47 años de conflicto

G. F. (SPC)
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El 6 de noviembre de 1975, con el dictador Franco agonizando, el rey de Marruecos movilizó a más de 350.000 civiles y 25.000 militares para encender la Marcha Verde y ocupar la antigua colonia española del Sáhara

47 años de conflicto

Acomienzos del mes de noviembre de 1975, España vivía momentos convulsos. El dictador Francisco Franco agonizaba en un hospital y con él su régimen de casi 40 años. La Historia estaba a punto de pasar página pero el vecino del sur decidió aprovechar aquel momento de debilidad para pescar en río revuelto. Y como bien atestigua el viejo refrán lo hizo con ganancia.

El 6 de noviembre de aquel año, a dos semanas de la muerte de Franco, el rey de Marruecos, Hassan II, movió pieza en el ajedrez internacional al impulsar una marcha de su población sobre la entonces provincia española del Sáhara para invadirla y, en definitiva, sentar las bases para quedársela. Comenzaba lo que se conoció como la Marcha Verde que estos días cumple 47 años. Una herida nunca cerrada que se traduce en casi medio siglo de conflicto y litigio. Desde entonces los saharauis malviven en campamentos de refugiados en Argelia, pero su reivindicación para volver a la tierra de sus ancestros -y hacerlo en libertad- nunca se ha extinguido.

Aquel frío otoño, 350.000 marroquíes concentrados en Tarfaya iniciaron a pie a través del desierto, la Marcha Verde en dirección a El Aaiún, capital de la provincia colonial española. El Rey Hassan II instó a su pueblo a realizar un avance «pacífico» hacia el territorio español, un movimiento con abundante presencia de mujeres y niños. A las columnas de civiles se unieron 25.000 soldados de las Fuerzas Armadas Reales de Rabat.

Las tropas españolas, colocadas en una especie de tierra de nadie por el vacío de poder causado por la larga agonía de Franco, no supieron manejar la maniobra «pacífica» ideada por el astuto monarca Hassan II para lograr su retirada definitiva. ¿Se estuvo cerca de una guerra? Es un interrogante que siempre planea sobre cualquier análisis de los tensos momentos que se vivieron en lo que fue territorio español hace 47 años. 

De hecho, la posibilidad de ir a una guerra que hubiese generado un gran rechazo social fue el pretexto de una parte de los dirigentes del régimen para pasar página. «Que pudiera haber un conflicto bélico fue la excusa de una parte de los políticos franquistas para irse de allí. Marruecos había situado 75 divisiones militares en la frontera norte de la colonia española. Pero lo cierto es que hubiera sido muy raro que el país norteafricano atacase debido a su manifiesta inferioridad militar, palpable en tierra y abismal en mar y aire. Hassan II no era tonto, al contrario. Era un diplomático muy hábil que jugó la carta de la voluntad marroquí de apropiarse el Sáhara, de no cejar en el empeño contando con que los españoles estaban a otra cosa», relata el historiador José Luis Rodríguez. 

 «Nuestra superioridad militar sobre Marruecos era evidente. Si hubiera habido un ataque por parte marroquí, estábamos en condiciones de destrozar al ejército alauita en 48 horas», reconoció algún tiempo después el entonces gobernador general del Sáhara Español, Federico Gómez de Salazar. En caso de violencia y de una defensa a ultranza de la antigua provincia, cálculos militares de la época apuntaban a no menos de 30.000 bajas; la mayor parte del lado marroquí.

El Ejército se replegó y Marruecos, contraviniendo las disposiciones de la ONU que, en 1970 había aprobado la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara, ocupó la zona más rica de aquella región de 270.000 kilómetros cuadrados. Un plebiscito al que España también accedió en 1974. 

Una semana después, con Juan Carlos de Borbón como jefe del Estado en funciones debido a la situación terminal del general Franco, España, Marruecos y Mauritania firmaron un acuerdo, después de tensas conversaciones diplomáticas, en el que nuestro país reiteró su intención de descolonizar el Sáhara «poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como potencia administradora».

Acuerdo de Madrid

Tuteladas en la sombra por Estados Unidos, aquellas conversaciones desembocaron el 14 de noviembre de 1975 en el Acuerdo Tripartito de Madrid por el que se entregó a Marruecos la parte norte de la antigua provincia: 200.000 kilómetros cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en minerales, gas y petróleo. A Mauritania (que los abandonará enseguida en beneficio de su poderoso vecino del norte) se le transfieren 70.000 kilómetros del sur, los más pobres.

Desde entonces distintos planes de arreglo de la ONU y resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad no han conseguido hacer avanzar el territorio hacia un referéndum de autodeterminación en el que los saharauis decidieran su independencia o su inclusión en Marruecos.

Pese a que Rabat negoció con el Frente Polisario el llamado Plan de Arreglo aprobado por Naciones Unidas en 1990, que consensuó la urgencia de abrir las urnas para determinar la independencia o su integración en Marruecos, esa votación nunca se realizó.

El Sáhara Occidental, conocido como «la última colonia de África», no ha cerrado esa herida que lleva supurando desde hace 47 años.