"Que la luz de Lis sea estímulo para la gente con problemas"

SPC
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El director de la Casa Lis revindica las artes decorativas y la singularidad del Museo Art Nouveau y Art Déco, como espacio de diálogo con Salamanca y como aportación diferente a la oferta turística, cultural y patrimonial de Castilla y León

“Que la luz de Lis sea estímulo para la gente con problemas" - Foto: David Arranz. ICAL

El Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis de Salamanca, inaugurado en 1995, es acreedor del Premio Castilla y León de las Artes 2023. La Junta reconoció, por unanimidad, su "icónica defensa" de una parcela del patrimonio cultural de la Comunidad tan "relevante y poco reconocida" como las artes decorativas, además de la "implicación decisiva" del museo en la vida cultural de la ciudad de Salamanca y de toda la Comunidad, así como su" atractivo para el gran público", como lo demuestran sus casi 160.000 visitantes en 2023. Su director, Pedro Pérez Castro, reivindica, durante una entrevista con Ical, las artes decorativas y la singularidad del museo, como espacio de "diálogo" con la ciudad y como "aportación diferente" a la oferta turística, cultural y patrimonial de Castilla y León.

¿Qué cree que es lo que más ha valorado el jurado para conceder a la Casa Lis de Salamanca el Premio Castilla y León de las Artes?

Creo que el jurado ha valorado dos cuestiones que, a mí, me parecen muy interesantes. Por un lado, uno de los aspectos que tienen nuestras colecciones, que no siempre se valoran pero para nosotros es muy importante este valor que le da el jurado, y es las artes decorativas. Por una razón, porque habitualmente se premia más lo que la llamamos las bellas artes, como la pintura o la escultura, y las artes decorativas siempre quedan un poco más al margen. Entonces, como colección, bastante coherente y cerrada, es verdad que es una aportación singular y que, como además tiene una gran calidad, el público lo valora. El segundo aspecto es que el museo forma parte de la actividad cultural de la ciudad y en esto sí que hemos hecho mucho esfuerzo. Porque no queríamos ser simplemente un museo, sino que queríamos estar presentes en la vida social de la ciudad. Desde ese punto de vista, la actividad cultural del museo es muy fuerte y muy continua y no solo se limita a que vengan los visitantes a contemplar las colecciones permanentes o las exposiciones temporales, sino que, además, estamos constantemente ofreciendo y teniendo participación con la sociedad civil.

¿Cómo encaja un espacio artístico como éste en el entorno monumental de una ciudad Patrimonio de la Humanidad como Salamanca?

La Casa Lis lo que hace es una aportación diferente a la oferta turística, cultural y patrimonial que tiene, no solo Salamanca, sino la Comunidad Autónoma. La Casa Lis aporta un patrimonio más singular, diferente, al rico, riquísimo, patrimonio que tiene la Comunidad, no solo las ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad sino multitud de ofertas patrimoniales. La Casa Lis es un edificio diferente que pertenece a la arquitectura del hierro y con una decoración modernista, que además tiene unas colecciones muy coherentes con el edificio y que hace que el visitante, cuando llega a Salamanca, pues se sorprenda, encuentre algo diferente en un espacio que le produce sorpresa, pero a la vez satisfacción, y que, desde luego, complementa mucho todo lo que ha visto anteriormente.

Año tras año, el museo bate récords de visitantes, ¿cuáles son las claves?

El trabajo que hemos hecho en estos 30 años, que vamos a cumplir el año que viene, ha sido muy continuado, que es algo muy importante en las ofertas culturales de todo tipo. No ha habido altibajos. Hemos ido siempre ofreciendo novedades, sobre todo en el tema de exposiciones temporales, de un gran calidad y muy sostenibles. De tal forma que ya hemos fidelizado muchos visitantes de Salamanca, que para nosotros es importante, de la Comunidad, y, por supuesto, cuando el turista viene ya tiene una información de lo que le ofrecemos. Y esta continuidad en la calidad y en la sostenibilidad, yo creo que es una de las claves para haber conseguido fidelizar los visitantes. Y hacer que muchos de ellos no solamente vengan una vez, sino que siempre que vienen a Salamanca, vienen a la Casa Lis.

