Relevo monacal brasileño después de 528 años

Álvaro García/ ICAL
-

Cuatro misioneros de la Misión Eucarística Voz de los Pobres devuelven la vida monástica al convento de Santa Clara en Medina de Rioseco

Israel, Santiago, Pedro y José son cuatro misioneros de la Misión Eucarística Voz de los Pobres, originaria de Brasil, que desde finales de julio recuperan la vida monástica en el convento de Santa Clara de Medina de Rioseco, en la provincia de Valladolid. Las clarisas, tras 528 años de convivencia en la localidad, tuvieron que abandonar el cenobio en el mes de diciembre del año pasado, debido a la falta de hermanas. De momento aunque no tienen previsto abrir otras casas por la zona, "si hay vocación, iremos a otros conventos, será por conventos vacíos", responde Israel. En octubre o noviembre, llegarán algunos misioneros más procedentes de Brasil y de Valencia.

Todo comenzó cuando uno de ellos, durante el Camino de Santiago, estuvo alojado en el albergue de peregrinos de las clarisas. Al conocer, hace unos meses, la noticia de que dejaban el convento por la falta de vocaciones, la avanzada edad de las tres monjas, y la necesidad de cuidados de una de ellas, inmediatamente le mandó un correo electrónico a la madre abadesa y las otras dos hermanas, que actualmente se alojan en el convento de Santa Isabel, en el centro de Valladolid, para ver si su comunidad podía ir a vivir al convento de Santa Clara. Cuando recibieron el mensaje, "aceptaron, estaban encantadas", afirma Israel de María, el religioso de la Misión. Tras una visita para conocer el lugar, a finales de julio se mudaron definitivamente los cuatros hermanos, junto con sus cuatro perros y unas gallinas.

La acogida en el pueblo "fue muy buena", explica José, uno de los dos postulantes de la comunidad. El pasado 29 de julio oficiaron una misa de encuentro para darse a conocer a los vecinos de Rioseco. "Fue muy agradable, llenamos la iglesia", dice entusiasmado Israel, el hermano de la comunidad riosecana. "Están muy contentos con la llegada".

"No esperamos tener mucha gente y que sea mala, queremos que la gente que esté sea buena. Aspiramos a que vengan a misa los vecinos del pueblo y de fuera, y que no nos vean como bichos raros, porque no somos bichos raros", remarca Israel mientras caminan los cuatro por los pasillos del cenobio.

Los nuevos inquilinos se dedican a la vida contemplativa. Tienen como rutina diaria la limpieza, la formación en carisma y la oración durante todas las horas canónicas. "Pero también vemos películas en la televisión, tenemos Facebook, y hablamos por WhatsApp con nuestros hermanos en Valencia y Brasil", añade rapidamente Israel. Esto lo realizan en su tiempo libre, sin nunca olvidar sus funciones principales, la custodia del Santo Expósito las 24 horas del día por al menos uno de los integrantes, y la atención de los pobres. "La adoración durante nuestros rezos está abierta al público. Aunque ahora mismo no oficiamos misas, vendrá un sacerdote", aclara el religioso.

En el convento, tienen un huerto, "dos hombres que se lo cuidaban a las clarisas, nos ayudan a mantener, aunque no somos muy vegetarianos", bromea Israel, mientras pasea junto a sus hermanos por el huerto. "Además tenemos un ascensor, aunque ahora no funciona", explica. "Fue un regalo de Aznar, que vino a pedirle oración a las clarisas y les prometió que si ganaba las elecciones se lo ponía, y ahí lo tuvieron".

Israel de María, un alicantino de 23 años, relata que tras siete años de misionero en Brasil en otra comunidad, cayó infectado de tuberculosis, y sus hermanos le dejaron en una casa de la Misión Eucarística Voz de los Pobres debido a la gravedad de la infección. Fue allí, "hablando con la hermana que me cuidaba, que vi que aquello se ajustaba más a mi, me gustó lo que tenían y pedí el cambio de comunidad", cuenta Israel.

José, de 25 años, que va a empezar la formación en el seminario para poder oficiar misas, lleva solamente siete meses en la Misión. Explica que tras la invitación para hacer una experiencia con ellos, con gente que vivía en la pobreza, "decidí dejar a mi novia -"era bastante fea" apostillaba entre risas Israel- y todo lo que tenía. Les pedí diez días para dejarlo todo y me fui con ellos". "No entiendo como en pleno siglo XXI, en España y en Valencia, puede seguir habiendo niños que vivan entre aguas fecales", se lamenta José. "Ver aquello me conmovió. Si dando mi vida puedo mejorar la vida de al menos una persona, todo valdrá la pena". "Yo me he dejado llevar y moldear", concluye.

Ayuda a los pobres

Los cuatro hermanos cumplen los votos de pobreza, castidad y obediencia. Pero además tienen el voto de clausura, "aunque no es clausura estricta, salimos en nuestro tiempo libre a pasear, vamos a misa al pueblo y alguna vez nos hemos tomado un refresco en la calle Mayor", puntualiza Israel. Otro de los votos diferenciales de la misión es el de martirio, "dar nuestra vida por defender al pobre".

La atención a los más desfavorecidos supone la función principal de la Misión Eucarística. "No hacemos lo que hace todo el mundo, pensamos más en los demás y no nos miramos tanto el ombligo", explica José. Cada 15 días realizan salidas para atender a las personas que viven en la calle. "Nosotros buscamos al pobre, en él vemos a Jesús sufriendo", detalla el postulante. Ahora mismo atienden a gente de Rioseco y de Valladolid, pero están abiertos a ir "allá donde la gente nos necesite".

"A los pobres les ofrecemos comida caliente, ropa, y sobre todo, les escuchamos", añade José. "No es solo dar de comer, para eso hay ONGs que lo harán mejor. Nosotros tratamos de que se sientan otra vez personas porque vivir en la calle les hizo perder su dignidad".

"Estamos hablando con la iglesia de Medina de Rioseco para ver si es posible que las cuatro personas del pueblo que viven de forma permanente en la calle puedan venir a comer al convento y reciban el calor que merecen, en vez de usar los tickets de restaurante porque el contacto que tienen es un poco frío", comenta Israel.

Cuando las clarisas se fueron del cenobio, dejaron vacío también el albergue de peregrinos y la hospedería. Ahora están en trámites con el Ayuntamiento riosecano para cambiar el nombre del convento, y poder reabrir el albergue y la hospedería. En esta última, estos días están viviendo unos apicultores murcianos que han venido a Rioseco para la campaña de este año. Tras la salida de las clarisas, el convento tenía alguna parte muy deteriorada pero aseguran que están arreglándolo poco a poco y limpiando todas las estancias del edificio.

Orígenes brasileños

Estos cuatro misioneros, procedentes de la casa de Valencia, forman parte de la Misión Eucarística Voz de los Pobres, una comunidad originaria de Brasil, que se fundó en 1996 en Sao Paulo. Su labor principal es la atención de los más desfavorecidos, guiados por los ideales de Santa Teresa de Calcuta. Su lema es 'Amar, Sufrir, Perdonar y Continuar', como indican las iniciales que llevan bordadas en sus prendas de vestir. En Brasil hay 28 hermanas y 22 hermanos, además la comunidad la forman también 400 laicos, algunos casados, que viven en casas de la comunidad.

El año pasado tomaron la decisión de abrir la primera de las casas fuera del país suramericano en Valencia, allí tienen una casa de hermanos encargados de un albergue, y una rama femenina que han pues