Salvo algún incidente puntual (insultos y agresiones condenables a miembros de Vox en Guecho), la campaña electoral en el País Vasco está discurriendo bajo un buen tono, muy alejado de la crispación y la agresividad de la vida política española. ¡Quién nos lo iba a decir hace un tiempo! En Madrid, estallan los exabruptos, las acusaciones peregrinas, los escupitajos verbales, las broncas continuas, mientras que en Euskadi reina ahora, con algunas excepciones, el respeto al adversario y unas formas y maneras que rozan la excelencia. Sigo desde su principio esta campaña y todavía no he encontrado descalificaciones gruesas de partidos o personas. Y eso que las encuestas hablan de una gran igualdad entre las dos formaciones nacionalistas, PNV y Bildu, en tanto que el PSE-PSOE puede ser el árbitro y aspira a reeditar el pacto que estos años le ha mantenido en el gobierno vasco en coalición con los de Urkullu. El resto de las listas parece que no van a pasar de pequeñas, y casi simbólicas, representaciones. Un fracaso para algunas como Sumar que no podrá conservar el gran arsenal de votos que, en su día, tuvo Podemos. Pese a estas circunstancias, igualdad, previsible cambio de rumbo y máxima exigencia, la campaña es, a mi juicio, todo un ejemplo que cómo tendrían desarrollarse estos asuntos: hablar de lo que le interesa a la gente, explicar programas y objetivos, abandonar descalificaciones gratuitas e insultos personales y no convertir al pasado en protagonista. ¡Hasta el PP ha renunciado a referirse a ETA, algo que no hace ni en el Congreso ni en el Senado! En el buen tono de esta campaña (ojalá no varíe ya) puede haber influido el hecho de que los tres principales aspirantes a lehendakari sean nuevos y jóvenes. PNV, Bildu y PSE-PSOE han entendido que el País Vasco ya no es el que era, que el voto joven busca otras alternativas y que el identarismo tiene que ser sustituido por la gestión, por la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Ahí se está dando la batalla y así lo han entendido Pradales (PNV), Ochandiano (Bildu) y el socialista Andueza. Y así tendrían que entenderlo en Cataluña, pero…