Los cinco centros del CSIC de la Comunidad sólo disponen de fondos para hacer frente a pagos hasta octubre

P. ÁLVAREZ (SPC) / VALLADOLID
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Urgen al Gobierno a que inyecte fondos para los gastos corrientes de los centros, en los que trabajan 600 científicos en Castilla y León

 
Pueden considerarse la elite científica de la Comunidad. Sus investigaciones en múltiples materias han tenido repercusión mundial y consiguen avances en campos como la lucha contra el cáncer, biotecnología, las células madre y sus aplicaciones médicas o sobre la conservación del medio ambiente y la preservación de especies autóctonas. Pero su futuro es incierto. La falta de financiación puede provocar problemas a los cinco institutos dependientes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)si no llega una inyección presupuestaria antes de otoño. 
 
El problema con el que se encuentran los centros está derivado de falta de liquidez para el pago de gastos corrientes ya que durante varios años la adjudicación de fondos por parte del Ministerio ha sido insuficiente, lo que ha llevado a un déficit que se ha ido paliando a través del uso de los remanentes generados por los institutos de la agencia. Estos remanentes, que se usan para mantener las actividades científicas y el funcionamiento general de dichos institutos, se han terminado y el déficit continúa, lo que hace precisa una inyección de fondos por parte del Ministerio para evitar la quiebra del CSIC.
 
El director del Consejo Superior ha cifrado en 100 millones de euros las necesidades de fondos para concluir el ejercicio presupuestario en los más de 125 centros repartidos por toda España, si bien el montante correspondiente a los de Castilla y León no está regionalizado.
 
«Si la dotación adicional no llega antes de principios de otoño, podemos pasar una situación muy delicada porque no hay dinero suficiente para hacer frente a los pagos», asegura el director del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), Juan Bautista Arellano, único centro dependiente al 100% del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 
 
Su homólogo en el Instituto de Ganadería de Montaña de León, Javier Giráldez, lo ratifica: «Con el dinero que hay no pasamos de septiembre. Estamos desarrollando la actividad normal, pero si antes del 30 de septiembre no se resuelve, no sé qué podríamos hacer».  Al igual que el responsable del Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG), Sergio Moreno. «Tenemos dinero para una serie de gastos comprometidos hasta el mes de septiembre».
 
Los proyectos que hay en curso están garantizados, el problema surge con todo lo que rodea a las investigaciones. «Las nóminas del personal de plantilla están aseguradas hasta final de año», insiste Giráldez. «Por tanto, los proyectos de investigación en principio deberían desarrollarse sin contratiempo. El problema es que, sin sus remanentes, no podemos hacer frente hoy por hoy a los gastos que su actividad científica genera como es el mantenimiento del equipamiento científico o las reparaciones», insiste el director del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), asentado en Valladolid, Jesús Balsinde.
 
De los cinco centros vinculados con el CSIC, sólo uno depende en exclusiva de la agencia estatal: Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), mientras que los cuatro restantes se denominan centros mixtos pues dependen también de universidades: el IBGM, de UVA, el Instituto de Ganadería de Montaña, de la Universidad de León; y el Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG)y el Centro de Investigación del Cáncer, de la de Salamanca. Éste último además cuenta con una fundación propia, dependiente de la institución académica, que da soporte también a la gestión. 
 
En estos centros mixtos, la dependencia administrativa es compartida pero en materia de gestión de proyectos están claramente diferenciados con personal dependiente directamente del CSIC y otro de las universidades. Estos últimos, ahora gozan de una mayor tranquilidad en materia económica. 
Para evitar que los problemas financieros no supongan una paralización de determinados proyectos, en el seno de los institutos tienen articulados «mecanismos para salvaguardar la actividad de un grupo con otros», reconocen los directores. 
 
Retraso convocatoria 2013
 
El otro gran problema con el que se encuentran los centros de la región es el retraso de la convocatoria del CSIC para la adjudicación de proyectos de este año. «Debería haber salido a principios de año y aún no está convocada», apunta Sergio Moreno, del IBFG, «lo que condiciona el desarrollo de proyectos porque muchos grupos no terminan de gastar lo que tienen asignado hasta que no alcanzan el siguiente proyecto».
 
Más contundente se mostró el director del IBGM: «Este retraso va a suponer una verdadera hecatombe para muchos de los grupos del instituto, que verán paradas sus investigaciones durante un tiempo de entre seis meses y un año, por lo menos. Esta circunstancia va a mermar enormemente su competitividad internacional. Por ahí fuera no nos van a esperar, eso es obvio. Naturalmente que esto supondrá un recorte de personal; si no hay dinero para proyectos no se puede contratar personal con cargo a dichos proyectos, ni por supuesto mantener al personal contratado previamente», sentenció Balsinde.