Mi casa, mi oficina

Óscar Fraile
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La cuarentena ha elevado el número de personas que trabajan en su hogar y ha obligado a muchas empresas a adaptar sus herramientas para facilitar esta labor

Isabela Sancho, Roberto Blanco, Laura de la Iglesia y Arturo López trabajan desde sus casas. - Foto: El Día

La cuarentena ha disparado el número de personas que trabajan en su hogar y ha obligado a muchas empresas a adaptar sus herramientas para facilitar esta labor. Los expertos recomiendan mantener una rutina similar a la del trabajo presencial, reservar un sitio concreto y respetar las paradas y los descansos.

Isabela Sancho (ingeniera química): «Esto supondrá un antes y un después en la forma de ver el trabajo»

Isabela Sancho solo había tenido que hacer teletrabajo en casos «muy puntuales». Ahora las circunstancias obligan, y esta ingeniera superior química de la empresa Grupo Tecopy tiene ha tenido que convertir una parte de su casa en su puesto de trabajo. «Aunque cuesta acostumbrarse, lo llevo muy bien porque tenemos una comunicación muy fluida entre todos los compañeros, lo que nos permite organizarnos», señala. Ella tiene claro que es importante, en la medida de lo posible, mantener la rutina anterior: «Soy muy disciplinada y me lo tomo como si fuera un día normal, es decir, me levanto, me cambio de ropa y establezco mis tiempos de descanso». Y para ello es importante que la familia con la que convive respete sus horarios y espacios, como así sucede. Sancho también agradece las facilidades que le ha dado su empresa para teletrabajar, con consejos en materia de prevención de riesgos y ergonomía. «Esto va a suponer un antes y un después en la manera de ver el trabajo», finaliza.

Roberto Blanco (profesor): «Grabo vídeos y audios para enviárselos a mis alumnos»

Roberto Blanco es profesor de Historia en el IES Delicias. El centro intentó que, en la medida de lo posible, la actividad lectiva no se detuviese con la suspensión de clases. Que los estudiantes entendieran que esto no son unas vacaciones. «Estamos tratando de continuar con la programación como podemos», señala. Para seguir con las clases telemáticas, Blanco recuperó algunas herramientas que ya había utilizado con anterioridad y otras que ha descubierto ahora. «Por ejemplo, utilizo Drive para enviar material y otra herramienta de Gmail, Google Classroom, para interactuar con los alumnos», señala. Entre ese material hay audios y vídeos que él mismo graba en casa para facilitar la comprensión de la materia. Respecto a los horarios, Blanco ha acordado con los estudiantes que solo se conectará en la hora exacta en la que tienen clase con él, aunque reconoce que en este aspecto hay que tener «mano izquierda» porque no todos tienen esa posibilidad. «Pero, por lo general, están respondiendo ante las dificultades», señala.

Laura de la Iglesia (educadora social): «La mala calidad de la conexión en Berrueces lo hace todo más difícil»

Laura de la Iglesia es educadora social y esta es su primera experiencia con el teletrabajo. Aparte de la novedad, ella lucha a diario contra otra factor externo, la calidad de la conexión a Internet del pequeño pueblo en el que vive, Berrueces. «Aquí no tenemos mucho donde elegir en cuanto a compañías, y a veces ni siquiera cargan las páginas», señala en una entrevista telefónica que evidencia los problemas. «Tengo que estar pegada a la ventana para tener cobertura», se lamenta. De la Iglesia es técnica de programas en el Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos y habitualmente está muy en contacto con la gente. «Doy cursos y talleres sobre varias materias, aunque estoy muy centrada en igualdad y lucha contra la violencia de género», señala. Ahora ha reservado un espacio en su casa, ha definido un horario y tira de Internet y teléfono para no parar estos días. «Estoy desarrollando campañas de sensibilización sobre violencia de género y haciendo guiones para una radio comunitaria que hemos puesto en marcha», dice.

Arturo López (abogado): «Se puede acabar trabajando todo el día... o perdiendo el tiempo»

El despacho de abogados Rodríguez-Monsalve tuvo que improvisar la infraestructura en pocos días para que los letrados pudieran trabajar. Arturo López se llevó algo de material a casa y ya se ha acostumbrado a su nueva rutina. Como casi todos los señalamientos se han suspendido, su principal actividad pasa por hablar con clientes por teléfono y correo electrónico, una herramienta que también sirve para el envío de documentos. «A veces hay gente mayor a la que le cuesta más, pero siempre se acaba encontrando alguna manera», asegura. Su experiencia le ha hecho entender lo importante que es respetar horarios. «Hay que ser consciente de que tienes que dividir el tiempo que estás en casa entre el trabajo y tu vida diaria, porque, si no, es fácil acabar trabajando todo el día o perdiendo el tiempo», explica López, que ha reservado un «pequeño estudio» en su piso para hacer las funciones de oficina. Aunque esta experiencia está siendo positiva, no cree que el teletrabajo vaya a sustituir, en su caso, su rutina laboral anterior.