Los mejores eligen Matemáticas, Medicina y Traducción

Óscar Fraile
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Los alumnos del Campus de Valladolid de la UVa con las mejores notas en la EBAU se decantan por algunas de las carreras más exigentes. Su método de estudio pasa por la organización y disciplina

Los mejores eligen Matemáticas, Medicina y Traducción

Durante las últimas semanas miles de jóvenes han tenido que tomar una de las decisiones más importantes de su vida: la carrera que van a estudiar. Una elección que marcará su futuro, aunque nada sea irreversible y todo esté sujeto a cambios si realmente comprueban dentro de unos años que se equivocaron. Medicina ha vuelto a ser este año la carrera más demanda en la Universidad de Valladolid (UVa) como primera opción, con 2.164 solicitudes, muy por delante de la siguiente, que es Enfermería, con 503. Se trata de un grado reservado a unos pocos privilegiados, los que tienen el mejor expediente, puesto que la nota de corte es de 12,729 sobre 14. Y se trata, también, del grado elegido por dos de los mejores estudiantes del Campus de Valladolid: Juan Esteban Platero y Ana Mata. Sus notas están entre las mejores de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) y ambos tienen claro desde hace años que lo suyo es la Medicina. El primero obtuvo un 13,71 sobre 14 después de la fase general y la voluntaria, mientras que Mata llegó hasta el 13,87. También tienen en común que esa vocación nació de experiencias personales. Platero lo decidió al ver cómo los médicos ayudaban a sus abuelos durante las enfermedades que padecieron y a Mata le influenció la endocrinóloga que la trató de su diabetes tipo uno. Ahora lucharán por devolver lo que han recibido.

Otra de las alumnas con mejor expediente, Ángela Campos, también accederá a una carrera reservada para las mentes más brillantes: el grado conjunto en Matemáticas y Física. De hecho, es la que tiene la nota de corte más alta de la UVa, con un 13,6, por encima incluso de Medicina. Pero ella está muy segura de sí misma y de su vocación.

Elena Cabañes, quinta mejor nota en la EBAU en el Campus de Valladolid, se ha decantado por el doble grado de Derecho y  Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca después de una brillante trayectoria en el colegio y el instituto.

De izquierda a derecha, Ana Mata, Ángela Campos, Juan Esteban Platero y Elena Cabañes.De izquierda a derecha, Ana Mata, Ángela Campos, Juan Esteban Platero y Elena Cabañes. - Foto: Jonathan TajesLos cuatro tienen por delante una prometedora carrera si logran trasladar al ámbito profesional los destellos que ya están dejando en el académico. También tienen en común un método de trabajo en el que la organización, la disciplina y el cumplimiento de los horarios son tres de pilares fundamentales. Eso no significa que dejen de lado otras actividades que son tan importantes como el estudio. En casi todos los casos el deporte se convierte en una saludable vía de escape del estrés y la rutina diaria.

El ambiente familiar es otro factor que influye, para bien, en estos resultados. Padres que se implican en la educación de sus hijos, que les ayudan en las tareas y que les transmiten todos los días la importancia de tener una buena formación académica y humana. La UVa ha creado este año un premio para los alumnos con las cien mejores calificaciones obtenidas en  la fase obligatoria de la prueba de acceso siempre que el estudiante se matricule en la UVa. Unos premios que la institución académica todavía tiene pendiente de definir.

mejores resultados. Un reconocimiento que se crea en un año en el que han mejorado sustancialmente los resultados de la EBAU. De hecho, el 99 por ciento de los estudiantes han aprobado, por encima del 95 por ciento del año pasado. Además, también ha mejorado la nota media, del 7,38 del curso pasado al 7,79 del actual. En el Campus de Valladolid, de los 2.429 presentados aprobaron 2.408; el 99,1 por ciento con una nota media de 7,80.

Ana Mata: «La endocrina que me atendió por mi diabetes hizo que me interesase el mundo de la medicina, y eso es lo que voy a estudiar»

Hace muchos años que Ana Mata tenía pensado estudiar Medicina. Cuando solo tenía un año le diagnosticaron diabetes tipo uno y eso ha hecho que durante su infancia tuviera que tener un contacto más directo con el ambiente sanitario. «La endocrina que me atendía hizo que me llamase mucho más la atención el mundo de la medicina; de hecho, consiguió que me atrajese ir al hospital en lugar de disgustarme, por eso quiero estudiar esa carrera», señala. El camino para acceder a unas de las formaciones más solicitadas no ha sido fácil, pero tiene su base en la disciplina y la organización durante las horas de estudio. «Durante la ESO ya sacaba buenas notas, aunque no necesitaba estudiar tantas horas y tenía más tiempo para sacar títulos de idiomas, jugar al baloncesto y tocar la guitarra, pero después, en Bachillerato, cuando vi que hacía falta estudiar más tuve que dejar las actividades un poco más apartadas, manteniendo un hueco para el deporte, que siempre viene bien para despejarse», explica. Todos los días, después de comer, descansaba un poco y se ponía a estudiar un par de horas, hasta la merienda. Después, continuaba otro poco, antes de ir a pasear o jugar al baloncesto. Por la noche, antes de dormir, daba el último repaso, sin trasnochar para poder estar descansada al día siguiente. Una media de cuatro horas al día. Su nota de acceso a la Universidad fue 9,95, que aumentó a un 13,87 sobre 14 tras presentarse a la fase voluntaria.

Aunque todavía no tiene claro su futuro profesional, le atrae la Pediatría para después especializarse en Endocrinología. Pero para decidirlo queda tiempo. Ahora toca disfrutar del verano después de dos años de mucho esfuerzo que se han visto recompensados.

