Valladolid es la ciudad de España con menos probabilidades de sufrir un terremoto

Óscar Fraile
-

«Siempre la ponemos como ejemplo de ciudad segura», dicen desde el Instituto Geográfico Nacional

El reciente terremoto ocurrido en el mar de Alborán, y que se pudo sentir en varias provincias de Andalucía y en Melilla, ha centrado otra vez el debate sobre un fenómeno natural que ha provocado millones de muertos a lo largo de la historia. No obstante, los vallisoletanos pueden estar tranquilos. Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), esta provincia tiene el privilegio de ser la que menos probabilidades tiene de España de sufrir un terremoto. Más o menos al mismo nivel que Ávila.


Es cierto que en Valladolid se han sentido en los últimos años algunos temblores de seísmos que tenían el epicentro a cientos de kilómetros. El último, el que se produjo hace poco menos de un año, con epicentro en Albacete y con una magnitud de 5,4. Estos fenómenos se suelen medir bajo la escala Ritcher, y es muy importante diferenciar entre la magnitud, que es un valor fijo que determina la energía que libera el foco sísmico; y la intensidad, que es un valor variable que va en función de cómo se sienta el temblor en una determinada zona.


El IGN no tiene registrado ningún terremoto de importancia en Valladolid, pese a que dispone de publicaciones con datos desde el año 1000. Eso no significa que no se hayan producido seísmos. Sin ir más lejos, el último tuvo lugar el 1 de octubre de 2007 en el municipio de Lomoviejo, pero su magnitud fue tan baja (1,4) que nadie lo notó. Probablemente se hayan producido mucho pequeños seísmos de este tipo en Valladolid a lo largo de la historia, pero el IGN solo tiene registrado este desde el año 2000, que es cuando mejoraron ostensiblemente los métodos de detección de estos fenómenos.


«La probabilidad de que Valladolid sufra un terremoto importante es prácticamente nula, yo siempre pongo a esta ciudad como ejemplo en este sentido», señala el jefe del área geográfica del IGN, José Manuel Martínez Solares. La clave está en las características de esta zona. «Es una provincia muy llana, la que menos diferencia tiene de España entre la cota más alta y la más baja», agrega Martínez Solares.
De hecho, el riesgo es muy escaso en toda Castilla yLeón. La única provincia que se sale un poco de esta norma es Zamora, donde las probabilidades son ligeramente mayores. El IGN tiene registrados más de 60 seísmos, de mayor o menor intensidad, en Zamora desde 1850.

 

Pero el hecho de que no se produzcan terremotos en Valladolid no significa que la ciudad no note temblores de seísmos cercanos. Según el Catálogo sísimico de la Península Ibérica (800 a. c. - 1900), entre esos años la provincia ha sentido terremotos ocurridos en lugares como Málaga (1680), Cabo de San Vicente (1755 y 1761) y Puebla de Sanabria (1899). Pero, sin duda, el que tuvo una mayor incidencia fue el terrible terremoto de Lisboa, que en 1755 acabó con la vida de más de 60.000 personas en la ciudad lusa. La magnitud del seísmo se notó en toda la ciudad de Valladolid hasta el punto de que la antigua torre de la Catedral sufrió daños en su estructura, un deterioro que fue clave para el derrumbamiento de esta estructura 86 años después.


El vallisoletano Ventura Pérez fue testigo de estos temblores y los recogió en su libro Diario de Valladolid. «Año de 1755, día de Todos los Santos, primero de Nov, a las diez de la mañana poco más o menos, vino un grande terremoto y temblor de tierra […] En la Santa Iglesia, a donde yo me hallé en ese tiempo, toda la iglesia se bamboleó, y todos los canónigos echaron a correr y dejaron la iglesia sola», relata en esta publicación.


Al final, la estructura cedió el 31 de mayo de 1841, después de un día de mucho viento y granizo y dejando dos heridos: el campanero y su esposa. Las autoridades decidieron demoler la torre hasta la base, debido a los grandes daños que había sufrido.


Afortunadamente no hubo víctimas, tan habituales en siniestros de este tipo. Según el IGM, el terremoto más letal de la historia se produjo el 23 de enero de 1556 en Shansi (China), donde murieron unas 830.000 personas. El de Sichuan (China), en 2008, también está entre los más siniestros, con casi 88.000 muertos.