Sagrario Gil: «Si no hacen nada, saldremos a la calle»

A. G. Mozo
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Entrevista a la presidenta de la asociación de propietarios del 29 de Octubre, que advierte de que el barrio luchará por una mejor convivencia: «No queremos que esto llegue a ser una Cañada Real o unas Tres Mil Viviendas»

Sagrario se encontró con el ‘cargo’ por casualidad. Ella era una vecina más de la zona, una de tantas a la que el ARU (Área de Rehabilitación Urbana) le pilló con el pie cambiado. Pero ella decidió dar un paso al frente y pelear para que no tuviesen que pagar por el arreglo de unas casas que ellos «ya habían pagado»: «En la última asamblea de 2014, vi que la gente estaba muy quemada, que había personas mayores con un miedo terrible a perder su hogar y yo di el paso de crear la asociación. Y me metí de lleno», recuerda esta vallisoletana que ahora ha llevado su pelea más allá, para recuperar el clima de convivencia que tenían en la zona hasta hace no mucho y así evitar que el narcotráfico vuelva a apoderarse de su barrio. «En su día, luchamos muchísimo aquí para que desapareciera el Poblado de La Esperanza y ahora no queremos bajo ningún concepto que esto se convierta en otro gueto», advierte. La hoja de ruta de Sagrario y de las decenas de vecinos que les siguen (a ella y a otras asociaciones de la zona como la Coordinadora contra el Narcotráfico y la asociación de vecinos La Unión) está clara. Y el viaje solo acaba de arrancar...

En una reciente reunión de la Junta Local de Seguridad de Valladolid a la que asistieron junto a Fuerzas de Seguridad, varios concejales y la subdelegada del Gobierno, ustedes vinculaban las obras del ARU 29 de Octubre con un repunte de la delincuencia y el narcotráfico, como con un empeoramiento de los problemas de convivencia. ¿Qué ha cambiado en el barrio en estos últimos meses?

A raíz de la rehabilitación, todos esos vecinos que no quieren que haya una convivencia adecuada se han empezado a hacer más fuertes y las cosas han empeorado. Estas son unas personas incívicas porque, al fin y al cabo, ellos son delincuentes, narcotraficantes. Así que lo único que hacen es extorsionar a la gente para que se vaya de sus casas y, así, no se puede tener una convivencia más o menos buena. Y quizá lo que más nos preocupa es que cada vez vemos a más toxicómanos volviendo a peregrinar por la zona.

¿Pero por qué se vincula todo esto con las obras del 29 de Octubre?

Pues es que entre los andamios, las obras y demás, parece como que lo tienen más fácil para esconderse, y trapichear. Y la prueba es que hay más trasiego de toxicómanos y esto no se puede convertir en un gueto. A veces da la sensación de que a la administración de turno le da igual lo que pase en Pajarillos.

¿Hasta qué punto se ha deteriorado la convivencia en Pajarillos?

La única época del día en que hay tranquilidad es por las mañanas, porque como ellos -en alusión a los traficantes- hacen mucha vida por la noche, pues hasta esas horas, hay una convivencia normal. Pero en el momento que se levantan, y hasta las dos o tres de la mañana, esto es un no parar y gente que tiene que encerrarse en sus casas y no pueden ni abrir una ventana.

¿Hay viviendas ‘okupadas’ por gente vinculada al narcotráfico?

Sí, sí. En un altísimo porcentaje, los pisos okupados están habitados por esta gente que se dedica al tráfico de drogas. Aquí habrá como unos 200 propietarios viviendo y el resto (el polígono del 29 de Octubre son 570 pisos) son casas propiedad de los bancos, de herencias... pero que sí están okupadas por personas que, en su mayoría, son gente vinculada al narcotráfico. Pero como a estos señores no les puede echar, pues también se le están rehabilitando las casas. A nosotros no nos va a costar ni un euro, tampoco, pero yo pago esos impuestos con los que se va a financiar esto, cosa que no pueden decir estas personas, que viven ahí por la cara, sin pagar casa, ni luz, ni nada...