¿Qué papel juegan esas otras actividades culturales que no tienen que ver estrictamente con el acto contemplativo del arte?

Sí, intentamos ofertar un abanico importante de actividades culturales, pero siempre las contextualizamos con el museo, bien por época, bien por temática, o bien por una relación que existe entre la sociedad civil y el museo. Son fundamentales las propuestas que hace la Asociación de Amigos del Museo Casa Lis, que es una de las más fuerte en cuanto a número y actividad que hay en Castilla y León, y que tienen también una continuidad en las ofertas que se hacen. Luego, siempre intentamos que cualquier actividad que propongamos esté contextualizada. La moda, por ejemplo, Hemos hecho ciclos muy importantes que tiene que ver, por ejemplo, con la época del museo. O la presentación de libros, la Noches de Lis o cualquier otro tipo de actividad. Siempre buscamos que el contexto sea el museo, de tal forma que conseguimos hacer una oferta también singular. De nuevo vuelvo a utilizar la palabra singular porque creo que es importante. Es una oferta singular que se diferencia de otras que puedan hacer otras instituciones salmantinas o de Castilla y León

El museo se vende y se vende bien. Por ejemplo, la Tienda de Lis es uno de los comercios de recuerdos más exclusivos de Salamanca, ¿cómo va este proyecto?

Las Tiendas de Lis contribuyen a lo que llamamos la marca Lis. Hemos conseguido crear esta marca con un cierto prestigio, con una cierta singularidad, otra vez lo diferente, y con productos de calidad, que a nosotros nos sirven para dos objetivos fundamentales. Por un lado, para promocionar el museo, ya que la marca Lis ayuda mucho a la promoción de lo que es el museo Art Nouveau y Art Decó, y, por supuesto, para obtener uno ingresos, que son muy importantes, y que nos ayudan a algo que se está debatiendo mucho en el mundo de los museos en este momento, que es la sostenibilidad económica. Conseguimos que el museo tenga unos ingresos que nos permiten hacer más actividades y, también, por qué no decirlo, tener una cierta libertad o independencia, no tener que depender de otro tipo de patrocinios. Aunque, evidentemente, para nosotros el apoyo del Ayuntamiento de Salamanca es fundamental. Somos un museo que tiene una estructura jurídica privada, lo que nos permite trabajar con herramientas de empresa privada, pero siempre con vocación pública. Esto lo tenemos muy claro.

Hablando de esa relación con las instituciones, ¿cómo funciona el Patronato que se ocupa de la gestión del museo?

El museo depende de una estructura que es un Fundación, que tiene un carácter jurídico privado pero con una gran participación pública. El presidente del Patronato es el alcalde de la ciudad, el rector de la Universidad es el vicepresidente, el alcalde de Navasfrías es partícipe, también, como patrono, y está también presente la Junta de Castilla y León. Es decir, hay una participación pública muy importante, que es lo que nos da también está vocación de servicio público, pero quizá lo diferente y lo que nos ha hecho también, un poco, ser una referencia a nivel internacional, porque es algo que ha llamado mucho la atención, es que podemos trabajar con herramientas de empresa privada, con lo cual tenemos una gestión mucho más ágil y adecuada al cumplimiento de los objetivos, pero siempre con vocación pública. No somos un modelo liberal.

Ha mencionado Navasfrías, el municipio originario de Manuel Ramos Andrade, principal benefactor y mecenas del museo y quien da nombre a la fundación que lo gestiona, ¿qué le habría parecido este reconocimiento y, en general, el camino que ha llevado el museo en estas tres décadas? 

Cuando hacemos cualquier actividad y cuando conseguimos algunos objetivos, siempre pienso mucho en qué le habría parecido a Manuel Ramos Andrade. Y yo creo que estaría muy satisfecho. Él siempre habló de la importancia que tendría en un futuro el museo, pero yo creo que, como todos nosotros, nunca pensó que íbamos a cumplir estos objetivos. Y estoy convencido de que estará muy satisfecho.

