Si ya es difícil ser mujer emprendedora en el medio rural, más lo es si el camino que se toma es el de querer vivir del diseño y del arte. Una ilusión que está haciendo realidad en Urueña Miryam Anllo Vento desde su estudio DiLab. A sus 48 años, esta madrileña explica que «venir a un pueblo era huir del avasallamiento de la ciudad en busca de relaciones más íntimas conmigo misma desde el punto de vista profesional y de un infancia mucho más rica para mi hijo».

DiLab es una enriquecedora, pero arriesgada iniciativa, que «necesita de un gran esfuerzo que por ahora no está teniendo la respuesta esperada». Algo que Miryam achaca a la falta de cultura del diseño que existe en Castilla y León y a la escasez de respaldo institucional. Sin embargo, esta madrileña cree que la iniciativa «me ha hecho madurar y crecer como persona». DiLab también es un espacio polivalente abierto al público para el desarrollo del diseño y la cultura con propuestas en las artes plásticas y escénicas, el cine, la música o la formación.