Valladolid también tiene fútbol americano

M.B.
-

El Valladolid Penguins Football cuenta con 28 jugadores y compite desde esta campaña en la división de plata nacional, la LNFA Serie B, jugando como local en Los Dominicos

Imagen de la plantilla del Valladolid Penguins Football en uno de los partidos de esta temporada en tierras cántabras. - Foto: Valladolid Penguins

Valladolid presume de ser una ciudad deportiva. Y va camino de ser muy cierto, no solo por el hecho de tener ese nombre de manera oficial. Un ejemplo más se puede encontrar todos los martes y jueves, de 20.00 a 22.00; y sábados, de 11.00 a 13.00 horas, en el campo del Colegio Nuestra Señora del Rosario (Los Dominicos). Allí, casi una treintena de jugadores entrena esos tres días bajo el nombre de Valladolid Penguins a fútbol americano. Pero no solo entrenan. El equipo pucelano disputa la división de plata nacional, la LNFA Serie B, en la que marcha como líder de la Liga Aragonesa –la categoría está dividida por conferencias– tras dos jornadas. Este sábado (16.00 horas) juegan en casa su tercer encuentro frente a Mercenarios Fútbol Americano de Zaragoza.

Alberto Freyre es su capitán y presidente, y uno de sus fundadores: «Jugaba al rugby en el VRAC y cuando tuve que dejarlo por las lesiones, me interesé por el fútbol americano. Cerca solo había un equipo en Venta de Baños». Y para allá se fue. Jugó 4 años allí y allí coincidió con Borja Saso. 

En 2017, Alberto y Borja decidieron dar un paso más y crear un club en Valladolid, ya que la mitad de los jugadores de Venta de Baños eran de aquí: «Buscamos un nombre vinculado a la ciudad, y surgió el de Penguis, pingüinos en inglés. En fútbol americano se llevan los nombres de animales y el logo parecía sencillo y llamativo».

Así nació el Valladolid Penguins Football, entrenando en sus inicios en el campo de San Pedro Regalado, «gracias a Borja»; y con material cedido por el Venta de Baños White Sharks.

No fue hasta la temporada 19-20 cuando comenzaron a competir en la Liga Norte, jugando dos partidos antes de la irrupción de la covid. «Fue un palo, un jarro de agua fría el parón... sin entrenar y sin jugar la gente de desmotiva y económicamente fue muy duro», recuerda el presidente. Pero volvieron en la 21-22: «Aunque empezamos justos de gente, cada vez hay más jugadores y afición». Llegaron a jugar la final de la Liga Interterritorial, un paso anterior a la división de plata.

En su caso, con algunas variaciones respecto a la NFL: «El año pasado jugamos a siete jugadores, en vez de a once, una posibilidad para clubes emergentes; y con las dimensiones más pequeñas del campo». Este año ya están en la Serie B, entrenados por Álvaro Cobas y Borja Saso, jugando con nueve, también como concesión de la Federación. Han ganado a Cantabria Bisons a domicilio y a Guadalajara Stings en casa. Y quieren más.

También reivindican: «Ahora estamos en un campo más pequeño, en el que marcados nosotros las líneas, hemos construido unos palos de PVC... estamos muy agradecidos al colegio pero necesitamos un campo más grande, uno de rugby sería ideal». 

Sus objetivos no se quedan en disputar la Liga. Están seguros de que hay mucha afición que desconoce su existencia; quieren dar más voz al equipo de flag (sin contacto) de categoría júnior y sacar la modalidad femenina. «Somos una familia. Ese es nuestro lema y así entendemos el club. Aquí prima la unión y nos gusta inculcar los valores del rugby, el respeto, el honor y la familia», deja claro Alberto.