El contrabando se reinventa

A. G. MOZO
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La Guardia Civil ha intervenido más de dos mil cajetillas ilegales este año, algunas en quioscos con sofisticados sistemas de ocultación y otras en empresas de mensajería. Los estanqueros alertan de que internet auspicia la llegada de tabaco de liar

El contrabando de tabaco de 2018 poco tiene que ver con aquel de hace más de tres décadas que se relata en las páginas (y episodios televisivos) de Fariña. Ese que llegaba a España por aguas del Atlántico, cuando los Charlines, Oubiña o Sito Miñanco reinaban en las rías gallegas, antes de que todos ellos diesen el salto al narcotráfico; con el hachís y, luego, con lo que ellos llamaron fariña (por el parecido a la harina): la cocaína. Los contrabandistas actuales poco tienen que ver con esos capos de los años 80, lo mismo que aquellas cajetillas de Winston de batea (como se le conocía en Galicia, porque ahí solía ocultarse cuando andaba cerca la Guardia Civil) han dado ahora paso a otro tipo de mercadeo ilegal auspiciado por múltiples web de compraventa de productos, en donde también se cuela el tabaco de liar. «El problema ahora no está tanto en los bares o los quioscos, donde sí sigue habiendo, sino que es internet, donde hay numerosos anuncios de venta de picadura de tabaco sin que nadie lo controle, ni haga nada», tal y como denuncian fuentes del sector estanquero en Valladolid.

Las cifras de incautaciones de tabaco ilegal no hacen justicia al problema real que acarrea cada año a este negocio. La Guardia Civil de Valladolid (en colaboración con el servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria) ha logrado intervenir en lo que va de año 2.271 cajetillas, en 16 operaciones, en las que se ha descubierto tanto algún caso de compraventa vía internet, como a través de quioscos en los que había unos sofisticados sistemas de ocultación. «A los estanqueros el contrabando nos está causando un perjuicio muy importante, pero ahora el mayor problema está en la venta de picadura que se hace a través de esas web de compraventa que, además, usan a empresas de mensajería y paquetería para poner la mercancía en casa del cliente», denuncian. «Supongo que este tipo de compañías no pueden revisar todo lo que llevan, pero con su transporte están colaborando en el contrabando. Y eso es algo que no puede continuar siendo así», según critican estas mismas fuentes en declaraciones a este periódico.

de europa del este. El mayor golpe al contrabando de este año en Valladolid fue el que dio la Guardia Civil el pasado mayo, cuando se aprehendió de una caja con 1.500 cajetillas que acaba de llegar a una empresa de transportes local y que estaba esperando que el receptor la recogiese; el remitente estaba en Andorra y el tabaco que había en el interior procedía de Europa del Este. «Es lo más habitual, porque allí se vende más barato, a 1,50 o 2 euros. Es tabaco normal, pero con las letras en cirílico y que llega de forma irregular a España», detalla. «Aquí se vende a cuatro euros y ahí está la ganancia del que lo vende, que, además, juega con la fama de que es mejor, algo que es mentira; ni se transporta ni se almacena a la temperatura ni con condiciones idóneas para su conservación, y la gente lo compra igualmente», apostillan.

El último golpe perpetrado por la Guardia Civil al mercado negro del tabaco en Valladolid ha sido importante no tanto por las cifras, sino por el descubrimiento de unos sofisticados métodos de ocultación que «dan idea de lo mucho que se gana con el contrabando», según censuran estas fuentes. Se trata de un quiosco de La Rondilla y otro de la calle Amor de Dios. Fueron 115 cajetillas, lo que no equivaldría ni a quinientos euros, pero sirvió a los agentes de la Guardia Civil y de la Agencia Tributaria para destapar el escondite de un quiosco que tenía un cajón oculto en el mostrador, con una apertura automatizada. Lo hacía a través de llave magnética, que al ser deslizada por el lector de una supuesta alarma que tenía en la pared, abría una zona en la que se almacenaban todas las cajetillas presuntamente ilegales.

CON UN IMÁN. El otro método que se ha descubierto en un quiosco de Valladolid no era tan automatizado, aunque igual de efectivo. Consistía en un carril de aluminio situado justo debajo del mostrador de este quiosco, donde se almacenaba el tabaco, y que, para extraerlo, tenía un potente imán que desplazaba la pieza ubicada en el interior de ese carril. Cada vez que se movía, esa especie de dispensador extraía una cajetilla del ‘almacén’ oculto que había ideado este otro quiosquero y que, igual que el anterior, tiene un acta levantada como presunto autor de una infracción castigada con multas de entre 600 y 12.000 euros.

Los estanqueros sitúan la venta de esas cajetillas ilegales en «bares y quioscos», mientras que todo el contrabando que, presuntamente, se lleva a cabo a través de empresas de mensajería se circunscribiría al tabaco de liar. «Comprar una bolsa de picadura es tan fácil como ir a internet y elegir uno de los muchos anuncios que lo ofrecen. Solo hay que poner eso en un buscador y te salen miles de anuncios», apuntan desde el sector.

Para la Asociación Provincial de Estanqueros, el problema está en el origen del tabaco ilegal, ya que «todo lo que se vende en internet procede del excedente de cultivo». «Las fábricas compran su cupo y los productores deben destruir el resto o destinarlo a compost; es por ahí por donde se escapa y empieza a comercializarse esa picadura de tabaco, para el tabaco de liar», apostillan estas mismas fuentes, al mismo tiempo que alertan de los «muchos riesgos» para la salud que estos fumadores asumen con su consumo: «Sobre esa picadura no hay ningún control sanitario ni fitosanitario y, en ocasiones, hasta se usan pesticidas no autorizados. Pero a la gente le da igual, porque es un poco más barato y eso es lo que buscan», advierten.

el 10%, de contrabando. Las últimas estadísticas sobre el peso del contrabando de tabaco en el consumo, hablan de que más de un diez por ciento de lo que se fuma en España es ilegal. Los estanqueros de Valladolid tienen claro que esa «facilidad» para conseguir tabaco de liar «a través de internet» está provocando «un gran daño» en su negocio. «Esto está hablado entre los asociados de Valladolid, porque aquí, como viene pasando en todo el país, no cuadran los números. Se venden más papelillos, y de lo que llamamos productos auxiliares del tabaco de liar, que picadura. Y eso solo tiene una explicación, que es que llega por internet más tabaco del que nosotros vendemos, pero luego sí se necesita nuestro papel para fumarlo. Está clarísimo que eso solo puede ser por culpa del contrabando de internet». «Las ventas van bajando y sí es verdad que hay menos fumadores, pero nada que ver con lo que dice el Ministerio de Sanidad. Ahí lo que se tiene en cuenta es la venta, que esa sí que nos baja a nosotros, pero no lo que en realidad se fuma en este país, porque aquí lo que ha descendido es la compra de tabaco legal en España», según concluyen desde la Asociación Provincial de Estanqueros.