Tres minutos. Era el tiempo que necesitaban estos ladrones para asaltar bares, restaurantes y hasta gasolineras. Reventaban la puerta y directamente se repartían las máquinas tragaperras y de tabaco, así como la caja registradora para hacer lo propio. Las violentaban y se iban antes de que las Fuerzas de Seguridad tuviesen tiempo de llegar. «En tres minutos estaban fuera», tal como explican fuentes del caso a El Día de Valladolid. De los cinco integrantes de la banda desarticulada por la Guardia Civil en la Operación Porreco -solían fumar porros-, uno permanece en busca y captura por estos hechos y por un delito de homicidio que habría cometido en el barrio de las Tres Mil Viviendas, de Sevilla. De los otros cuatro implicados, el juez de guardia solo decretó el ingreso en prisión de Vitorino V.M. (‘Viti’), de 30 años y presunto cabecilla de la organización, junto al prófugo.
En los ‘palos’ solo participaban cuatro de ellos y siempre usaban dos coches, uno robado y de gran cilindrada, y otro ‘alquilado’ -se cree que por 100 euros al mes- al quinto miembro de la banda, que no participaba nunca en los robos y que estaba siempre en su casa y con coartada. Este vehículo (un Seat Córdoba rojo) solía llevar las matrículas falsas y tenían pactado con el dueño que si algún día les interceptaban, él denunciaría que se lo habían robado; así lo hizo apenas unas horas después del arresto, el pasado viernes, de tres de sus presuntos compinches y también quedó detenido
En cinco provincias. Con este modus operandi, esta banda de delincuentes reincidentes -todos acumulaban números arrestos- se había convertido en la más activa del verano en toda la provincia vallisoletana, hasta el punto de que ampliaron su radio de acción a las provincias de Burgos, Salamanca, Ávila y Palencia, donde firmaron veinte robos entres junio, julio y agosto. La lista de asaltos que se han esclarecido por los agentes de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Valladolid se completa con otros 21: ocho en Arroyo, cuatro en La Cistérniga, dos en Renedo y uno en Zaratán, Viana de Cega, Portillo, Tudela de Duero, Villanueva, Puente Duero y La Pedraja de Portillo.
La Guardia Civil llevaba varias semanas tras sus pasos y la noche del jueves 27 de agosto, dos ‘palos’ casi consecutivos en Tudela y La Pedraja les llevó hasta ellos. Sabían ya quiénes eran, que cuatro -los detenidos- vivían en Huerta del Rey y el prófugo se afincaba en un piso del barrio de Pajarillos... En la Comandancia se acumulaban las pruebas contra ellos, pero tenían que detenerles. Y si era in fraganti, mejor que mejor.
Los jueves y los domingos. Y este equipo de investigadores, además, sabía que solo actuaban «los jueves y los domingos», ya que, tal y como explicó ayer el jefe de la Comandancia de Valladolid, el teniente coronel Juan Miguel Recio, «son los días en que suele haber más dinero en las máquinas».
Así, desde la Unidad de Policía Judicial se montó un dispositivo especial de vigilancia el pasado jueves, 27 de agosto. Tras los dos avisos de robos de esa noche en un bar de Tudela y en una estación de servicio de La Pedraja, y dado que sabían que solían dar varios ‘palos’ cada día -la banda llegó a perpetrar hasta ocho asaltos en una noche-, se montaron diversos controles y en uno de ellos, en la rotonda de Puente Duero, se dio con ellos.
Tres de los ladrones viajaban en el Seat Córdoba a gran velocidad y al toparse con el control en medio de la rotonda, no dudaron en hacer un trompo, lo que terminó con el vehículo en la cuneta y con ellos huyendo por el pinar.
El cuarto ladrón, el que aún no está detenido, circulaba detrás en un Audi A6 robado y logró darse a la fuga; poco después, el coche apareció abandonado en la VA-30 y rociado con un extintor para que la Guardia Civil no encontrase ni huellas ni restos de ADN.
Junto a la politécnica. Se montó entonces un dispositivo de vigilancia junto a la vivienda que solían ocupar tres de los ladrones en Huerta del Rey y a las 14.45 del viernes, con la colaboración de agentes de la ARS (la Agrupación de Reserva y Seguridad, expertos en entrada en domicilios), se les apresó. Según fuentes del caso, los vecinos de la zona -vivían junto a la Politécnica- trataron de ralentizar la acción de la Guardia Civil y les avisaron de que iban a por ellos, pero estos agentes les apresaron en el rellano, en plena fuga.