Fernando Hernández está viviendo lo que algunos llaman una segunda juventud. El vallisoletano, que ayer cumplió 41 años, comandó el sábado al Cuatro Rayas Valladolid hacia una victoria clave para la permanencia. 11 goles, muchas acciones defensivas positivas y una lección de pundonor para sus nuevos compañeros de equipo. Porque Fernando compartió vestuarios hace unos años con Talant Dujshebaev, Mateo Garralda, Rafa Guijosa o Iñaki Urdangarín. Y ahora lo hace con Miguel Lacasa, David Fernández o Nico López.
El campeón del mundo de 2005 y bronce en los Juegos Olímpicos de 1996 mantiene las ganas por jugar al balonmano. Lo hace casi desde el amateurismo -hay que recordar que compatibiliza sus entrenamientos y sus partidos con su trabajo, alejado del deporte-. «Voy con ganas e ilusión a los entrenamientos y aún noto nervios antes de los partidos. Eso me hace seguir compitiendo», se sincera el extremo, ahora reconvertido a lateral.
El sábado abandonaba Huerta del Rey con una sonrisa de oreja a oreja. El Cuatro Rayas había ganado y salía de los puestos de descenso: «Espero y deseo que sea el inicio de la suma de muchos puntos. Sobre todo de sumar en casa. Luego sabemos que en cualquier salida se puede ganar y con la moral de lo del otro día vamos a Cangas». Las felicitaciones por su actuación eran públicas y privadas: «Creo que lo que hay que destacar es el partido del equipo. Siempre hay alguien que mete los goles pero en esta ocasión a alguien le habrán hecho los 6 penaltis. El mérito es de todos. Otros días son Gonzalo o Guillermo los goleadores».
Está viviendo su segunda etapa en Valladolid, donde empezó a despuntar en 1995 con el Arcos. Tras pasar por Ademar, Barcelona y Portland, ayudó al Badajoz en Plata, y desde la temporada pasada es uno de los integrantes del nuevo Cuatro Rayas. «Cuando estás abajo no salen siempre las cosas. Haces minutos muy buenos y si tienes un fallo, te hundes», analiza sobre lo vivido esta campaña.
Reconoce que el triunfo del sábado es «muy importante» y alaba el apoyo de la afición: «Al salir a calentar se notó otro ambiente en el pabellón. Luego, con el inicio del partido, había más gente y eso nos hizo sentirnos más cómodos, aunque nos costase arrancar».
Fernando tiene un sinfín de títulos, tanto con la selección como con los clubes donde ha militado. Con 41 años mantiene las ganas y disfruta con su deporte. Es un ejemplo para los más jóvenes de la plantilla y una ayuda para el propio técnico, Nacho González. Y tampoco se olvida del club en general: «Ahora mismo estamos en una situación en la que no nos podemos quejar. Estamos al día en cuanto a cobros, algo que no ocurre en muchos otros clubes. Sabemos que el nuestro no está en su mejor momento, pero entre todos debemos ayudar y aportar».