El calvario de Cospedal

Pilar Cernuda
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Las conversaciones con el excomisario Villarejo han llevado a la ex secretaria general del PP a dimitir precipitadamente de sus cargos

La puntilla fue la publicación de la conversación telefónica que su marido, Ignacio López del Hierro, había mantenido con el excomisario Villarejo, en la que le decía que su mujer había informado al «jefe» del contenido de la reunión que habían mantenido días antes y que el «jefe» -solo podía ser Mariano Rajoy- «está de acuerdo» con lo que habían hablado en ese encuentro. Es decir, que Villarejo investigara a personas supuestamente vinculadas con la Gürtel y se mencionaba una Fundación de la que formaba parte Javier Arenas. 

En el PP nadie creyó que Rajoy pudiera estar de acuerdo con esa vigilancia al ex secretario general del partido y exvicepresidente del Gobierno. Es de dominio público su estrechísima relación política y personal, como es de dominio público que desde hace años Cospedal mantiene una profunda e indisimulada animadversión hacia Arenas, que se ha visualizado en momentos en los que había que tomar decisiones políticas en las que mantenían posiciones distintas, sobre todo relacionadas con nombramientos para cargos de responsabilidad. Más aún cuando se trataba de Andalucía y la dirección nacional del partido, con ella, en la Secretaría General, debía dar opinión sobre los candidatos a las elecciones municipales, autonómicas y generales. 

El problema principal de la política ha sido no calibrar el alcance de su fracaso en las primarias, el escaso respaldo que le dieron los militantes. Soportó mal que Soraya Sáenz de Santamaría ganara la primera vuelta y no dudó en ofrecer su apoyo a Pablo Casado con tal de que no ganara la mujer con la que llevaba al máximo extremo una rivalidad que ha impregnado la vida del PP en los últimos años. Una rivalidad que, por lo que cuentan, bien tiene que ver con que se miraban de reojo al ser una la mano derecha de Rajoy en el partido y la otra en el Gobierno, con el hecho de que tanto Cospedal como un grupo de ministros consideraban que la exvicepresidenta utilizaba el CNI para sus propios intereses y, en el plano personal, porque Cospedal sangraba por la herida de que las actividades empresariales de su marido siempre provocaron mucho recelo, mientras que se aceptó que el marido de Soraya aceptara un importante cargo en Telefónica.