El último ajusticiado de Valladolid

Jesús Anta
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El 15 de febrero de 1955 se aplicó la última pena de muerte a un reo en Valladolid. Fue Pedro Morejón Fernández 'El Mosco', de 24 años y que con 21 había asesinado a una anciana

Fotograma de la película ‘El Verdugo’

Al amanecer del día 15 de febrero de 1955 fue agarrotado el último reo al que en Valladolid se le aplicó la pena de muerte. Ocurrió en la Cárcel Provincial de la calle Madre de Dios, que años después se reconvirtió en Centro Cívico. El ejecutor de la sentencia fue Vicente López Copete, de la Audiencia de Barcelona, porque por esas fechas la Audiencia de Valladolid no tenía su propio verdugo. El ajusticiado se llamaba Pedro Morejón Fernández, 'El Mosco'. Tenía 24 años, y 21 cuando cometió el asesinato de una anciana. En sus últimas horas, además del cura, el representante de la cofradía de la Piedad y diversos testigos y autoridades, le acompañaron su madre y su tía, que se mantuvieron con entereza hasta el final para no añadir más abatimiento al reo.

Entre los últimos tres verdugos que hubo en España no estaba el de la Audiencia de Valladolid. Muy probablemente el último de Valladolid fuera Florencio Fuentes Estébanez, al menos que ejecutara sentencias (si hubo otro posterior tuvo la suerte de no tener que ejercer). Florencio Fuentes fue apartado del cargo a finales de 1953 o principios de 1954 al parecer por negarse a ejecutar una sentencia. 

Por algunos testimonios podemos saber que Florencio Fuentes terminó siendo una persona cargada de sentimientos de culpabilidad. Nació en Osorno (Palencia) en 1901. Tras ser desposeído del cargo volvió a tierras palentinas y allí terminó sus días alejado de la familia y en muy precaria situación económica. En 1970 se quitó la vida. A lo largo de su actividad, que comenzó en 1941, se le calculan unas 25 ejecuciones. Su último trabajo fue en Barcelona el 2 de diciembre de 1953 para ajusticiar a uno de los dos hermanos que habían robado y asesinado a un vecino. Quiso la casualidad que el verdugo venido de Barcelona para ejecutar a 'El Mosco', Vicente López, aprendió su oficio de la mano de Florencio Fuentes, que le acompañó en sus primeras ejecuciones. 

Fotograma de la película ‘El Verdugo’Fotograma de la película ‘El Verdugo’Más de un historiador y reportaje de prensa han citado a Florencio Fuentes como el verdugo que en Valencia ajustició en 1959 a Pilar Prades, la última mujer ejecutada en España, y que esta noticia fue la que inspiró a Luis García Berlanga para su película 'El verdugo', estrenada en 1963 y una de las joyas de la filmografía española. Esto no fue así en absoluto pues, como ya sabemos, en 1959 Florencio ya no ejercía. La película trata, básicamente, de un verdugo que tiene que ir a ejercer a Palma de Mallorca, que es justamente lo que, según algún artículo, había hecho Florencio en 1951 para llevar a cabo la que resultó ser la última ejecución practicada en la isla. En la película de Berlanga, un alegato contra la pena de muerte, que fue premiada en el Festival de Venecia el año de su estreno, el verdugo es arrastrado por los guardias, prácticamente borracho, pues se negaba a ejecutar al reo. Y Antonio López Sierra, el verdugo de Pilar Prades, una joven de 31 años, contó en la película 'Queridísimos verdugos' (1973), de Basilio Martín Patino, que tuvo que ser presionado y atiborrado de tranquilizantes para que la ajusticiara. Curiosamente, de la personalidad de Florencio Fuentes, el historiador Juan Eslava Galán, en su libro "Verdugos y torturadores", escribe algo parecido, pues en una de sus ejecuciones estuvo toda la noche desquiciado y hubo que calmarlo con sedantes y llevarlo arrastras hasta el lugar de la ejecución. 

En Valladolid hubo una calle llamada del Verdugo porque al parecer en un callejón de la misma vivía el ejecutor de sentencias. Esta calle se corresponde, más o menos, con la actual Montero Calvo.

La imagen es un fotograma de la película 'El verdugo', en el que el actor José Isbert muestra a su yerno, Nino Manfredi, el garrote con el que tiene que ejecutar la sentencia.

 


 

EL GARROTE

El garrote (por garrote vil se conoce popularmente) como única forma de ejecución, lo estableció Fernando VII en 1832.  La pena de muerte en España fue abolida definitivamente, incluso del Código Militar, en 1995. En el ámbito del código civil, ya estaba suprimida por el artículo 15 de la Constitución Española de 1978. La Audiencia de Valladolid siempre tuvo su propio ejecutor de sentencias, administrador de la justicia o verdugo, que de todas esas formas se conocía a la persona que tenía el oficio, asimilado a un funcionario, de agarrotar a los condenados a muerte. Por documentos del siglo XV se sabe que en aquellas épocas era el Concejo (Ayuntamiento) el que pagaba el salario del verdugo, y que se trataba de un oficio como otro cualquiera de los que la villa sacaba a concurso para que se presentara quien quisiera, y que una vez elegido tenía que pagar una fianza para que el Concejo se asegurara que iba a cumplir lo que se le encomendara.  La foto muestra el garrote que se conserva en la Audiencia de Valladolid, y está tomada de un artículo de la abogada Ana Mª Ruanova Aranás publicado en la Revista del Colegio de Abogados de Valladolid del 2º semestre de 2019.