Casi la mitad de los contratos no llega al mes de duración

Óscar Fraile
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El 41,7 por ciento de los 113.319 que se firmaron durante el primer semestre no superó los 30 días y el 4,2 por ciento no llegó a la semana. Entre enero y junio se crearon 6.800 empleos.

El 31 de agosto de 2018 pasó a la historia la semana pasada por convertirse hasta ahora en el día que más empleo se destruyó en España, con un saldo negativo de 304.642 afiliados a la Seguridad Social. Durante esas 24 horas se dieron de baja 363.017 personas y solo 58.375 de alta. La temporalidad se ha instalado en el mercado laboral hasta convertirse en bandera de la precariedad que tanto han denunciado los sindicatos en los últimos años.

Y Valladolid no es ajena a esta tendencia. Firmar un contrato indefinido es una suerte que solo alcanza al 9,8 por ciento de los trabajadores. Al menos eso es lo que dicen las estadísticas del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. De los 154.799 registrados en la provincia entre enero y agosto, el 90,2 por ciento eran temporales.

Además, la duración de los mismos no permite, en la mayoría de los casos, que los trabajadores alcancen una mínima estabilidad. En el primer semestre de este año se firmaron en Valladolid 101.765 contratos temporales y casi la mitad de ellos, un 46,5 por ciento, no llegó a los 30 días de duración. El 4,7 por ciento ni siquiera duró una semana. Si se tienen en cuenta todos los contratos, también indefinidos, el porcentaje de los que duran menos de un mes desciende al 41,7 por ciento y los de menos de una semana, al 4,2 por ciento. Esta situación se acentúa en los meses de verano. Según los sindicatos, es la consecuencia de la reforma laboral aprobada en 2012, pero lo cierto es que antes de la crisis el volumen de contratos de corta duración era muy similar al actual. Por ejemplo, durante el primer semestre de 2007 también la mitad de los contratos temporales fueron de menos de un mes. 

sin duración determinada. Y puede que ese porcentaje sea superior, porque en las estadísticas del Ministerio revelan casi 35.000 contratos de duración indeterminada, generalmente por obra y servicio y de interinidad. Se utilizan, por ejemplo, cuando se contrata a alguien para hacer un trabajo cuya duración se desconoce de antemano o para hacer una sustitución de otra persona que no se sabe cuánto tiempo va a estar de baja. No obstante, es el contrato eventual por circunstancias de la producción el que más se utiliza para incorporar a trabajadores por menos de un mes.

Es la cara menos amable de una recuperación económica a la que los sindicatos le han puesto muchos ‘peros’. Según los datos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística, durante el primer semestre del año se crearon 6.800 empleos, al pasar el número de ocupados de 212.100 a 218.900. El principal motor de esta recuperación ha sido la industria, con 4.500 puestos de trabajo más, para quedarse con 45.400. También  mejoraron la agricultura (de 6.100 a 8.600 ocupados) y la construcción (de 10.500 a 11.000). En cambio, el sector servicios, que es el que más peso tiene en la provincia, destruyó empleo, al pasar de 154.600 a 153.900 ocupados.

La misma tendencia se ha notado en el número de parados. Valladolid tenía antes de que empezara la crisis, en enero de 2008, casi 26.000 desempleados. A partir de esa fecha la cifra empezó a dispararse hasta alcanzar el récord de la provincia en abril de 2013, con 54.138 parados. En ese momento la tendencia cambió y el paro empezó a bajar hasta los 31.748 desempleados de agosto de este año, último dato disponible. Es decir, Valladolid tiene ahora un 41,4 por ciento menos de paro que en la época más cruda de la crisis, aunque la cifra todavía es muy superior a la que había antes de que empezara este periodo.

Dentro de los contratos temporales, los dos más utilizados por las empresas son los eventuales por circunstancias de la producción y los de obra y servicio. Aunque hay muchas más fórmulas de contratación temporal, como los de interinidad, los de relevo, los de jubilación parcial, los de sustitución por jubilación, los de prácticas y formación, entre otros.