El museo siempre está atento a todas esas efemérides que están por y para fomentar la cultura, como el propio día internacional de los museos y otras, no sé si hay prevista alguna forma de celebrar este reconocimiento.

A partir de ahora, continuar. El premio significa un estímulo muy importante para todo el equipo que trabaja en el museo. Es un reconocimiento, de Castilla y León, además, el más importante de las bellas artes, y es un estímulo fundamental. Y esto nos va a ayudar mucho a seguir en la misma línea. Vamos a hacer mucho hincapié en los próximos proyectos en vincular el museo con la ciudad. Queremos que Salamanca sienta más de cerca su Casa Lis y vamos a trabajar, sobre todo, en temas sociales. Vamos a intentar que el museo se la casa de todas aquellas personas que, de alguna forma, están sufriendo problemas de salud, de marginalidad, de depresión… y que la Casa Lis sea un espacio de bienestar. Tenemos la suerte de tener un espacio que es como un sanatorio y queremos que la luz, la magia de Lis sirva como estímulo para la gente que tiene problemas de todo tipo.

¿Qué es lo que más puede sorprender al visitante sobre el continente de este museo, este palacete urbano inserto en las callejuelas del casco histórico y que mira al Tormes desde su fachada sur, en el que asientan las galerías?

Es un edificio que, además de ser un museo que expone colecciones, las permanentes y las temporales, es un espacio de luz, de bienestar. La gente puede venir aquí y pasar un rato agradable, tomar un café, comprar algo en la tienda y, sobre todo, disfrutar de lo que significa la entrada de la luz por los vitrales, pasear por los espacios abiertos, ya que este no es un museo hermético, sino que está abierto a la ciudad, dialoga con ella. Yo lo llamaría experiencia diferente.

Mirando en retrospectiva hacia estos 30 años que se redondearán el año que viene, ¿cuáles son sus exposiciones favoritas, bien por gusto personal, por relevancia o por dificultad?

Hemos hecho más de 40 exposiciones temporales, pero a mí, personalmente, hay tres o cuatro que me parecen más importantes y que han sido además producciones propias del museo. La exposición de Coco Chanel, la exposición de ballets rusos y la exposición de París-Berlín años 30. Estas tres me parece que son tres grandes exposiciones de producción propia del museo, que luego han salido fuera y que han ayudad también a promocionar el museo. Y luego exposiciones, digamos, que hemos comprado, como la que tenemos ahora de Botero, son de un gran éxito de público. Aquí cabe mencionar a Picasso o Dalí, multitud de ellas.

¿Cómo están cambiando las nuevas tecnologías el acceso a la cultura? ¿Hay un esfuerzo en la Casa Lis por adaptarse?

Sí, en cuanto a las innovaciones que hemos llevado a cabo en adaptación a las nuevas tecnologías, señalaría dos. Una, en el aspecto de museografía, es decir, exponer se una forma más correcta las colecciones. Para ello, por supuesto, nos ha ayudado mucho la tecnología LED. Y en cuanto a comunicación, hemos hecho un gran esfuerzo en los tratamientos digitales, de tal forma que siempre hemos querido estar muy en contacto con las nuevas tecnologías, que es lo que nos ha mantenido cerca del público joven, que para nosotros es un segmento de los visitantes muy importante, y que va aumentando cada vez más. A la gente joven le gusta este museo.

Precisamente al hilo de la gente más joven. No sé si por esa pausa del acto contemplativo o por esa forma tan relajada de presentar los estímulos, ¿los museos son más importantes que nunca en un sociedad tan frenética?

Sí. Sin generalizar, porque hablar de gente joven generalizando es muy complicado, sí que puedo decir que hay un segmento de gente joven que viene al museo, primero porque le gusta, porque le apasiona, pero también un poco porque se sale de los esquemas consumistas. En el museo encuentran la sensibilidad y la creatividad, que algo fundamental del ser humano y que no tiene edad. Aquellas personas que se enganchan por la emoción que se siente por las cosas, se salen un poco de otros esquemas consumistas mucho más impersonales.