Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


¿Quiénes son los golpistas?

17/12/2022

Conviene no perder las referencias y prepararse a fondo antes de hacer acusaciones de extrema gravedad. Conviene mantener a buen resguardo los recuerdos, y si no se tienen por edad o lejanía, indagar en los libros, que tampoco cuesta tanto leer algo de vez en cuando. Además de la indignación que provoca que se acuse de golpismo sin fundamento, determinados personajes deberían estar más callados que nadie, porque su trayectoria política es manifiestamente mejorable … y porque tendrían que mirarse en un espejo antes de tirar la primera piedra.

Los portavoces independentistas catalanes que el jueves acusaron a la oposición de golpismo pertenecen a partidos que protagonizaron un golpe de Estado al declarar la independencia de Cataluña en octubre del 2017. Duró unos segundos porque los proclamadores no eran muy valientes, pero la declararon. Un golpe de Estado en toda regla. Más. El portavoz de Bildu pertenece a un partido heredero de una banda que durante décadas, y con un balance de unos ochocientos asesinados en atentados terroristas, más docenas de miles de heridos, pretendió torcer el brazo al Estado y a su Constitución. En España y también en Francia, donde cometieron actos de terrorismo no solo para reivindicar la independencia de Euskadi y convertirlo en un Estado a partir de provincias españolas y francesas.

Podemos, partido coaligado con Pedro Sánchez, apoya clara y abiertamente las dictaduras latinoamericanas, varias de ellas en el poder a través de golpes de Estado. Pero se puede incluso picar más alto, y recordar algo que no fue un golpe de Estado pero sí ejemplo de no tolerar los principios y reglas de su propio partido. Sucedió cuando Sánchez quiso impedir que el comité federal del PSOE pudiera ejecutar una decisión para la que tenía todas las atribuciones: cesarle como secretario general. En medio de escenas de alta tensión, se descubrió que tras una cortina los seguidores de Sánchez habían colocado de forma clandestina una urna para introducir papeletas con las que se pretendía revirtieran la decisión mayoritaria del Comité. Fue la gota que determinó la expulsión de Pedro Sánchez, que regresó triunfante apenas un año. Lo hizo forma legal, ganó las primarias limpiamente. Pero en cuanto se celebró el nuevo congreso del partido lo primero que hizo fue cambiar los estatutos para que nadie del comité federal tuviera la tentación en el futuro de repetir la jugada y expulsarle nuevamente de la secretaría general por no defender los principios del PSOE.

El jueves último pasará a la historia como el capítulo más grave de los muchos que se viven en los últimos meses, causados todos ellos por el empeño de un jefe de gobierno de mantenerse en Moncloa contra viento y marea. Con una estrategia perfectamente diseñada por socios que, ellos sí, cuentan en su curriculum con actos detestables en los que se incluyen intentos de revertir la Constitución, hacerse con las instituciones del Estado … y golpismo.