José Antonio de Santiago Juárez

La Cencellada

José Antonio de Santiago Juárez


El museo está en la calle

29/03/2024

Soy pucelano y los acontecimientos de mi ciudad me gustan, muy especialmente la Semana Santa. No soy un experto, ni un estudioso, ni la vivo intensamente. Cuando algún amigo foráneo me pide que se la muestre y que haga de guía, soy un desastre, parece que vivo en la isla de Manhattan.

He tenido la fortuna de haber visto todas las procesiones varias veces hace más de sesenta años desde el domicilio de mis abuelos paternos que, situado en la Plaza Mayor, contaba con ventanas que daban a la plaza y a la calle de Jesús. Siempre me impresionó la salida del Nazareno por aquella calle estrecha, guiado por el silencio, el olor a vela y sus cofrades.

En aquella época se desarrollaban nueve o diez procesiones -una cada día de la semana, dos el Jueves Santo y tres el Viernes Santo- manteniendo el mismo itinerario todos los años. En la actualidad, el número de procesiones quizás sea excesivo, más de cuarenta, y los recorridos de estas se modifican con cierta frecuencia. Este año se han producido cambios con respecto al anterior en catorce procesiones. Lo digo con el máximo respeto a los cerca de 12.000 cofrades y las veinte cofradías, ya que son ellos y su trabajo a lo largo de todo el año los que hacen posible esta semana en la que logran, entre otras muchas cosas, que las calles sean un museo. Y son ellos los que consiguen mantener y mejorar esta bella tradición.

La que se mantiene invariable es la luz nocturna de la primera luna llena de primavera, es ella la que señala la fecha de la Semana de Pasión y es la que, en noches despejadas, da una luminosidad especial a nuestros pasos. Dicen los que saben de esto que la luna más bonita es la de octubre. Para mí, no la hay más hermosa que la primera de primavera. Ya saben que, para gustos, los colores.

Mantener la esencia y espiritualidad de aquellos tiempos de mediados del siglo pasado es difícil, casi imposible. Entonces, especialmente el Viernes Santo, estaba cargado de silencio y respeto. Durante la procesión general se cerraban los bares y se apagaban las luces de los pocos semáforos que había y también las de los escaparates. Esto último, se mantiene en la actualidad con la franquicia 'Se Alquila' que ha tomado todas las calles, especialmente las del centro.

Si algún turista me pidiese que le señalase los momentos más cargados de emoción y belleza, además de advertirle que se equivoca de guía, le indicaría los seis siguientes; la procesión del encuentro, el martes, en la plaza de Santa  Cruz; la tarde del Jueves Santo con la visita a las siete iglesias; la procesión del Cristo de la Luz el jueves por la mañana en Santa Cruz; la procesión del Silencio en la Catedral a las once de la noche del jueves;  el pregón a caballo de los cofrades jinetes de las Siete Palabras desde las primeras horas de la mañana del viernes, en cualquier punto de su recorrido, convocando a los ciudadanos al Sermón de las Siete Palabras, que tendrá lugar a mediodía en la Plaza Mayor y la entrada de la Virgen de las Angustias en la calle que le da nombre, acompañada del canto de la Salve por los fieles y cofrades, al finalizar la procesión general del viernes. Algún buen conocedor de la Semana Santa pensará que faltan muchos momentos y que, quizás, sobre alguno. Seguramente tenga razón, pero, ya saben, que cada uno tiene su once titular.