Ángela Campos: «No me asustaría tener que irme al extranjero para trabajar; es más, es algo que me gustaría hacer»

Ángela Campos también estudió en el IES Pinar de la Rubia, pero su intención es matricularse en el doble grado de Física y Matemáticas, una de las carreras más exigentes. Sus antecedentes la avalan. Sacó un 9,94 como nota de acceso y un 13,874 tras la fase voluntaria. Una calificación que abre las puertas al futuro profesional por el que está peleando. «Siempre me han gustado las matemáticas y las ciencias en general, y según fueron avanzando los cursos me pasó lo mismo con la física, así que me decanté por el doble grado para hacer las dos cosas que me gustan», explica. Aunque es consciente de lo exigente de estos estudios, Ángela no se arruga. «He oído y he leído reportajes que decían que las matemáticas eran mucho más difíciles que las del instituto, pero... se intentará», señala.

Su método de estudio pasa por elaborar una lista con las tareas diarias que tiene que hacer, y ser disciplinada para cumplirlas. Es algo que le inculcó su madre desde que era pequeña, además de ayudarla con sus estudios. Durante el curso suele pasar una media de tres horas diarias frente a los libros, aunque en la época de exámenes se incrementan. Y sin dejar de lado de regar otras inquietudes que despiertan su lado más creativo. Por ejemplo, tocar la guitarra. Las clases que ha recibido durante una década se han interrumpido en el último año de pandemia, aunque ha seguido tocando en casa. También tiene tiempo para otras dos de sus aficiones: ir al gimnasio y leer. Ahora toca empezar a construir un futuro profesional. Y sin poner límites. Por ejemplo, Ángela sueña con trabajar en otros países. A sus 18 años, recién cumplidos este sábado, ya se maneja bastante bien con el inglés y tiene nociones de francés. «Todavía no sé muy bien a qué me quiero dedicar, lo iré viendo durante esta carrera porque tiene muchas salidas», concluye.

Juan Esteban Platero: «Voy a  estudiar Medicina porque quiero ayudar a la gente, igual que los médicos que trataron a mis abuelos»

Juan Esteban Platero tiene el privilegio de ser el alumno de la UVa que mejor nota sacó en la fase general dentro del Campus de Valladolid, con un 9,96 sobre diez. Después, tras presentarse a la fase voluntaria, se quedó en un 13,71 sobre 14. Una calificación que le dará acceso a Medicina. «Ya he echado la matrícula», dice. Es una vocación que ya tenía clara en tercer curso de la ESO. Desafortunadamente para él, en los últimos años ha tenido más contacto con el ambiente sanitario debido a las enfermedades que han padecido sus abuelos, aunque eso también le ha hecho valorar la importancia del trabajo de los sanitarios, al que se quiere sumar. «Voy a estudiar Medicina porque me gusta ayudar a la gente, igual que los médicos que trataron a mis abuelos», señala.

El único antecedente familiar que tiene en esta profesión es una tía-abuela que es médica y, pese a ello, él ya tiene claro qué camino profesional le gustaría tomar. «Siempre me ha llamado mucho la atención la cirugía, es en lo que me gustaría especializarme, aunque no sé en qué tipo, tal vez neurocirugía», dice.

Hasta ahora el secreto de su éxito en las aulas es «esforzarse mucho y organizarse bien». Sus horarios son muy estrictos y él es muy exigente a la hora de alcanzar los objetivos diarios que se marca. «Si los vas consiguiendo vas fortaleciendo tu voluntad y tu autoestima», opina.

Cuando los exámenes no aprietan, al principio del curso, suele estudiar un mínimo de cinco horas al día. Y cuando llega la época clave las jornadas de estudio pueden llegar a ser de doce horas, de cuatro de la tarde a cuatro de la madrugada, aunque siempre haciendo pausas para hacer deporte (le gusta jugar al rugby), ir a pasear y realizar actividades que le permitan evadirse de los libros.

Elena Cabañes: «La clave para sacar una buena nota es ser constante, trabajar durante todo el curso y no dejarlo todo para última hora»

Elena Cabañes tendrá que hacer las maletas en breve porque ha decidido estudiar un doble grado de Derecho y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca. Su pasión por los idiomas es uno de los motivos, pero no el único. Las múltiples salidas laborales que tiene esta carrera también han sido un factor importante. «Al principio me planteé hacer Filología Hispánica, pero las salidas estaban orientadas a la docencia, y con este doble grado me podría dedicar a algo relacionado con el Derecho, a traducir para editoriales, ser intérprete o, más adelante, hacer un máster y dedicarme a la docencia, pero es algo que veré en el futuro», explica.

En la fase general obtuvo una calificación de 9,92 y, tras la voluntaria, un 12,92. «La clave es ser constante y trabajar durante todo el curso, sin dejarlo todo para el último momento, es algo que me han inculcado mis padres desde que era pequeña, cuando estaban muy pendientes de que estudiara e hiciera los deberes», dice. No es ninguna sorpresa que en la EBAU haya obtenido una calificación tan alta, porque las buenas notas han sido una constante para ella desde la época del colegio. «Aspiraba a sacar una buena nota, y ha sido una alegría ver que era tan alta... todo el mundo me está felicitando», añade.

En la carrera que ha elegido los idiomas son fundamentales, así que tiene claro que durante los próximos años intentará entrar dentro del programa Erasmus para irse a otro país. También le gustaría trabajar en el extranjero cuando acabe sus estudios. Preferentemente en un país de habla inglesa. Elena estudió en el colegio Nuestra Señora de la Consolación. Durante los últimos años su profesor de Lengua Española, Pablo Emperador, ha sido una pieza fundamental para orientarla sobre su futuro profesional en base a sus aptitudes.