La XIX edición de los Premios Max de las Artes Escénicas tendrá hoy un marcado carácter vallisoletano. No solo porque la actriz Lola Herrera vaya a recoger el Max de Honor que el comité organizador le concedió hace un mes y medio, sino porque hay otros cuatro artistas locales que podrían llevarse la manzana plateada, el premio diseñado por el poeta y artista plástico Joan Brossa. Uno de ellos es Alberto Velasco, director de Danzad Malditos, una obra finalista en la categoría de Mejor Elenco y Mejor Espectáculo Revelación. Basada en la película de Sydney Pollack, este espectáculo recrea los concursos de baile que se organizaban durante la Gran Depresión en Estados Unidos, donde los participantes no paraban hasta acabar extenuados. Y todo para conseguir el premio en metálico. «Esta obra es un regalo que me ha dado la vida», dice Velasco, consciente de la dificultad de ganar. «Ser finalista ya es un premio, la verdad es que estoy nervioso porque comparto nominación con gente a la que admiro», añade.
Y eso que es la quinta vez que Velasco es finalista de estos premios, aunque todavía no tiene ninguna manzana en su poder. Hoy tendrá dos oportunidades, porque también le correspondería una parte del premio si En el desierto se lleva el gato al agua en la categoría de Mejor Espectáculo de Danza. Velasco comparte escenario en esta obra con Ernesto Alterio, Ana Erdozain, Sara Manzanos, Chevi Muraday, David Picazo y Maru Valdivielso. «Estoy muy contento porque, además, voy a bailar en la gala una pieza de esta obra», añade el actor vallisoletano. Velasco reconoce que forma parte de una «regeneración de nombres» en los Premios Max.
Otras dos vallisoletanas que hoy vivirán la gala con especial atención serán Verónica Ronda y Karmen Garay, que también forman parte del reparto de Danzad Malditos. Una obra que estará en la próxima edición del Festival Internacional de Artes de Calle, que se celebrará en Valladolid del 21 al 29 de mayo. Garay reconoce estar «muy ilusionada» con esta obra, que es un «folio en blanco» cada vez que se interpreta, pues es una competición de baile entre once actores en la que antes de empezar nadie sabe quién va a tener de pareja. «La creación de Alberto Velasco es una joya, es algo que yo nunca he visto como espectadora», confiesa la actriz.
Además, tiene el mérito de que es una obra autofinanciada, que no ha contado con ayudas públicas, tal y como destaca Garay. «Ha sido muy especial crearla y está dedicada a todos los actores que, luchando con uñas y dientes, consiguen vivir de su sueño, pero también a los que no lo consiguen, a pesar de haber estudiado y trabajado mucho», añade.
El cuarto vallisoletano que podría conseguir hoy el premio es Óscar de la Fuente, finalista en la categoría de Mejor Actor de Reparto por su participación en Los hermanos Karamázov. Los otros dos nominados son Joaquín Notario, por El alcalde de Zalamea, y Juan Vinuesa por Desde aquí veo sucia la plaza. «Estoy muy nervioso, preguntándome qué pasará», confesaba ayer De la Fuente minutos antes de subirse otra vez al escenario. El actor está muy satisfecho por el apoyo que ha recibido de compañeros de profesión y por la confianza que depositó en él el director Gerardo Vega, «al que no conocía antes de esta obra», reconoce el propio finalista. De laFuente comparte escenario en esta obra con Juan Echanove, Fernando Gil, Markos Marín, Antonio Medina, Antonia Paso, Marta Poveda, Lucía Quintana, Chema Ruiz, Ferrán Vilajosana, Eugenio Villota y Abel Vitón. Los hermanos Karamázov está basada en la última novela del escritor ruso Fiódor Dostoyevski y es un «monumento a la compasión humana y a la comprensión de la naturaleza oscura de los hombres», en palabras del director, que narra la tormentosa relación de una familia.
La gala se celebrará hoy a las 20.30 en el Teatro Circo Price de Madrid, aunque será retransmitida en diferido por La 2 de Televisión Española a las 23.20 horas. En ella brillará con luz propia la vallisoletana Lola Herrera, Premio Max de Honor por unanimidad y por ser una «figura clave en la historia de las artes escénicas». Poco después de conocer la concesión del premio, Herrera dijo que el teatro es su vida, su pulmón, su oxígeno y su alimento.