35 años junto a los más débiles

Óscar Fraile
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Aclad cumple su trigésimo quinto aniversario en la defensa de las personas en riesgo de exclusión · La asociación nació en 1979 con una reunión de padres preocupados por el auge de la drogadicción

Aclad lleva tres décadas y media trabajando para ayudar a los más desfavorecidos. - Foto: El Día

Año 1979. España todavía se sacude el lastre de décadas de dictadura mientras vive envuelta en un torbellino de cambios políticos. Un país que, por entonces, apenas había desarrollado sensibilidad alguna hacia el problema colectivo de la droga. Y no porque no existiera, sino porque las autoridades no sabían cómo abordarlo. «No se sabía nada, solo que había gente que moría por SIDA y que muchas familias pudientes veían cómo sus hijos empezaban a robar», recuerda Sonia Martín, directora técnica de la asociación Aclad, que este año cumple su trigésimo quinto aniversario en la defensa de las personas en riesgo de exclusión social.


Y precisamente de ese vacío nació Aclad. Gracias a su actual presidenta, María Gutiérrez, una madre de ochos hijos a la que le sobra el «carácter y la capacidad de lucha». Ella tuvo que ponerse manos a la obra al tener que ayudar a alguno de sus vástagos con un problema de drogodependencia. Así, se puso en contacto con el entonces jefe del Grupo de Estupefacientes de la Brigada de Investigación Criminal en Valladolid, Rafael del Río, hoy presidente de Cáritas España. También organizó reuniones con padres que tenían el mismo problema y no sabían dónde acudir.


Ahí se plantó la semilla de una asociación que hoy en día tiene sedes en Valladolid, Palencia, Burgos y León y que en el último año ha atendido a más de 17.000 personas en el ámbito de la drogodependencia, prostitución, y entre enfermos de SIDA, inmigrantes, presos y personas sin hogar.

Aclad atendió a muchos de los drogodependientes del desaparecido poblado de La Esperanza.Aclad atendió a muchos de los drogodependientes del desaparecido poblado de La Esperanza. - Foto: El Día


Y eso que las primeras medidas que tomaron fueron «un escándalo». Por ejemplo, entregar jeringuillas a los drogodependientes a cambio de que llevaran una usada. «Sonaba muy mal, porque desde una mentalidad cerrada podía parecer una invitación al consumo», dice Gutiérrez. Pero nada más lejos de la realidad, el objetivo era evitar la transmisión de enfermedades, evitar muertes, mientras se intenta inculcar una motivación para dejar la droga. «Si lo van a hacer, lo primero era asegurarse de que lo hicieran en unas condiciones salubres», añade.


La historia se repitió años después con la metadona, un opiáceo que busca evitar el consumo de heroína. «Cuando intentamos crear una narcosala en Las Delicias, junto a Las Viudas, no pudimos levantar el edificio por la presión vecinal», explica la directora técnica. Y eso que el único objetivo era que la adictos dejaran de consumir heroína en los portales para cambiarla por metadona en estos centros, y así poder iniciar la recuperación.

Y el hecho de que la actividad de Aclad sea hoy en día multidisciplinar se debe a que unos problemas sociales les llevaron de la mano a otros. «Empezamos con los drogodependientes y eso nos lleva al SIDA y a muchas mujeres que se veían obligadas a ejercer la prostitución», dice Gutiérrez. Y de la prostitución se llegó a la ayuda al colectivo inmigrante, a la pobreza y a las personas que cumplen penas privativas de libertad.


Un amplio abanico que es complicado de cubrir, sobre todo por los recientes recortes en las ayudas públicas, que han bajado un 25 por ciento en los últimos años hasta dejar los recursos en cerca de un millón.


Otra de las características de estas tres décadas y media de trabajo es la filosofía del ‘tú a tú’ con los afectados. Aclad acude a los pisos, clubes y calles donde se ejerce la prostitución del mismo modo que forma a jóvenes para que vayan a botellones para ofrecer información con un mensaje «muy cuidado» que entierre las ideas erróneas que hay en torno a este consumo desmedido. También acuden a macrofiestas donde instalan mesas en las que se pueden analizar las sustancias antes de consumirlas. «Pueden, por ejemplo, comprobar que una supuesta anfetamina tiene cocaína y que a otras pastillas le meten heroína para conseguir enganchar a la gente», precisa Gutiérrez.


Aunque han llegado a ser 50, en la actualidad trabajan unos 40 profesiones en Aclad, la mayoría en Valladolid. Todos ellos celebrarán hoy, a partir de las 14.00 horas, una fiesta de cumpleaños en la Casa de Acogida Miguel Ruiz de Temiño. Y lo hacen para festejar todo lo hecho hasta ahora, pero, sobre todo, para recordar que queda mucho camino por recorrer. Y que toda ayuda es poca.