«Me gustaría que la Junta contara más con nosotros»

Óscar Fraile
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El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valladolid, Carlos Treceño, asegura que tiene buena sintonía con el Gobierno regional, pero pide estar de una forma «más activa» en el Plan de Salud

Firme defensor de la labor asistencial de las farmacias, Carlos Treceño asume la Presidencia del Colegio de Farmacéuticos de Castilla y León dos años después de hacer lo propio con el de Valladolid. Pide a los políticos estabilidad para el sector y ensalza la labor de los negocios ubicados en las zonas rurales como ejes de mantenimiento de la población.

¿Qué papel deben jugar las farmacias en una sociedad tan envejecida como la de Castilla y León?

La población de Castilla y León está más envejecida que en otros sitios, y eso implica que el número de pacientes crónicos y polimedicados sea más elevado. Este perfil de pacientes está subiendo en todos los países occidentales por el aumento de la esperanza de vida. Y eso es consecuencia, entre otras cosas, del acceso a una farmacoterapia cada vez mas eficaz y segura. Por ejemplo, la tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular se ha reducido casi un cincuenta por ciento desde los años 90. Eso es muy positivo, pero también hace que cada vez existan más pacientes crónicos y patológicos susceptibles de necesitar ingresos hospitalarios. Es clave que los profesionales trabajen para optimizar la farmacoterapia de los pacientes. Se ha avanzado en este sentido, pero tenemos que seguir haciéndolo para hacer una farmacia cada vez más asistencial. Tenemos una red de Farmacias Centinela en Castilla y León que identifica más reacciones adversas a los medicamentos que ningún otro profesional sanitario.

También es un problema de esta Comunidad la dispersión geográfica. ¿Hasta qué punto complica este factor la rentabilidad de ciertas farmacias del entorno rural?

La dispersión es un hándicap para las farmacias y para otros muchos profesionales. No solo la dispersión, sino factores demográficos que hacen que en determinadas poblaciones sea difícil la sostenibilidad de negocios si se hace una proyección a veinte años en base, a la baja tasa de natalidad. El farmacéutico es absolutamente clave en el entorno rural. Muchos alcaldes de estos pueblos pequeños dicen que si se cierra la cruz, se acaba el pueblo. Por eso se trabaja con el ajuste del margen que reciben las farmacias de Viabilidad Económica Comprometida (VEC), para que sean sostenibles. En muchas ocasiones es el único profesional sanitario, e incluso el único titulado de un pueblo.

¿A que condiciones se refiere?

También hay que trabajar para que la carga de guardias sea racional y para ofrecer servicios asistenciales que permitan el desarrollo profesional que necesita el farmacéutico. Afortunadamente, lo estamos consiguiendo gracias a las nuevas tecnologías. Por ejemplo, en el Colegio de Valladolid hemos implantado una plataforma de formación online.

¿Hay suficientes farmacias en las zonas rurales de Valladolid?

Hay que racionalizar siempre la red de farmacias para cubrir las necesidades de la población. Hay núcleos de población pequeños que pueden estar tendidos por un botiquín y es posible que en alguna zona semiurbana sea necesaria alguna farmacia. Eso se regulará vía concurso cuando sea necesario. En el ámbito rural no son necesarias más farmacias, sino racionalizar lo que hay.

¿Cuántas farmacias VEC hay en la provincia?

Veintisiete.

¿Qué acogida ha tenido la implantación de la receta electrónica en Valladolid?

Su implantación fue muy rápida y nosotros nos preocupamos de que el entorno rural no quedara descolgado de este proceso. Desde el punto de vista tecnológico su implantación fue muy fácil en la capital y los grandes núcleos, pero había zonas rurales sin acceso a internet en la que tuvimos que colocar un satélite para que no hubiera ninguna farmacia que no pudiera utilizar la receta electrónica. Desde hace dos años todos la pueden utilizar y se hace en torno al 70 por ciento de los casos en Valladolid. En algunas zonas ese porcentaje sube hasta el 85 y el 90 por ciento.

¿En qué ha mejorado la receta electrónica la vida del profesional?

Es la posibilidad de acceder a más información. Es algo muy importante. Te permite acceder al historial farmacoterapéutico del paciente, a la medicación que toma, a la fecha en la que se la retiraron, entre otras cosas. También da la posibilidad de identificar problemas de adherencia. Es decir, que un paciente esté solicitando un medicamento antes o después de que lo necesite.

Desde hace algo más de un año las farmacias se han convertido en agentes de detección precoz y prevención contra la violencia de género gracias a un acuerdo del Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León y la Consejería de Familia. ¿Qué tal ha resultado esta experiencia?

Todo lo que suponga ayuda a identificar y resolver esta lacra social es loable. Se ha dado una formación a todas las farmacias que seguimos reforzando a través de la plataforma online. Existe un protocolo para actuar ante cualquier caso de sospecha de violencia que se identifique.

El próximo año se celebrarán elecciones municipales y autonómicas y, previsiblemente, las generales en 2019. ¿Qué le pide el sector a la clase política?

Nosotros estamos a disposición de la sociedad para tratar de resolver problemas. No pedimos grandes cambios, pero sí estabilidad. Queremos un entorno de seguridad profesional, legal y económico para realizar nuestro trabajo. Hay que recordar que durante la crisis se redujo un 30 por ciento el beneficio de las farmacias y eso genera una situación de incertidumbre que a veces impide avanzar con la determinación que desearíamos en la implantación de procesos asistenciales. Porque esto siempre implica esfuerzo, tiempo, personal... y costes. También queremos entrar cada vez más en los equipos asistenciales multidisciplinares para aportar valor añadido a una sociedad que tiene una necesidad crítica de utilizar la farmacoterapia.