¿Qué porcentaje de vecinos calcula que están desvinculados 100% del tráfico de drogas?

No se puede meter a todos en el mismo saco, porque aquí hemos convivido siempre bien, pero ahora las cosas están muy mal y sabemos de gente que se ha tenido que ir. Son portales de seis viviendas y se han quedado dos o tres vacías porque se han muerto los dueños o porque se la ha quedado el banco, y ellos se han ido metiendo ahí hasta hacerse con el control del edificio. Y la gente se termina yendo porque no se puede vivir con miedo.

¿Qué le piden al Ayuntamiento de Valladolid, responsable de la parte social y urbanística?

Aquí había un compromiso para efectuar una rehabilitación social, que es más importante que la de las casas, que, al fin y al cabo, están de pie, pero lo cierto es que a nosotros nos da la sensación de que aquí no se hace lo suficiente. Igual que nos parece que la labor policial también deja mucho que desear. Lo que se les pide es que hagan algo, que se muevan... este es un momento muy importante para el barrio. Si tienen que empezar por echar a toda esa gente incívica, pues que lo hagan. Es un momento crucial para hacerlo. Y, si no, que les hagan cumplir con las normas y las leyes, igual que pasa con los demás ciudadanos.

¿Qué quieren para el viejo colegio Santiago López?

Queremos un centro social, pero no solo para el barrio, sino para todas las personas que quieran aportar algo de todo el entorno, un centro para todos. Para que los niños no estén en la calle viendo cosas que no tienen que ver.

¿Y a las Fuerzas de Seguridad?

Pedimos más vigilancia y que haya más mano dura, que no tengamos la sensación de que los policías, en especial los municipales, tienen un compadreo con ellos. Aquí no se puede permitir eso y si ven a alguien incumplir una norma, pues que le multen. De la Policía Nacional no hay tantas quejas, aunque habría que efectuar más intervenciones y tener más mano dura, para que, de una vez, vean que no son ellos los que mandan en el barrio, que en muchas ocasiones es la sensación que da. Como si fuese una ciudad sin ley.

¿Cuáles son esas actitudes que dicen que la Policía Municipal tolera?

Nosotros partimos de la base de que un policía de barrio no debería estar veinte años trabajando en la misma zona, sobre todo, en sitios como este en los que acaba dando lugar a que haya amiguismos y que no se actúe como creemos que se debe. Vemos que no les tienen ningún respeto, porque se ríen de ellos cada vez que les dicen algo. Si un cuerpo como el de la Policía Municipal no se hace respetar, qué podemos hacer unos simples vecinos.

¿Pero hay tolerancia como tal por parte de los policías?

Hay vecinas que me cuentan que les llaman porque ven tal o cual cosa, dicen que va a ir una patrulla y luego no va. Mira, el otro día han estado desde las cuatro de la tarde hasta las dos de la mañana tirando petardos y la gente a veces no se atreve a llamar a la Policía, porque luego se meten con ellos.

¿Qué le exigen a los policías que patrullan por el barrio?

Yo entiendo que la Policía haga su trabajo a su ritmo, que a veces vaya lento y que, claro, no vea todo lo que vemos nosotros, porque, es obvio que no están en el barrio las mismas horas que nosotros, que vivimos aquí. Y nos parece razonable que, por ejemplo, si están haciendo una fechoría en una esquina y ven venir a lo lejos a un coche de la Policía, pues que lo dejan de hacer. Pero es que hay otras veces que vemos que están haciendo sus cosas, que hay una patrulla que pasa a su lado y que no les dice ni Pamplona. En cambio, si somos vecinos ‘normales’ los que, por ejemplo, estamos poniendo un cartel de una asamblea, pues sí nos van a identificar, cuando no se dice nada a los críos de 15 o 16 años que están a las dos de la mañana en la calle y que se sabe que se dedican a lo que se dedican, y ni bajan a ver qué están haciendo a esas horas por la calle. No lo vemos muy normal.

