Los médicos de atención primaria alertan del «colapso»

A.G.M.
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Dos médicas de familia y dos pediatras relatan su día a día en medio de una situación de «sobrecarga asistencial» que acaba repercutiendo en el paciente: «No puedes atender bien a alguien, mientras el siguiente paciente te abre la puerta»

Los médicos de atención primaria alertan del «colapso» - Foto: J. Tajes

La situación en atención primaria lleva años de deterioro y los profesionales sienten que el «colapso» puede estar cerca si no se adoptan medidas de manera urgente. Dos médicas de familia y dos pediatras relatan su día a día en centros de salud de Valladolid, Laguna, Portillo y Peñafiel, en medio de una situación de «sobrecarga asistencial» que acaba repercutiendo en el paciente y que no solo les satura a ellas en su día a día, sino que también dificulta la llegada del ansiado relevo.

«Para que algo se respete, hay que valorarlo y hemos pasado de los aplausos al insulto»

Tensionado, colapsado, viciado, mal utilizado... Isabel Gutiérrez no tiene ninguna duda de que la atención primaria necesita un cambio drástico: «Sentimos que estamos desbordados, que no nos da tiempo y que no estamos valorados», dice esta médico de familia de 60 años y con 25 de experiencia, que actualmente ejerce en Delicias y que ve otro problema añadido en la falta de atractivo para los profesionales: «Yo tengo estudiantes de sexto que ven que este trabajo es muy bonito, pero que dicen que hay gran sobrecarga porque se asume mucha tarea que no debería ser nuestra».

Habla de funciones administrativas y lamenta que se vean obligados a «hacer muchísimo papeleo»: «No damos de sí y, para colmo, estamos sobrecargados con un montón de tareas que no son nuestras, que lo nuestro es la atención sanitaria, que es para lo que nos hemos formado y lo que nos gusta y motiva».

Gutiérrez ocupa también la presidencia de Socalemfyc (la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria), un cargo desde el que defiende que «no todo el problema es falta de médicos», porque «los hay y se van a otras cosas, en lugar de a la primaria», por lo que aboga por «incentivar adecuadamente la primaria con más recursos materiales». Defiende que «para poder dar una buena atención, hacen falta más médicos»: «No puedes atender bien a alguien, mientras tienes al siguiente paciente abriéndote la puerta y sabes que en el mejor de los casos tienes siete minutos».

Isabel Gutiérrez, médico de familia en el centro de salud Delicias.Isabel Gutiérrez, médico de familia en el centro de salud Delicias. - Foto: J. Tajes«El sistema en primaria no funciona, está tensionado y colapsado. Hay múltiples factores que pueden influir, porque todos estos años se ha ido tirando. Hacemos más de lo que podemos y hay muchos días en que no terminas a la hora, estás hasta las cuatro o cinco de la tarde», argumenta. «El sistema está viciado y mal utilizado. Para que algo se respete, primero hay que valorarlo y en España hemos pasado de los aplausos de la pandemia al insulto y la agresión».

La doctora censura que «la consulta en primaria no tiene techo, porque se puede empezar con 30 pacientes, pero acabar con 60; y se va a contrarreloj». «En Valladolid, hay una gran variabilidad. No se puede comparar el medio urbano y el rural, pero tampoco una consulta de Delicias con una de Rondilla o de Gamazo. No es lo mismo un cupo con mucha gente joven que uno con mil mayores en el que hay crónicos, pluripatologías, pacientes frágiles...».

«Todo lo que sea tener más de 30 consultas diarias complica poder dar calidad asistencial»

El medio rural funciona bajo unos parámetros totalmente distintos al urbano, también en la atención primaria. La carga asistencial no es tan grande, aunque los problemas se multiplican en épocas como esta, en la que, además de la irrupción de los 'viejos' virus respiratorios, se suma la llegada de las vacaciones de los profesionales, lo que obliga a repartir los pacientes de todos esos médicos que van cogiendo los días con los que cerrar el año y que hace que el resto deba arrimar el hombro: «No hay gente para poder hacer las sustituciones, así que las vacaciones las tenemos que cubrir entre nosotros».

Mercedes Coloma, médico de familia en el centro de salud de Portillo, apunta que «hay agobio, pero no es el agobio de cuando se estaba en plena pandemia»: «Es que todo lo que sea tener más de 30 consultas diarias nos complica poder dar una calidad asistencial». «La media en un centro rural como el de Portillo está en los 30 pacientes diarios, aunque hay que tener en cuenta que los cupos no son homogéneos y hay profesionales que ven a 20 y otros que pueden ver a 40, aunque hay veces que esos 20 se ven en distintos pueblos».

Mercedes Coloma, médico de familia en el centro de salud de Portillo.Mercedes Coloma, médico de familia en el centro de salud de Portillo. - Foto: J. TajesTodo ello, en un escenario de subida de la presión asistencial, por la irrupción de esos 'viejos' virus: «Ahora mismo vemos poquísimo covid pero en cambio se han incrementado muchísimo otros tipos de virus respiratorios, porque hemos estado prácticamente tres años con la mascarilla. Es cierto que son cuadros mas banales pero hay que atenderlo igual».

