Tordesillas volvió a viajar ayer al pasado, al año 1509, cuando la reina Juana I de Castilla entró en la villa vallisoletana con toda su corte. Por duodécimo año, el frío no fue óbice para que centenares de personas se sumaran a uno de los eventos con más tradición en la localidad.
En esta ocasión fue la joven Raquel Cañas Aparicio la que se metió en la piel de la Reina Juana I de Castilla. Con la misma edad que tenía la soberana a su llegada al municipio, la tordesillana recorrió los escenarios más emblemáticos acompañada de su padre, Fernando el Católico; protegida y custodiada por los Monteros de Espinosa, su guardia personal; y con Catalina, su hija pequeña a la que encarnó Raquel Mata de la Cruz, natural de Tordesillas y de 4 años. Damas de compañía, personal de palacio y los restos mortales de su esposo, Felipe el Hermoso, custodiado por monjes que alumbran su paso con sus antorchas, completaron este curioso cortejo en el que trabajan más de 300 personas y que recrea este momento histórico, fecha a partir de la que la reina Juana I de Castilla y fijaría allí su residencia, durante 46 años, hasta su muerte.