Los bares se aferran a las terrazas ante las restricciones

M.B
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La mitad de los establecimientos con licencia de terraza se mantienen abiertos desde el miércoles. El resto vuelven 'obligados' a los ERTE

La terraza del Cafe Continental, a pleno rendimiento el primer día de cierra de los interiores. - Foto: Jonathan Tajes

«¿Por qué estamos abiertos? Porque tengo que comer. Estamos en la ruina, en números rojos con tantas restricciones». Roberto Harina, gerente del Colmadito, es uno de los hosteleros que se decidió a abrir el miércoles, lo volvió a hacer el jueves y este viernes... y todos los días mientras pueda hacerlo. Como él, la mayoría de bares y cafeterías que cuentan con terraza, pese a las bajas temperaturas, se aferra, precisamente, a esos espacios exteriores para «sacar algo de dinero con el que pagar las facturas, las nóminas, los impuestos, la seguridad social... estamos con el agua al cuello». No optaron por abrir en general los restaurantes, muchos sin terraza y los que la tienen con pocas mesas, cuya rentabilidad es insuficiente para subir la verja tras las nuevas restricciones impuestas desde el Gobierno Regional, que les impide servir en los interiores ante el riesgo «extremo, con transmisión comunitaria no controlada y sostenida, que excede las capacidades del sistema sanitario». 

La Asociación de Hostelería de Valladolid calcula que la mitad de los establecimientos que cuentan con licencia para terraza, que son unos 1.500 según datos del Ayuntamiento, ha decidido abrir esta semana, justo cuando la Junta se decidió a aplicar nuevas medidas para tratar de contener la creciente curva de contagios. «Consideramos las medidas de ‘perfil bajo’ y creemos estar en nuestro derecho de exigir un cambio de estrategia en la forma de actuar del Gobierno Regional», señalan desde el sector hostelero, solicitando que la actividad de las terrazas se considerase residual y que no influyese a la hora de pedir los ERTE por impedimento, «las utilicemos o no, dada la climatología que estamos soportando».

Esos ‘valientes’ que apostaron por la apertura solo con las terrazas son prácticamente del mismo perfil: cafeterías o bares con alguna tapa. Ellos y algunos pocos restaurantes con comida para llevar. Como Juan Carlos Medina y Manuel Díez de Las Aldabas. «Tenemos la terraza abierta porque seguimos con el take away. Si no, estaría cerrada», señalan mientras recogen pedidos y atienden a las pocas mesas que tienen puestas fuera.

La terraza de Aquarium, en la Acera Recoletos, con varios clientes dentro.La terraza de Aquarium, en la Acera Recoletos, con varios clientes dentro. - Foto: Jonathan TajesUn paseo por el centro de Valladolid estos días muestra la contraposición que vive el sector. Junto El Colmadito, con una amplia terraza abierta -«pensé en un cerramiento pero solo las seis mesas de atrás costaba 6.000 euros. Ahora es inviable y si luego nos cierran del todo no sirve para nada»-; se encuentra la Pizzería La Competencia, uno de los pocos restaurantes abiertos, también con comida para llevar. «Lo primero es pagar a los camareros», señala su responsable, Sergio Trigueros. 

La Plaza Mayor tiene casi todos sus establecimientos -cafeterías- abiertos, con buena presencia si el sol aparece en lo más alto; al igual que la Acera Recoletos, donde destacan las terrazas del Aquarium y el Sabores. «Llevamos varios años con ellas. Una un poco más cerrada que la otra. Otros años funcionaban peor pero en éste están más demandadas. Mantendremos todas abiertas», señalan desde el Grupo Moga.

«Algo tenemos que hacer. Estamos abiertos porque tenemos esta terraza desde hace unos seis años», apunta Alfonso el bar Panoramix, en la subida al Museo del Patio Herreriano.En su caso cuenta con toldo y cortavientos, lo que permite estar un poco resguardados: «Me plantee el cerramiento pero al final no hice nada».

Roberto Harina, del Colmadito, recogiendo una mesa de su terraza.
Roberto Harina, del Colmadito, recogiendo una mesa de su terraza. - Foto: Jonathan Tajes
La calle Alarcón cuenta con tres de sus cuatro establecimientos abiertos gracias a la terrazas. En La Malquerida no les salía a cuenta y han recurrido de nuevo al ERTE, al igual que en Villa Paramesa, con los Castrodeza al frente y apenas unas mesas para funcionar... como un gran número de establecimientos, a tenor de las llamadas y la lista de espera en la Asociación de Hostelería de Valladolid, que volvió a repetir que están en una situación de «incertidumbre, desasosiego, desmoralización, desencanto y hartazgo» desde marzo de 2020.