Jesús de la Calzada, triunfador del Circuito de Novilladas

D.V.
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Cuatro orejas se repartieron Ismael Martín y el ganador del certamen en la gran final en Tordesillas

Ismael Martín y Jesús de la Calzada, en la gran final del Circuito de Novilladas en Tordesillas.

El novillero Jesús de la Calzada, con dos orejas, se alzó este domingo con la tercera edición del Circuito de Novilladas de Castilla y León, cuya final tuvo lugar en Tordesillas y en la que salió a hombros junto a su paisano salmantino Ismael Martín.

A por todas salió Jesús de la Calzada, que recibió con dos largas cambiadas a un novillo que empujó con la cara abajo y fijeza en el peto, informa Efe. 'Ordinario', bravo y noble, hizo el avión en sus embestidas con una clase extraordinaria, lo que aprovechó el también salmantino para protagonizar una faena de mucha conexión con los tendidos, iniciada y abrochada de rodillas y en la que no se dejó nada en el tintero.

Estuvo muy en novillero, que se dice el argot, aunque por momentos le pudiera más el corazón que la cabeza. Se fue tras la espada enterrando el estoque hasta las cintas y cortó una oreja.

Más reposado se mostró De la Calzada con el cuarto y último de la final, al que dio sitio y corrió bien la mano al natural, aprovechando la nobleza y el recorrido del ejemplar de Fraile de Valdefresno. Faena en la que hubo momentos de temple y ligazón, dando paso en el epílogo a un toreo de cercanías ya en terrenos de tablas. Media estocada fue suficiente para llevarse otro apéndice.

Ismael Martín firmó vibrante faena al bravo y encastado novillo que abrió la tarde, un ejemplar de Fraile de Valdefresno que empujó bien en varas y que llegó a la muleta con mucho motor.

Muy voluntarioso, el salmantino, que había banderilleado con solvencia, llevó a cabo una actuación sin respiro y planteada en la corta distancia, con buenos pasajes al natural en el tramo final. La contundencia del espadazo contrario le valió un trofeo.

Otra oreja más lograría Martín del tercero, un novillo al que le faltó fondo y que desarrolló actitud defensiva que obligó a hacer un gran esfuerzo a lo largo de un trasteo en el que primó la voluntad sobre la brillantez, y en el que no le que quedó otra que meterse entre los pitones en el tramo final para arrancar con sacacorchos las embestidas del de José Cruz.

La plaza registró menos de un tercio de entrada en los tendidos en tarde soleada y veraniega.