En esta línea, la doctora Coloma alerta del problema que supone la «inmediatez» que exigen ciertos pacientes, que «empiezan con una pequeña febrícula y ya piden cita, sin esperar a ver cómo evoluciona tras tomar un paracetamol».

«En el mundo rural, los médicos somos muy accesibles y hay pacientes que se te presentan sin cita y siempre les ves», dice esta doctora que apunta que «quizás por eso, la demora media en la mayoría de los profesionales, del 85 o el 90 por ciento del medio rural, es inferior a los dos días».

Maite Martínez, pediatra en el centro de salud de Laguna de Duero.Maite Martínez, pediatra en el centro de salud de Laguna de Duero. - Foto: J. TajesAdemás, señala que las consultas no presenciales suponen «el 40%» todavía, pero dice que les exige «casi el mismo tiempo que las presenciales»: «Yo prefiero la presencial, la telefónica está bien para una receta de un paciente crónico, para la renovación de una baja o para un análisis... pero para un diagnóstico, la presencial».

«Trabajamos muy muy rápido, distamucho la atención de los diez minutos»

Después de 30 años de periplo profesional, la doctora Maite Martínez no tiene ninguna duda de que sus condiciones laborales han ido empeorando con el paso del tiempo y reconoce que actualmente «son tan deficitarias» que teme que vaya a acabar «perdiendo el estímulo y la vocación»: «Trabajamos muy muy rápido, dista mucho la atención de los diez minutos, con el problema de la agenda 'chicle', que es que tú empiezas con 20 o 30 pacientes en lista y después se te van insertando pacientes sin cita, lo que conlleva un estrés importante; más si cabe en el caso de los niños».

Es pediatra en Laguna de Duero y preside Apapcyl (la Asociación de Pediatras de Atención Primaria de Castilla y León): «La situación es muy preocupante. Es un problema que viene de años, porque sabíamos que había necesidad de inversión y potenciarla, pero los recursos se han derivado al medio hospitalario y la primaria ha ido decayendo».

En el caso de los pediatras, cree que la cosa es aún peor: «Estamos muy solos, porque a los pediatras no se nos ha sustituido nunca y cuando falta uno, el trabajo lo hace el compañero». Y llegan épocas de irrupción de virus y las consultas se llenan, con cita o sin ella.

Isabel Redondo, pediatra en el centro de salud de Peñafiel.Isabel Redondo, pediatra en el centro de salud de Peñafiel. - Foto: J. Tajes«Hay un problema de falta de educación sanitaria. El ciudadano se tiene que concienciar de que hay dolencias que no son prioritarias y no se pueden colapsar la agendas por media hora de fiebre. No es lo mismo un lactante, que un niño más mayor, que porque tenga fiebre, tos y mucosidad, en un contexto catarral e invernal, pues se puede hacer un tratamiento conservador en casa y esperar dos días sin tener que ir a urgencias, que yo no digo que no los vayamos a ver», puntualiza.

«Atender a 40 niños supone estar 6 horas sin parar y al final no sabes ni lo que ves»

Pediatra rural con 25 de años de carrera, se ha acostumbrado a trabajar «bajo mínimos» por la falta de personal que se arrastra en atención primaria, con médicos que desarrollan parte de su jornada en un municipio y parte en otro, una situación que parece enconada. «En Peñafiel tendríamos que ser un pediatra y medio, y solo somos uno. Es el gran problema», lamenta la doctora Redondo, quien señala que deben cubrirse unos a otros si alguien falta o se coge días de descanso, si bien admite que están mejor que en las áreas urbanas.

«Ahora estamos atendiendo a unos 40 niños al día y apenas el diez por ciento es a través del teléfono ya», apunta. La presión asistencial media de un pediatra rural en esta provincia está en 24 pacientes, lo que supone que Isabel Redondo ve ahora cada día 16 niños 'extra'.

Para poder atender a todos, la única receta es estar «seis horas, de 9.00 a 15.00, casi sin parar, sin un descanso... porque en pediatría se pierde más tiempo en desvestir a los niños». «Al final ya no sabes ni lo que ves», asegura la pediatra de Peñafiel, quien reconoce que «la demanda asistencial actual se ha incrementado»: «Desde hace un par de meses, hay mucha infección respiratoria entre los menores, ya que entre la pandemia del covid y las mascarillas, no hubo más virus respiratorios, pero ahora ya hay bastante». 

«El Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que es el de la bronquiolitis, ha aparecido antes y la gente está asustada, con lo que a la mínima viene a consulta y hay cosas que sí podrían esperar un poquito. Pero la gente ya no espera, porque yo creo que se ha alarmado mucho, sobre todo desde las televisiones con el tema de la bronquiolitis».