El 'laberinto' legal de las familias

M.B
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Valladolid puede haber recibido ya a más de medio millar de ucranianos desde el inicio de la pandemia. Una parte ha llegado porque tiene familiares o red de contactos, y se encuentra con algunas trabas para reanudar sus vidas

Aunque la última cifra oficial es de 276 protecciones temporales a desplazados por la guerra en Ucrania, se calcula que Valladolid ha podido recibir ya a más de medio millar de ucranianos (en su mayoría mujeres y niños). Una parte, quizá la de la cifra oficial, requiere de apoyo en alojamiento y entra en el programa de Acogida y Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, bajo el amparo de ONGs como Accem, Cruz Roja, Cepaim... en Valladolid. Pero, otra parte cuenta con familiares o una red de contactos en la provincia con la que alojarse, por lo que desde esas organizaciones se les presta una primera atención, apoyo en el traslado (si lo necesitan), ayuda urgente de necesidades básicas y asesoría legal para acogerse a la protección temporal. 

Es esta segunda parte la que se está encontrando con un 'laberinto' legal para normalizar su situación. Primero porque su llegada a Valladolid se ha producido por otros cauces, normalmente en forma de huida de la noche a la mañana, o bien en vehículos privados o bien con algunas de las decenas de personas anónimas que han usado sus coches o furgonetas para llegar hasta la frontera y traerse a sus familiares.

Los pasos más rápidos se están produciendo en cuanto a la escolarización, que se realiza a través de la Junta, y que prácticamente se soluciona en días. También los trámites con la Policía Nacional y con Sanidad van rápidos. Sus problemas empiezan en el momento de intentar entrar en el sistema de acogida, que empieza a encontrarse con muchas peticiones y, aunque no ha colapsado, tiene riesgo de hacerlo. La alta demanda y el hecho de contar con un hogar, aunque sea de prestado, les hacen pasar a la lista de espera. En Valladolid, además, no hay ayudas municipales en el día a día, ni al transporte público (a nivel nacional Renfe sí lo ha hecho), ni al acceso a vivienda (aunque a nivel nacional ya se ha dictado instrucciones para que los refugiados ucranios que están en el sistema de acogida puedan acceder rápidamente a ayudas al alquiler y de manutención, recogía hace unos días El País), ni en la reducción en cuanto al tiempo de empadronamiento para acceder a algún beneficio. «Desde el Ayuntamiento no hay ayudas para los ucranianos», se queja una familia de ese país, que añade que «es posible que si vienen compatriotas, y no tienen gente que les apoye, puedan acabar durmiendo en la calle».