nuevos alumnos. Por supuesto, la preocupación es aún mayor en los centros concertados, ya que gran parte de su financiación procede de las arcas públicas y ello depende del número de estudiantes. Un grave problema que no se produce únicamente en Valladolid o en Castilla y León, pero que no nos debe consolar ni quitarnos un ápice de preocupación.
Vista la situación y siempre con una mirada positiva hacia delante, esta reducción progresiva de alumnos permite una mejora de las ratios por aula y ofrece una oportunidad para avanzar en la calidad y la excelencia de la enseñanza. El sabio refranero castellano dice que 'no hay mal que por bien no venga', así que convendría aprovechar esta baja incorporación de alumnos al sistema educativo para buscar nuevos métodos que desarrollen todas las herramientas del siglo XXI para ayudar al aprendizaje y facilitar una educación en valores en la que los estudiantes absorban la diversidad, la cultura democrática y una ética importante para su caminar por la vida. A ello sin duda debe unirse, aprovechando también estas circunstancias, la incorporación de los más pequeños para que inicien el itinerario educativo desde que cumplen 1 año.