Sacyl pagará las operaciones de cambio de sexo y dará cobertura integral a los transexuales

S. Calleja (Ical) / Valladolid
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Los afectados aplauden la decisión, diez años después de que las Cortes instaran a la Junta a asumir esta intervención que podría realizarse en Madrid, Andalucía, Barcelona o País Vasco

Lunara Santamaría, coordinadora del área Trans de la Fundación Triángulo. - Foto: Miriam Chacón (Ical)

Ha costado diez años, pero al final la Consejería de Sanidad ha cumplido con el mandato de las Cortes que en marzo de 2005, a iniciativa del Grupo Socialista, le pidieron que asumiera las operaciones de cambio de sexo en Castilla y León. Es más, Sacyl ofrecerá tratamiento integral a las personas transexuales de Castilla y León, desde el psicológico y endocrinológico, pasando por la intervención de cuerdas vocales para el cambio de voz, y el de reasignación de sexo, cabos estos últimos que estaban sin atar y que suponen un paso de gigante para el colectivo.

Aunque no se ha incluido en la cartera de servicios sanitarios; ni existe una ley que lo ampare -una de las principales reivindicaciones del colectivo-, ni tampoco se ha creado oficialmente una unidad de identidad de género, Sacyl ya ha dado luz verde a un protocolo de atención sanitaria que puede presumir de ser «uno de los más avanzados del país». No lo dice la Junta, lo aseguran Lunara Santamaría y Marina Sáenz, coordinadoras del Área Trans de la Fundación Triángulo Valladolid, que han sido las impulsoras de este avance en integración y equiparación de derechos.

Unidad de Referencia. Todavía falta por concretar a qué comunidad autónoma se derivará a las personas que necesiten una operación de reasignación de sexo, una cirugía compleja que requiere de una unidad de referencia con experiencia, que no existe en Castilla y León. En principio, las opciones con más posibilidades que se barajan son las de Madrid, Andalucía, Barcelona y País Vasco, según precisaron desde la Consejería de Sanidad, un detalle que preocupa y ocupa al colectivo, teniendo en cuenta que se trata de una intervención muy agresiva que suele durar unas ocho horas: «En esta operación te lo juegas todo. Tu felicidad o tu ruina como mujer», precisa Lunara, una mujer que siempre se ha sentido encerrada en un cuerpo masculino que no le corresponde y que tras años de calvario está comenzando a ver la luz.

Integración total.Tenaz, positiva, muy positiva, cuando decidió romper con todo a los 49 años -momento en el que inició su transición legal-, «tenía claro que iba a cambiar algo», y lo logró. Más allá de que esté a punto de alcanzar lo que lleva persiguiendo 55 años, su compromiso es tal que todo este trabajo responde a su deseo de que no haya más gente que tenga que padecer lo que le ha tocado vivir.

«Ese es el motivo de mi lucha. Que los niños transexuales y sus padres se den cuenta de que son normales, que les ayuden, les protejan y cuenten con todos los apoyos. A un niño al que se le margina, al que se le niega su personalidad, se le están creando muchos problemas. Cuando todo cambia, se le reconoce y de repente es feliz», y eso es lo que Lunara Santamaría quiere, su integración total como mujer. «Que no se me excluya por no ser mujer biológicamente», afirma.

Sólo «la abuela trans de Valladolid» -tiene un hijo y un nieto- sabe lo que ha tenido que sufrir para llegar a donde ha llegado, después de tener que llevar siempre una doble vida desde que comenzó a estudiar en un colegio religioso masculino, hasta que tuvo que contarle a su propio hijo su situación.

Por respeto a él, Lunara retrasó hasta dos veces y 24 años tomar una decisión con la que hoy se siente feliz y plenamente convencida.