El Sevilla conquistó ayer su cuarta Liga Europa y segunda consecutiva al vencer por 3-2 al Dnipro de Ucrania en un encuentro decidido gracias a un doblete del colombiano Carlos Bacca, la estrella de un duelo vibrante.

El equipo hispalense acudió a la final como favorito ante su modesto rival, pero sufrió mucho más de lo pensado ante un rival que evidenció ser un adversario con méritos. Dos goles del sudamericano y otro de Krychowiak superaron los tantos de Kalinic y Rotan, con lo que el Sevilla disputará la próxima edición de la Liga de Campeones, el premio por conquistar la segunda competición continental. Además, el conjunto de Nervión se convirtió en el primer equipo en conseguir cuatro títulos de la Liga Europa, antes denominada Copa de la UEFA.  

La primera parte fue espectacular y las dos escuadras impusieron alternativamente sus muy diferentes propuestas. Mientras el Sevilla apostó por la presión en campo contrario y las combinaciones, el bloque ucraniano propuso un repliegue intensivo con un fútbol más directo.

Y fue el Dnipro el primero en golpear. Ocurrió a los seis minutos en una jugada llena de vértigo. Cuatro pases le bastaron para ir de área a área y al final resolvió Kalinic con un impecable cabezazo.

El vigente campeón no se alteró y continuó con su plan. Una de las armas más peligrosas del conjunto español es la estrategia, y así llegó el empate a los 27 minutos, obra de Krychowiak.

El combinado de Unai Emery pasó a jugar sus mejores momentos y no extrañó que llegara su segundo gol. A los 30 minutos, José Antonio Reyes dibujó un pase espectacular hacia la carrera de Bacca, que superó a Boyko con un bonito amague para empujar el balón a la red.

Sin embargo, el equipo español no supo tener el balón en la parte final de la primera mitad y su oponente le creó numerosos problemas con los balones largos hacia la cabeza de Kalinic. En una de esas jugadas llegó una falta cerca del área y un gran lanzamiento de Rotan. Rico,vio tarde el balón y no pudo alcanzar el disparo.  

Así concluyó una primera mitad vibrante con dos propuestas antagónicas. Ambos conjuntos sublimaron sus virtudes, aunque también enseñaron defectos.

La segunda parte fue diferente, mucho más táctica. Los dos bloques interiorizaron que el más mínimo error podía costar el título y las precauciones se extremaron. El Sevilla comenzó a tener más problemas para generar fútbol y muchas veces optó por el balón en largo.

Falta de contundencia. El envite quedó para una acción individual, para una jugada aislada. Y ésta apareció a los 73 minutos, en una maniobra en la que al Dnipro le faltó contundencia para intentar despejar un balón. Vitolo vio la posición de Bacca, quien ajustó al milímetro su desmarque, y el colombiano marcó con un preciso remate.

Pocos dudan de que el colombiano va a tener grandes ofertas en el caso de que quiera salir del Sánchez Pizjuán. El delantero celebró el gol elevando una bandera de su país.

El conjunto de Emery acusó los nervios a medida que se acercaba el final del encuentro, pero el Dnipro no fue capaz de encontrar resquicios en su defensa.

El final del choque encontró espacio para un momento dramático cuando el futbolista brasileño Matheus se desvaneció sobre el terreno de juego sin que hubiera ningún contacto con un rival. Tuvo que ser retirado en camilla, aunque consciente y aparentemente fuera de peligro.

Finalmente el título viajó de nuevo hacia Sevilla, como el pasado año. El campeón renovó su título y será equipo de Liga de Campeones la próxima temporada.