¿Usted cree que el narcotráfico ha vuelto a apoderarse de Pajarillos, igual que ocurrió tras el Realojo y que obligó a los vecinos a echarse a la calle, señalando las viviendas de los narcotraficantes y plantando cara a estas personas?

Exacto. Y no queremos que se llegue al mismo punto que obligó a poner en marcha la Coordinadora contra el Narcotráfico y a tener que salir a la calle todas las semanas. Porque se han vuelto a hacer fuertes y esto ya está creciendo con la espuma. Pero es que, como no se le ponga freno, va a pasar; y nosotros no queremos que pase. Es que lo vemos en el día a día, porque vivimos aquí, y nos damos cuenta de que la situación es cada vez peor. No nos inventamos nada.

¿Son las mismas familias de toda la vida las que controlan el tráfico de drogas en la zona?

Hay gente nueva, como una familia que yo sé que ha venido de las Tres Mil Viviendas (de Sevilla) y, claro, hay gente que lleva en lo mismo pues de toda la vida, desde la época del Poblado de La Esperanza. En muchísimas ocasiones, son familias enteras y son muy extensas, y van creciendo los hijos y también se van metiéndose en casas vacías. Y los que estaban en prisión, van saliendo y vuelven a lo mismo... Si les echan 20 años, pues que los cumplan, que no salgan a los tres años.

Durante más de diez años, cada martes, un viernes cada dos y otros muchos días se salía a la calle con el objetivo de señalar las casas de los traficantes, de incomodar las ventas de droga, de plantar cara a esas personas... ¿Planean volver a salir a la calle si la situación no cambia?

Si las instituciones no hacen nada, si vemos que esto no se encauza, que hay más vigilancia, que hay más mano dura... saldremos a la calle fijo; sí o sí. Y no te hablo solo a nivel de barrio, porque iremos a la puerta del Ayuntamiento o la Delegación del Gobierno, porque esto tiene que cambiar sí o sí. No tenemos claro si serían manifestaciones periódicas o cómo sería, pero sí tenemos claro que si a corto plazo no vemos algo, que esto mejora, saldremos a la calle. La gente está muy harta de toda esta situación, de vivir con miedo, de vivir en la porquería; es que hacía muchísimos años que yo no veía ratas por el barrio, y las hay. Y hay cucarachas y de todo, porque hay doscientos mil contenedores y no se usan, y la basura está por las calles. No queremos que llegue a ser igual que una Cañada Real (de Madrid) o unas Tres Mil Viviendas (de Sevilla). Si no hacen nada, saldremos a la calle. En cualquier caso, tenemos fijada una reunión para septiembre en Alcaldía y en función de lo que nos digan y lo que veamos, pues se actuará.

Además de los propietarios del 29 de Octubre, está la Asociación de Vecinos de Pajarillos ‘La Unión’, la Coordinadora contra el Narcotráfico... ¿Están todos a una en esto?

Sí. Esto nos influye a todos. El día de la Junta Local de Seguridad en el Ayuntamiento estuvo ‘La Unión’ y la Coordinadora, pero también hubo personas de la asociación de vecinos de La Pilarica. Y, en breve, seremos más porque, por ejemplo,  en Las Delicias pues también están hartos. Es que no es solo el 29 de Octubre, aunque sí que está aquí el núcleo más importante del tráfico de drogas, sino que ahora mismo ya se ha ido extendiendo por todo el barrio, por las calles aledañas al 29 de Octubre y también por los dos barrios que hay al lado, tanto en La Pilarica como en Las Delicias, en donde yo creo que hay incluso más que aquí, en Pajarillos. Es una lacra que salpica a todos.

Anuncian batalla contra todos...

No buscamos ninguna guerra, pero queremos vivir en paz. Yo creo que la convivencia es fácil, que es una simple cuestión de respeto. Hemos vivido y dejado vivir, pero lo que no se puede es imponer siempre la ley de la fuerza y del miedo, porque eso no es puede tolerar; y no lo vamos a tolerar.