El recuerdo del 'tren de Palamós'

Manuel Belver
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El Real Valladolid volverá a jugar el domingo en un campo donde logró subir a Primera en junio de 1993 con más de 1.000 aficionados en la grada. Aquel ascenso se mantiene en la mente por el desplazamiento masivo en tren y sus celebraciones

Luis Miguel de la Fuente, actual presidente de la Federación de Peñas, muestra su entrada y la reserva del tren.

Alfonso, Alberto, Raúl y Luismi fueron algunos de los que invadieron el terreno de juego con el pitido final aquel 20 de junio de 1993. Se abrazaron a algunos de sus ídolos. Celebraron un ascenso lejos de casa. Fueron cuatro de los casi 1.000 aficionados del Real Valladolid que se subieron al famoso ‘tren de Palamós’ y vivieron el ascenso a Primera del conjunto blanquivioleta. Los cuatro, a pesar de que hayan pasado más de 21 años, no han olvidado ni el viaje, ni el partido, ni las celebraciones. Ninguno podrá estar el domingo en el regreso del Real Valladolid a Palamós (para medirse por primera vez en su historia a la Llagostera), pero el espíritu de aquel tren sigue muy vivo.

Para ponernos en antecedentes: el Real Valladolid, que entrenaba Felipe Mesones, visitaba ese 20 de junio de 1993 al Palamós con la necesidad de ganar para asegurarse el ascenso a Primera. No viajó solo. Cerca de 1.000 aficionados, aunque ellos creen que podían ser hasta 1.500, se embarcaron en un viaje de 12 horas en tren desde la estación de Campo Grande. «Me impactó ver a la gente que vino a despedirnos, como si fuésemos los jugadores», recuerda Luis Miguel de la Fuente, actual presidente de la Federación de Peñas, que se desplazó, a sus entonces 15 años, junto a su padre.

Viajaron de noche, con algún problemilla a su paso por Burgos, pero con la idea de celebrar un ascenso. Llegaron a Barcelona y de ahí en autobús a Palamós (Gerona). Comida y partido. Llenaron toda una grada del Municipal que este domingo pisarán los ahora dirigidos por Rubi.

La afición, de regreso a Valladolid.La afición, de regreso a Valladolid.

Ángel Lozano, Walter Lozano, Manolo García, Iván Rocha, Cuaresma, Castillo, Rachimov, Caminero, Amavisca, Roberto Martínez y Onésimo (Javi Rey, minuto 15) fueron los elegidos por Mesones. El Real Valladolid sufrió para ganar 1-2, con dos tantos de penalti de Iván Rocha. Pero el sufrimiento dio paso a las celebraciones.

Hubo invasión, abrazos, cortes de las redes... «nos metimos hasta en vestuarios», señala De la Fuente. «Recuerdo con especial cariño el pitido final y el saltar al campo. Además del ascenso volví con la camiseta de Damián», añade Alfonso de Haro, que acudió junto a Alberto González: «Saltar al césped y abrazar a Caminero fue bestial»; y Raúl Crespo: «Es de esos viajes que perdurará en nuestras memorias de por vida, la ovación que recibimos de la gente de Valladolid a nuestro regreso en la propia estación fue inigualable, nos recibieron como héroes».

Nadie durmió en ese viaje de vuelta. Por mucho que fueran 12 horas y que el cansancio ya hiciese mella. Y muchos acabaron el 21, al día siguiente, celebrándolo en la Plaza Zorrilla.

Una de las entradas de aquel partido. Una de las entradas de aquel partido.

El domingo, el ‘tren de Palamós’ volverá a estar en la mente de muchos.

Muchos lo celebraron en la Plaza Zorrilla.
Muchos lo celebraron en la Plaza Zorrilla.

El domingo, el Real Valladolid no visita al rival de aquel día, sino a la Llagostera, pero el espíritu del ascenso es el mismo.