La otra cara del 'resultadismo'

Diego Izco (SPC)
-

El Barça va liquidando LaLiga con las mejores cifras defensivas de su carrera y el séptimo 1-0 a favor de la temporada. Europa y sus distracciones, la única rémora que puede alejarle de un título cantado

La otra cara del ‘resultadismo’ - Foto: PABLO MORANO

El Barça va sobre raíles. Se tomó LaLiga como un reto mayúsculo (sobre todo después de salir escaldado del 3-1 del Bernabéu) y se puso una careta que Xavi Hernández lleva tiempo confeccionando: la del 'resultadismo'. Los partidos del Barcelona siguen siendo una moneda al aire, pero ya no por exceso. Es decir: en los tiempos recientes de mayor brillo, los de la 'MSN', había tres tipos prácticamente exentos de responsabilidades defensivas, y si el adversario tenía un día inspirado, los marcadores se disparaban hacia un 'ideal' de 4-3 o 3-4 que podía caer de cualquier lado. Ahora es lo mismo, pero todo gira alrededor del 1-0: es el séptimo en 21 jornadas y, a pesar de que se le ve sufrir porque no cierra los duelos, el 1-1 no llega jamás. Aunque no usaríamos «fiabilidad» para describir a este Barça, es extrañamente fiable. Y no hay mejor condición para meterse en el bolsillo una competición de 38 jornadas.  

El 'obstáculo'

En este momento de la competición, solo hay un 'palo' que podría metérsele entre los radios: la Liga Europa. Este mismo jueves se enfrenta al Manchester United, que ha remontado el vuelo hasta la tercera plaza de la Premier y será algo más que «un hueso» para los azulgrana: así como camina por LaLiga con suficiencia y 11 puntos de ventaja, Europa le ha recordado recientemente que es endeble y que el proyecto aún no está consolidado. Si el United lo tumba, igual el baño de realidad cambia el cuento. Si no, ya habría campeón y probablemente favorito para el trofeo continental. 

Persecución

Con el Mundial de Clubes bajo el brazo, el Real Madrid esperará a mañana para recortar al menos 11 a menos ocho si el Elche, colista, se lo permite. En este momento, también con la distracción del Liverpool a la vuelta de la esquina, los merengues se plantan frente al espejo de la historia:¿hasta cuándo un perseguidor en clara desventaja se cree su propio discurso? En este caso, tratándose del Madrid, la respuesta «hasta el final» es evidente.