"A pesar de que se creía ya extinguida, parece que aún persiste la cruel práctica de ahorcar perros de caza, porque se supone, ya no pueden desarrollar las funciones que sus dueños les tenían encomendadas", señala la asociación. Acenva ha cursado la correspondiente denuncia al Seprona, para que inicie investigaciones y trate de identificar al culpable.