Vidas marcadas por los tifones

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Ángel Calvo y Jay-r Seron: un vallisoletano en Filipinas y un seminarista filipino estudiando en Valladolid:ambos comparten su preocupación

El tifón ‘Haiyan’, con fuertes rachas de viento, ha arrasado en Filipinas, destruyendo a su paso casas o carreteras. - Foto: EFE

Una vida marcada por los tifones. Es la cara y la cruz de Filipinas. Las dos caras de una misma moneda de dos personas relacionadas con Valladolid, dos realidades distintas que convergen con el devastador tifón ‘Haiyan’. Y no es el primero, pero sí el más duro. Ángel Calvo es un misionero de Becilla de Valderaduey que reside en Manila desde 1972 al servicio de la paz. Jay-r Seron Matarong es un seminarista filipino residente en la capital vallisoletana. El sacerdote y el estudiante, uno y otro, son de generaciones bastante diferentes, pero comparten la inquietud de ayudar a los demás al considerarse misioneros. Una ayuda que los acontecimientos han llevado al vallisoletano a auxiliar en medio de la catástrofe y al filipino, en la distancia, con su apoyo moral e incentivando posibles campañas humanitarias.


El Padre Calvo está recién llegado a Manila. Ha pasado unos días en España y ha vivido el potente tifón al aterrizar, dado que estaba en pleno vuelo. Este misionero trabaja con Manos Unidas y es una pieza clave para el diálogo entre religiones y grupos de comunidades más pobres. Ahora su labor está en ayudar, en socorrer, en asistir, en hacer todo lo posible aún con la gran desinformación que dispone del suceso, como ha declarado en las últimas horas. «La situación que existe aquí me mantiene en vilo, impactado por las imágenes que me he encontrado en los medios y preocupado porque la realidad podría ser peor en las zonas arrasadas por el tifón», comenta el claretiano, al tiempo que se alarma ante las cifras de muertos que se están barajando (10.000 al cierre de esta edición).


El paso de los tifones es algo habitual en Filipinas, pero las inesperadas rachas de viento han motivado «una auténtica devastación de la zona, porque el fenómeno natural no ha respetado ni los refugios, donde había mucha gente». Así, con unas comunicaciones especialmente malas, el padre vallisoletano sólo piensa en ayudar con urgencia en su regreso al país, donde no esconde que está «asustado» por lo que se pueda encontrar.

El Padre Ángel, en el centro, claretiano de Becilla de Valderaduey.
El Padre Ángel, en el centro, claretiano de Becilla de Valderaduey. - Foto: El Día


«Emocionado, asustado y preocupado» también se encuentra el seminarista Jay-r Seron Mataron. Desde el Centro Teológico Agustiniano de Valladolid, este filipino de 27 años ha perdido toda comunicación con su familia, entre los cuales, muchos parientes, estaban en el área afectada. Él, natural de Cadiz City en Negros Occidental, está pendiente de los suyos, «nervioso», «triste» y «abatido» al contemplar las imágenes de los medios, «donde las personas se confunden con el barrizal, con los escombros». «El agua se ha llevado todo por delante a su paso», dijo este estudiante en Teología que vive en la distancia como el medio de vida de su gente, de los suyos, se ha trastocado hasta el punto de que ‘Haiyan’ arrasase con todo, hasta su propia supervivencia, «porque arruinado todos los campos y todas las plantaciones de arroz, caña de azúcar y maíz». También se han quedado sin barcas. «He vivido varios tifones y nunca tan dramático.Lo mismo es que se lucha por la vida», concluyó.