La plaza de España volvió a convertirse ayer en un punto de encuentro para los amantes de la lectura. Cientos de vallisoletanos se acercaron a los puestos que unos 30 libreros montaron en la céntrica plaza para acercar un poco más la lectura a los ciudadanos. Para celebrar el Día del Libro como se debe, con el libro como protagonista.

Y aunque el tiempo no acompañó al nivel que lo ha hecho en Valladolid durante las últimas semanas, no faltaron aficionados de todas las edades. Desde adultos que buscaban clásicos de la literatura o trabajos de escritores locales, hasta niños que se quedaban con la mirada perdida ante las portadas de los cuentos o los libros de aventuras.

No importó que este año los libreros contaran con menos espacio. Tres metros cuadrados por puesto en lugar de los cuatro de años anteriores. Los libreros intentaron compensar ese pequeño inconveniente con descuentos del diez por ciento que hoy repetirán en sus propios locales. Además, regalaron un árbol a todos los que hicieron una compra en colaboración con la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (Arba) de Valladolid.

Una fiesta de las letras que el Gremio de Libreros pretende extender al menos a otro día del año para intentar compensar las dificultades que atraviesa un sector cada vez más castigado por la crisis y la piratería.

De hecho, durante la presentación de los actos del Día del Libro, el presidente del Gremio de Libreros, Marco Antonio Blanco, ya avisó de que las ventas habían bajado un 15 por ciento el año pasado.

Una tendencia que pretende cambiar este año recordando que leer es el mejor alimento para el alma. Buen provecho.