Más muertes por suicidios que por accidentes de tráfico

Óscar Fraile
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Más de 40 personas se quitan la vida todos los años en la provincia y los expertos insisten en que muchos casos se pueden evitar con la prevención

Si piensas en el suicidio, recuerda que no estás solo. No tengas prisa, porque las crisis son pasajeras. Anímate a realizar algo que te guste. Dibuja, sal a pasear... concédete un tiempo. Busca compañía y recuerda que hay muchas razones para vivir. Piensa en todo lo que te ha ayudado en los peores momentos. La familia, los amigos. Y ten en cuenta que hay profesionales sanitarios que pueden ayudarte.

Estos son algunos de los consejos que se ofrecen desde el Teléfono de la Esperanza a las personas que tienen tendencias suicidas. Un auténtico problema de salud pública que representa la segunda causa de fallecimiento entre los jóvenes de entre 15 y 29 años en todo el mundo. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 41 personas murieron en Valladolid en 2016, últimos datos disponibles, como consecuencia de un suicidio o por daños autoinfligidos, frente a las 50, 48, 44 y 43 de los años anteriores. Es un volumen de fallecimientos superior a los que provocan los accidentes de tráfico  (25, 23, 14 y 24 en los años 2016, 2015, 2014 y 2013, respectivamente). Todos estos casos esconden historias muy complejas y con unas causas muy variadas. Además, hay que tener en cuenta que por cada persona que se quita la vida, hay otras 20 que lo intentan sin éxito, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estas cifras demuestran que el suicidio es un problema de primer orden en el ámbito sanitario, aunque hasta ahora también ha sido considerado un tema tabú. En parte, por el miedo al efecto Werther, surgido a raíz de la publicación en 1774 de la novela Las penas del joven Werther, en la que el protagonista acaba quitándose la vida por un desamor. El libro fue prohibido en algunos países porque muchos jóvenes imitaron al personaje de la novela. En 1974 el sociólogo David Philips también demostró con un estudio que el número de suicidios se incrementaba en Estados Unidos después de que The New York Times publicase un suceso de este tipo en su portada.

Pero actualmente los expertos apuestas por no silenciar una realidad incómoda. Hay que informar, pero hay que hacerlo de una forma responsable. Solo así se ayudará a prevenir el cerca del millón de fallecimientos que se producen en el mundo cada año por este motivo, uno cada 40 segundos, según la Organización Mundial de la Salud. 

Aunque es un problema especialmente grave entre la gente joven, en Castilla y León la mayor parte de las personas que toman esta decisión tienen más de 50 años. Un dato condicionado por la propia demografía de la comunidad autónoma. En concreto, 149 de los 215 en el año 2016 superaban esa edad.

La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León dispone de un programa de prevención y atención a la conducta suicida que tiene entre sus objetivos disminuir la mortalidad por esta causa. El documento recuerda que «una de las estrategias de prevención más eficientes es la adecuada detección, manejo y tratamiento de los pacientes con trastornos mentales, dado que se estima que el 90 por ciento de las personas que se suicidan presentan un trastorno mental, generalmente un trastorno depresivo».

La psicóloga Inés González Carballo, con formación específica en este campo y experiencia en el tratamiento de pacientes, explica que existe un protocolo de actuación, pero reconoce que «cada caso es distinto» porque la ideación suicida tiene motivaciones muy diferentes. Esta profesional recuerda que más que la voluntad de morir, lo que mueve a estas personas es su deseo de dejar de sufrir. Por lo tanto, la prevención pasa por «abordar este sufrimiento a nivel clínico», detectar dónde está el origen. González explica que algunas de estas personas tienen cuadros depresivos, de ansiedad o problemas de adicción.

Más allá del tratamiento de los profesionales, el entorno social de la persona con tendencias suicidas es de vital importancia. De hecho, este problema suele agravarse porque los afectados no tienen la sensación de poder contar lo que les pasa a nadie. «El entorno tiene que ser facilitador, aunque es habitual que algunos ambientes sean receptivos a la expresión de emociones, sobre todo si son negativas», añade. Incluso hay personas que, de forma equivocada, consideran que hablar con alguien de la tendencia suicida que tiene puede implicar el peligro de «meterle más ideas» en la cabeza sobre este tema. Nada que ver. «Está demostrado que cuando alguien tiene ese apoyo, la tendencia disminuye… el entono social es la primera red de apoyo», asegura González. Por eso es importante, por ejemplo, no pasar por alto el comentario de una persona que reconoce que ha pensado en quitarse la vida.

plan del gobierno. El Gobierno ha anunciado recientemente que va a poner en marcha un plan basado en la prevención para reducir la cifra de los 3.600 suicidios anuales que se registran en España, a los que hay que añadir los miles de intentos que acaban en La exministra de Sanidad, Carmen Montón, aseguró antes de dimitir esta semana por irregularidades en la obtención de un máster, que el objetivo era «eliminar el tabú, el estigma y la vergüenza» que gira en torno a este tema.

 

¿Cómo se puede prevenir?

La Organización Mundial de la Salud ofrece una serie de pautas para prevenir las tendencias suicidas entre la población. Se trata de un problema complejo que requiere de la implicación de muchos sectores sociales, desde el sanitarios al educativo, pasando por los medios de comunicación y las iniciativas políticas:

Restricción del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos).

Información responsable por parte de los medios de comunicación.

Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo de alcohol.

Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.

Capacitación de personal sanitario no especializado en la evaluación y gestión de conductas suicidas.

Seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.