¿La Junta de Castilla yLeón suele contar con la opinión de los farmacéuticos a la hora de elaborar su estrategia sanitaria?

La Junta cuenta con nosotros, pero es verdad que me gustaría que contara más en algunos casos. Por ejemplo, estar de una forma más activa en el Plan de Salud. Tenemos una comunicación fluida y muchos programas en común. Por ejemplo, uno de farmacovigilancia que es pionero en España y en los test de VIH que llevan un año realizándose en nuestra Comunidad, entre otros.

¿Qué opinión le merece el movimiento antivacunas?

Todos los medicamentos, y las vacunas también, tienen un mínimo umbral de riesgo y una eficacia. Cuando el balance entre ambos factores es favorable, el medicamento se considera adecuado. Y hay pocos medicamentos en los que el balance sea más favorable que en estos casos. Las vacunas, junto con los antibióticos, representan una de las grandes revoluciones sanitarias de la edad moderna. Probablemente hayan evitado más muertes que los antibióticos. No hay ninguna evidencia que apoye que dejar de vacunar de manera crítica a la población tenga beneficios sanitarios. Me genera mucho enfado que haya adalides de este movimiento que aprovechan la inmunidad del grupo para evitar asumir el pequeño riesgo que implica la vacunación. Eso es insolidario. Es un problema que trasciende de la libertad de elegir, porque si todo el mundo decidiera no vacunar a sus hijos, ya no existiría esa seguridad, sino un riesgo elevadísimo de contraer una enfermedad. Las autoridades deben tomar cartas en el asunto y sancionar para evitar que este mensaje se extienda porque si lo hace un uno por mil de la población, no hay riesgo; pero si lo hace el cincuenta por ciento, tenemos un problema de salud pública de primera magnitud.

El Ministerio de Sanidad autorizó en abril la venta de productos homeopáticos en las farmacias, aunque reconoció en que no están avalados por ninguna evidencia terapéutica. ¿Le parece bien?

Existe una regulación específica que determina qué producto debe ser considerado homeopático. Es decir, los medicamentos homeopáticos han sido considerados como tales por la Ley del Medicamento desde antes de esta normativa. Como farmacéutico, no entro a valorarlo. Simplemente me limito a seguir las directrices que marca el Ministerio y la Agencia del Medicamento. Sí que considero muy importante no sustituir un medicamento alopático (convencional) por uno homeopático. No entro a valorar el nivel de evidencia. Puedo pensar que en algunos casos no es suficiente, pero si el Ministerio y la Agencia consideran legalmente que es un medicamento, mi rol como farmacéutico no es enmendarles la plana, sino dispensarlos. Personalmente, creo que no existe esa evidencia.

La asociación de consumidores Facua y la Asociación Española de Nutrición también se ha quejado de que las autoridades sanitarias permitan la venta de otros productos en farmacias, como Coca Cola. Otras quejas han venido por la comercialización de cremas reductoras, pastillas para adelgazar y batidos sustitutivos. ¿Cree que está justificado?

Si cualquier farmacéutico, dentro de su actividad empresarial, decide vender algo que está fuera del canal Farmacia, puede hacerlo. Pero a mí no me gusta y yo me he caracterizado por no hacer eso en mi práctica profesional. Es legal, pero no creo que sea el trabajo que debe poner en valor un farmacéutico. También hay que tener en cuenta que algunos alimentos y cosméticos pueden tener una función sanitaria evidente. Por ejemplo, una crema hidratante puede ser muy útil para un paciente con enfermedad atópica. ¿Debe ser dispensada con consejo del farmacéutico? Yo creo que es muy importante que así sea. La farmacia siempre es el mejor lugar para recibir esos consejos, siempre basados en el rigor. Eso es innegociable. Si a algún paciente se le da un mensaje equívoco, se puede ganar una venta, pero se pierde el prestigio.

¿Han recuperado las farmacias ese 30 por ciento de facturación que perdieron durante la crisis?

No se ha recuperado la pérdida de ese margen, pero es cierto que en los últimos años ya no se está produciendo esa desaceleración. Como muchos otros profesionales, hemos ido adaptándonos a la situación en función de la situación financiera de cada uno. Ha habido que optimizar la formación en gestión empresarial, pero todavía hay mucho campo por recuperar.

¿Qué nivel de implantación tiene la venta online?

Hay una normativa que permite la dispensación de medicamentos publicitarios por internet. Yo creo que el impacto es muy bajo, pero no dispongo de datos concretos.

¿Cree que este canal de venta puede esconder algunos peligros al compartir espacio con páginas web que venden medicamentos falsificados y ofrecen información errónea? Podría haber gente no muy avezada en la red que no distinguiera bien el trigo de la paja.

Hay que regular muy bien este tipo de venta. La Agencia del Medicamento tiene unos requisitos rigurosos para autorizarlo, pero eso no quita que los medicamentos falsificados en internet sean un problema de salud pública de primera magnitud en todo el mundo. Y no solo porque un paciente se pueda confundir, sino porque hay canales en Internet de verdadero tráfico de medicamentos ilegales.