Ruge Valdegalindo

R. Gris
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Motauros convierte el pinar de Tordesillas en 'un campo de concentración motera'. Miles de aficionados a las dos ruedas comparten un año más «el ambiente familiar y el ruido del rock» que se vive durante todo el fin de semana

Ruge Valdegalindo

Un ambiente más familiar, mayor grado de compañerismo, originalidad... Muchos son los motivos que llevan a miles de aficionados al mundo de las motos a participar en Motauros, pero sí se podría dar como cierto el hecho de que todo aquel que participa y vive las noches entre los pinares de Valdegalindo repite. Será por el buen ambiente existente entre todos los participantes, por esa búsqueda de la originalidad, por el encanto de las calles y plazas de carácter medieval de Tordesillas...

La localidad vive este fin de semana uno de los mejores momentos del año, donde las motos reinan en las calles unos 15.000 amantes de las dos ruedas se ponen manos a la obra para señalar Tordesillas en el mapa nacional. No es algo baladí, sino que el trabajo del Club Motauros, con su presidente, Juan Carlos Ruiz, a la cabeza marca el estado de la concentración. 

Desde el mismo jueves por la mañana comienza un goteo constante de ‘motauristas’ llegando a la zona de concentración. Todo está preparado. Las barras de los bares de la zona de esparcimiento están llenas de barriles de cerveza y de carnes asadas a la plancha que sirven, en gran medida, para combatir el gélido frío de estos días de enero. 

La campa se trasforma. Los aficionados de los motoclubs comienzan a montar sus carpas, sus tiendas de campaña y empiezan a aparecer columnas de humo que proceden de las primeras hogueras que arden sin descanso. El pinar pasa en tan solo unas horas de estar prácticamente vario a convertirse en un embrollo de motos, coches, furgonetas y caravanas. Todo fluye. 

Al menos cuatro agentes de la Policía Municipal de Valladolid se han sumado al dispositivo de seguridad de la edición de este año de Motauros. Esta aportación no supondrá coste alguno para el Consistorio vallisoletano, ya que será asumido por el Ayuntamiento de Tordesillas.

Esta actuación será posible gracias al acuerdo suscrito entre ambos en materia de seguridad para reforzar la celebración, hasta este  domingo, de la XIX edición de la concentración motorista.

Pero casi se trata más de cuestiones de movilidad que de otros aspectos, ya que el ambiente es realmente bueno. «Yo es el segundo año que vengo porque me encantó el año pasado y he querido repetir», comenta Fernando Justes, que ha llegado desde Alanil, en Teruel. «Vengo con más amigos. Llevó aquí desde el lunes. He estado dos días en un hotel y luego ya me han dejado acampar», explica mientras hace acopio de grandes troncos de pino en torno a una hoguera. 

La única crítica que hacen algunos moteros mientras acampan es la gran cantidad de coches y especialmente caravanas que entran a la zona de acampada, que en ocasiones obstaculizan el tránsito normal de las motos. Aunque todos destacan la organización del evento, lo bien preparado que está el uso de la leña y los espacios dentro del pinar. 

Música. Una de las señas de identidad de Motauros vuelve a ser la música, con conciertos de Cañoneros, Mago de Oz y Hell House y Coti y Helia Brown & The Sugar Daddies, entre otros, que abarrotan la carpa preparada en la zona de espectáculos.  A ello se suman los dj, shows y espectáculos de madrugada, todo ello en la carpa principal acondicionada para acoger estas actuaciones a lo largo del fin de semana.

Txomin es un amante de las dos ruedas que ha llegado por primera vez a Motauroas procedente del norte de Burdeos. «Me han convenido para venir los amigos de la Peña Motera Anticongelante, aunque a Pingüinos ya llevo viendo al menos diez años». El gorro de lana en forma de zorrillo que tiene en la cabeza delata que ha venido preparado para el frío y que ya tiene experiencia en concentraciones de invierno. «Para mí es muy complicado venir desde Francia a las dos concentraciones por el tema del trabajo y la familia, pero este año ha sido posible». 

Antonio Rosa y María Luias Porro han venido también por primera vez y lo han hecho desde Tarragona. Lo han hecho en su moto, pero en esta ocasión se han traído también su caravana. «Ya estamos muy mayores para dormir a la intemperie». Acuden a todas las concentraciones que pueden. «Somos muy aficionados. Hemos ido hasta Eslovenia. Lo que pasa es que ahora tenemos ya dos nietos y, como todos los abuelos, tenemos que cuidar de ellos. Vamos ya a lo que nos dejan», sonríen.